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Se espera que la presidencia azerí publique un borrador del acuerdo en las primeras horas del jueves por la mañana
Casi 200 naciones en las conversaciones de las Naciones Unidas en Azerbaiyán están negociando un acuerdo de financiamiento climático para las economías en desarrollo, y los negociadores intentan llegar a un consenso sobre objetivos anuales que van desde US$200.000 millones a US$1,3 billones.
La gran brecha entre esos objetivos potenciales es sólo uno de los muchos problemas sin resolver a medida que la cumbre COP29 en Bakú entra en sus últimos días.
Se espera que la presidencia azerí publique un borrador del acuerdo en las primeras horas del jueves por la mañana. Esto marcará el inicio de nuevas rondas de negociaciones que pueden durar toda la noche, mientras los funcionarios intentan superar una profunda división sobre el tamaño y el tipo de financiación que se ofrecerá, incluido cuánto debería adoptar la forma de subvenciones en lugar de préstamos.
La lucha por el dinero ha desempeñado un papel central en las negociaciones de la COP durante más de una década. En 2009, los países ricos se comprometieron a movilizar conjuntamente US$100.000 millones anuales para 2020 con el fin de ayudar al mundo en desarrollo a construir economías con menores emisiones de carbono y prepararse para los impactos del calentamiento global.
Los países desarrollados no cumplieron su objetivo y recién cumplieron con la suma prometida por primera vez en 2022.
Los negociadores en Bakú ahora tienen la tarea de reemplazar el actual acuerdo de financiación, que expira el año próximo, por lo que se llama un “nuevo objetivo colectivo cuantificado” sobre financiación climática.
Los países desarrollados con problemas de liquidez han estado advirtiendo en las últimas semanas que gran parte de cualquier financiamiento prometido mediante estas negociaciones deberá provenir de fuentes que están fuera de su control directo, entre ellas los bancos multilaterales de desarrollo y el sector privado a través de préstamos y otras estructuras financieras “innovadoras”.
Ha habido una creciente frustración entre algunos países en desarrollo que dicen que necesitan billones de dólares para hacer la transición de sus economías, pero si el apoyo viene principalmente a través de préstamos a tasas de mercado u otras formas de financiación apenas descontadas, solo profundizará las cargas de deuda insostenibles.
“ El Ncqg puede convertirse —y parece que así será— en una alta receta de deuda insostenible”, dijo Michai Robertson , negociador de financiación climática de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares.
Además de los bancos de desarrollo y la financiación privada, la Unión Europea y los Estados Unidoshan querido ampliar la base de donantes para que las contribuciones financieras de más países cuenten para el compromiso.
China, por su parte, ha respondido afirmando que técnicamente es un país en desarrollo y, por lo tanto, no cumple los requisitos para contribuir. Sin embargo, está dispuesta a participar de manera más voluntaria y ha dicho que ya ha proporcionado US$24.000 millones en fondos para proyectos para ayudar a otros países en desarrollo a lidiar con el cambio climático desde 2016.
Mientras tanto, los nuevos mecanismos financieros, como los mercados de carbono, podrían ser una fuente de dinero para combatir el cambio climático. Los negociadores lograron un avance el primer día de la cumbre climática COP29 al acordar las reglas para un mercado global de carbono administrado por las Naciones Unidas.
Las reglas, llamadas “Artículo 6,4” en honor a la disposición inicial del histórico Acuerdo de París de 2015, estipulan cómo los países deben comercializar créditos de carbono a través de un mercado operado por la ONU.
La Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto, una coalición de bancos y otras instituciones financieras, dijo que el sector privado también podría intensificar sus esfuerzos y proporcionar US$1 billón por año a los países en desarrollo con mercados emergentes para 2030.
“Creemos firmemente que es posible”, afirmó el grupo en una carta dirigida el miércoles al presidente de la COP29, Mukhtar Babayev.
Todas estas nuevas fuentes de financiación podrían ser suficientes para sellar un gran acuerdo en la COP29, según Eamon Ryan, ministro de Medio Ambiente de Irlanda.
“La contabilidad probablemente será el truco aquí: si sumamos todos esos números entonces no es imposible” llegar a US$1,3 billones, dijo en una entrevista al margen de las conversaciones.
Sin embargo, los países en desarrollo han advertido que una cifra de US$1billón podría verse socavada por fuentes de financiación “vagas”, incluidas las inversiones del sector privado y otras ofertas con tasas de interés estándar. Robertson advirtió sobre una cifra final que depende de una “contabilidad de prestidigitación”.
En las conversaciones sobre el clima en Bakú también se ha debatido por separado sobre si se debe reafirmar el compromiso histórico de la COP28 de abandonar los combustibles fósiles.
Los negociadores europeos y estadounidenses consideran que reafirmar e implementar los compromisos acordados el año pasado, incluido un aumento de la eficiencia y el despliegue de energías renovables, es esencial para seguir avanzando en los objetivos de mitigación.
El representante de Bolivia en las conversaciones, Diego Balanza, hablando en nombre de la coalición de países en desarrollo con ideas afines, dijo que existe el riesgo de que las promesas de mitigación distraigan a los negociadores y agregó que le preocupan los rumores de que las naciones ricas sólo podrían estar preparadas para ofrecer US$200.000 millones al año de sus propias arcas.
“Hay cada vez menos esperanzas de conseguir un compromiso financiero ambicioso”, afirmó. “En cambio, lo único que oímos es mitigación, mitigación y más mitigación”.
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