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La inversión inicial fueron US$17 millones pero para el Foro Económico Mundial, solo se han plantado o conservado 0,3% del total
Tras un incendio en la bahía de San Francisco que cubrió el horizonte que se avista desde las oficinas de Salesforce, el presidente, cofundador y presidente ejecutivo de la compañía, Marc Benioff decidió emprender un ambicioso plan para luchar contra el cambio climático, que consiste en la conservación y siembra de un billón de árboles para 2030. Benioff lo presentó en la reunión de Davos a principios de 2020, vestido de negro porque estaba “en un funeral del capitalismo ”.
Otras organizaciones habían estado intentando hacer lo mismo durante años, pero Benioff y los líderes del Foro Económico Mundial, del que Benioff es miembro del consejo, pensaron que podrían ayudar a avanzar más rápido. Aprovechando el bolsillo de Benioff (casi US$10.000 millones según el Índice de multimillonarios de Bloomberg) y el sólido Rolodex del FEM, su iniciativa, llamada 1t.org, ha logrado que algunas de las empresas y gobiernos más grandes del mundo prometan dedicar tiempo y dinero a plantar árboles y salvar bosques.
Pero cuatro años (y una pandemia mundial) después, el número total de árboles prometidos a 1t.org hasta la fecha asciende a menos de 15% del total. Con reglas flexibles sobre quién puede prometer qué, y poca responsabilidad para garantizar el cumplimiento, es imposible saber cuántos árboles ha plantado o salvado realmente el proyecto hasta ahora: según el recuento parcial del FEM y American Forests, que codirige Según el capítulo estadounidense de 1t.org, la cifra asciende a 2.600 millones de árboles, más de 997.000 millones menos que la meta.
Las “soluciones basadas en la naturaleza”, como la reforestación, tienen un papel importante que desempeñar en la lucha contra el cambio climático. Pero los defensores del clima temen que centrarse en los árboles desvíe tiempo y recursos de la tarea urgente y políticamente desafiante de eliminar gradualmente los combustibles fósiles, y que las empresas puedan utilizarlo como táctica para retrasar la acción real.
Benioff, por su parte, no se inmuta ante tales críticas, que atribuye a personas que “consideran hablar de la naturaleza como un riesgo moral” en la lucha climática.
El FEM, que dirige el programa, realiza un seguimiento de los compromisos de las empresas. Cuatro años después, el número de árboles que considera plantados o conservados es menos del 0,3% del objetivo final.
Un portavoz dijo que el FEM tiene “un proceso riguroso para rastrear la implementación”, pero señaló que depende “de la transparencia y la presentación de informes por parte de las propias empresas”.
Otro de los debates sobre esta iniciativa se centra en la forma de medir los compromisos de las empresas que apoyan la iniciativa. Estos varían ampliamente en las formas que adoptan (desde árboles hasta dólares y terrenos), lo que dificulta comparar y monitorear el progreso. Por ejemplo, Nestlé dijo que plantaría 200 millones de árboles, mientras que Amazon prometió US$100 millones para la reforestación y la conservación.
Aunque al programa aún le quedan más de cinco años para su finalización, los esfuerzos serán en vano si no sé acoplan a los esfuerzos por reducir las emisiones de gases contaminantes.
Según Bloomberg Green, en total 85 empresas se han comprometido con la iniciativa 1t.org con 10.300 millones de árboles. El mayor compromiso corporativo proviene de la empresa peruana de bebidas AJE Group, con seis millones de hectáreas, equivalentes a 3.720 millones de árboles, o más de un tercio del total de los compromisos. Del total de empresas, las empresas del sector de combustibles fósiles, como la italiana Eni, prometieron 894 millones de árboles. Bank of America, cuestionada por su mercado de compensaciones de carbono, también se comprometió.
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