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Credit Suisse, el gigante bancario suizo, ha estado en el ojo de la opinión publica durante las ultimas semanas debido a su caída.
La decisión de las autoridades suizas de volatilizar los bonos contingentes convertibles (CoCos) en el rescate de Credit Suisse amenaza con tener resultados impredecibles. El cierre del mercado durante una temporada y los mayores costes de emisión cuando resucite en Europa la deuda con más riesgo de la banca se dan por hecho, pero pueden ser solo el principio.
Goldman Sachs, S&P y Columbia Threadneedle han dado la voz de alarma. Los dividendos y el crédito están en peligro. Un mercado de CoCos cerrado y encarecido puede hacer que los bancos terminen cubriendo con capital de máxima calidad (CET1) el colchón que llenaba esta deuda, un movimiento que tendrá consecuencias directas en las retribuciones a los accionistas y en el apetito por prestar de las entidades, señalan.
Todo depende de hasta dónde escale el precio de los CoCos, que también son conocidos como bonos AT1 porque su principal cualidad no es solo que puedan ser fulminados por las autoridades en caso de problemas y dejar sin nada a sus dueños (como ha pasado en Credit Suisse y antes sucedió en Popular), sino que computan como capital Tier 1 Adicional y de ahí las siglas en inglés de su nombre.
En ese último aspecto radica el problema. Si emitir CoCos sale más caro que levantar capital, los bancos usarán esta última vía porque será más eficiente. Según los cálculos de Goldman Sachs, los bonos AT1 cubren 210 puntos básicos de media de capital en los bancos europeos, una cantidad que equivale a casi un año de solvencia generada a través de los beneficios.
Dos aceleradores
Pero usar las ganancias para eso supone no destinarlas a otros menesteres. Además, Goldman Sachs cree que los bancos podrían apelar a dos palancas para acelerar la reconstrucción de capital: "Limitar el crecimiento de los activos ponderados por riesgo (APR) mediante el endurecimiento de la concesión de préstamos o aumentar los beneficios no distribuidos mediante la reducción de la distribución a los accionistas".
La primera opción hará necesario menos capital para llenar los colchones que exigen las autoridades, ya que se reduce la proporción de solvencia que se requiere para compensar la exposición al riesgo que determinan los APR. La segunda alternativa permite que las ganancias retenidas vayan directamente a reforzar el capital.
No es la primera vez que se cierra el mercado de CoCos por las turbulencias, pero "la magnitud del golpe de la crisis de Credit Suisse puede alargar el periodo de acceso reducido", asegura S&P. "Aunque la estructura de los CoCos presenta marcadas diferencias en toda Europa, prevemos que los inversores exigirán en el futuro cupones notablemente más elevados para los nuevos instrumentos".
Ese panorama hace a S&P compartir la opinión de Goldman Sachs. "Es posible que los bancos con necesidades de solvencia tengan que reorientarse hacia la captación de capital o la reducción de los niveles de distribución", explica. "O bien frenar la expansión del balance", añade.
"Esta tendencia puede mejorar la calidad del capital de esos bancos, pero también puede tener implicaciones para las estrategias de balance y la capacidad de préstamo", destaca la agencia de ráting.
Endurecimiento
Steven Bell, economista jefe para EMEA (Europa, África y Oriente Próximo) de Columbia Threadneedle Investments, no tiene dudas: "La liquidación de los bonos de Credit Suisse ha sido un shock y hará que a los bancos les resulte más caro reunir más capital. Las normas de concesión de préstamos se endurecerán aún más".
El calibre de la tormenta dependerá de cuándo y en qué condiciones se reabra el mercado de CoCos. El Banco Central Europeo se ha apresurado a asegurar que la regulación de estos instrumentos en la zona euro es distinta a la suiza y que los accionistas de los bancos en apuros perderán su camisa antes que los dueños de los CoCos, pero eso no quiere decir que vayan a conservar su vestimenta, solo que otros la verán volar antes.
Fuentes del mercado señalan que lo sucedido en Credit Suisse supone un toque de atención sobre los riesgos de los bonos AT1 como nunca había sucedido antes y que llega por tres vías: la contundencia de las pérdidas, la realidad de que pueden llegar en cualquier banco a velocidad de vértigo y la "arbitrariedad" de los reguladores con estos instrumentos, lo que hace muy difícil su valoración.
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