Johnson tiene oportunidad de aprovechar el golpe submarino al conversar con Biden

El primer ministro Boris Johnson aterrizará en Estados Unidos en su primer viaje fuera de Europa desde el inicio de la pandemia con su relación más crítica, la del presidente Joe Biden, en una coyuntura delicada.

Un acuerdo de tres vías para suministrar submarinos nucleares a Australia anunciado esta semana ha reforzado la idea de un vínculo especial, respaldado por los intereses de seguridad de Estados Unidos y el Reino Unido, a pesar de que los dos hombres no siempre se han puesto de acuerdo.

Johnson tiene ahora una serie de otros temas delicados con los que necesita ayuda de Estados Unidos, incluida la crisis en Afganistán y, especialmente, cómo acelerar el impulso detrás de una cumbre ambiental mundial tambaleante que el Reino Unido organizará el próximo mes.

El lunes, el primer ministro utilizará una reunión en la Asamblea General de la ONU en Nueva York para instar a las naciones ricas a acumular más efectivo para luchar contra el cambio climático.

Luego se dirigirá a Washington para una reunión con Biden que será objeto de un escrutinio minucioso, no solo por la obsesión de los medios de comunicación del Reino Unido con la "relación especial" inmortalizada por Margaret Thatcher y Ronald Reagan en la década de 1980.

También está el fantasma de Donald Trump, quien admiraba abiertamente a Johnson pero humilló a su predecesora Theresa May.

Nueva realidad
La relación de Johnson con Biden hasta ahora ha sido más incómoda. El presidente lo reprendió por poner en peligro el proceso de paz de Irlanda del Norte con su enfoque del Brexit, y aún no han comenzado las negociaciones significativas sobre un acuerdo comercial.

Mientras tanto, el Reino Unido quedó sorprendido por el manejo de Estados Unidos de la caótica salida de Afganistán en medio de pocas consultas con los aliados de la OTAN.

Con pocas oportunidades de reuniones cara a cara durante la pandemia, el líder conservador británico no ha podido desplegar su famoso encanto para vencer al demócrata en la Casa Blanca.

Lo que está claro es que los vínculos estrechos con el presidente relativamente nuevo y su equipo no pueden darse por sentado, a pesar de la historia que une a las dos naciones y la promesa de Biden a los aliados internacionales después de asumir el cargo de que " Estados Unidos ha vuelto ".

En Afganistán, por ejemplo, Biden rechazó los llamados del Reino Unido, entre otros, para retrasar la retirada de las tropas. Y los funcionarios británicos han luchado por cambiar el escepticismo de la administración Biden sobre el Brexit.

Sin embargo, Estados Unidos parece más alineado con el Reino Unido que con otras naciones europeas, una posición subrayada por el secreto bien guardado de que Australia iba a deshacerse de Francia y se uniría a Biden y al Reino Unido para conseguir nuevos submarinos equipados con tecnología nuclear.

El nuevo ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido defiende el sub acuerdo en la columna Telegraph.

Una Francia enojada respondió llevando a su enviado de Estados Unidos a Washington por primera vez después de ser sorprendida por el pacto que Biden, Johnson y Scott Morrison de Australia discutieron en la cumbre del Grupo de los Siete en Inglaterra en junio.

Y Francia también está molesta con el Reino Unido, acusando a su vecino y socio comercial de oportunismo y denigrando a Gran Bretaña como "neumático de repuesto" en el acuerdo del submarino.

En una entrevista con France 2 el sábado, el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, también advirtió sobre las posibles consecuencias para la alianza militar de la Otan.

En todo esto, Johnson aún debe andar con cuidado con Biden; hay pocas señales de progreso en su preciado acuerdo comercial posterior al Brexit con Washington, mientras que a corto plazo necesita el apoyo del presidente para asegurar compromisos climáticos globales más ambiciosos en la ronda COP26 de conversaciones de la ONU en Glasgow que comienza a fines de octubre.

Ambos líderes hablaron en una reunión virtual convocada el viernes por el presidente de Estados Unidos sobre el cambio climático, y Biden pidió a las naciones que lleven sus " mayores ambiciones posibles " a la cumbre de Glasgow.

El Reino Unido está enfocado en cumplir la promesa hecha en la cumbre de 2009 en Copenhague, y renovada en París en 2015, de que las naciones más pobres recibirían $ 100 mil millones por año a partir de 2020 para ayudarlos a reducir las emisiones de carbono. Pero las naciones ricas están estancando en sus esfuerzos.

'Ventana pequeña'
“A los líderes mundiales les queda una pequeña ventana de tiempo para cumplir con sus compromisos climáticos antes de la COP26”, dijo Johnson en un comunicado antes de su viaje. “Mi mensaje para quienes me encuentre esta semana será claro: las generaciones futuras nos juzgarán en función de lo que logremos en los próximos meses”.

La postura de Biden será fundamental para persuadir a otros de que sigan su ejemplo, razón por la cual la misión de Johnson es delicada y dependerá de los poderes de persuasión.

Pero se ha quedado corto antes en las negociaciones sobre el cambio climático: en la reunión del G-7 en junio, un acuerdo para poner fin al uso de carbón nacional en las economías del G-7 se echó a perder por el nerviosismo de Estados Unidos sobre el impacto en la política nacional.

Durante esas conversaciones, estuvo trabajando en la alianza submarina durante reuniones privadas. Esta semana tendrá una idea de hasta qué punto ese acuerdo ha ayudado a cimentar esta relación crucial.