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El riesgo crediticio del último año es ahora más alto que el de Ecuador
La deuda en dólares de Argentina está recibiendo un fuerte golpe por parte de los inversionistas globales.
Los precios de los bonos internacionales rondan los 75 centavos por dólar y el rendimiento promedio es de 11,08%, lo que demuestra que los inversionistas están inquietos a pesar del acuerdo de crédito sin precedentes de US$56.000 millones con el Fondo Monetario Internacional y los US$76.700 millones en reservas en el banco central. Durante un año en el que las notas de los mercados emergentes tuvieron su mejor trimestre desde 2012, el retorno de Argentina de 2,1% en lo corrido del año es un tercio del promedio de sus pares.
Además, los swaps de incumplimiento crediticio tienen una probabilidad de impago de 49% en los próximos cinco años, en comparación con el 22% de hace un año. El rendimiento adicional que exigen los inversionistas para mantener la deuda en dólares sobre los bonos del Tesoro de EE.UU. (8,58 puntos porcentuales) es el más alto desde 2014, cuando el país estaba en mora y antes de que Mauricio Macri aumentara el optimismo con una campaña presidencial que prometió un regreso a la normalidad económica.
La deuda con vencimiento en 2021 se negocia a menos de 90 centavos y devenga 13,5%. Si a los inversionistas en esa garantía les preocupa no recibir el pago, debemos compadecer a los acreedores del bono a 100 años emitido en el pico de la exuberancia de los inversionistas extranjeros bajo Macri en junio de 2017. Actualmente, tienen un precio de 71 centavos.
Ecuador, que históricamente ha cotizado cerca de Argentina en créditos de alto rendimiento, se considera más seguro en el mercado de bonos en 300 puntos básicos a lado de su par suramericano, a pesar de un historial de incumplimientos y un programa del FMI que es de una fracción del tamaño. A continuación se evidencia cómo esta relación ha evolucionado durante el año pasado:
Macri buscará su reelección en octubre, tras un primer mandato que la mayoría de los inversionistas consideran que ha generado resultados mixtos. Por otro lado, Cristina Fernández de Kirchner, quien lideró el país desde 2007 hasta 2015, está pensando en postularse nuevamente a la presidencia. Las perspectivas de una segunda vuelta en noviembre entre Cristina (como la llaman a menudo) y Macri parece ser el escenario más probable, según los encuestadores que actualmente consideran que la victoria presidencial está al azar.
Dado que Cristina nacionalizó el sistema de pensiones privadas, instaló controles de cambio y criticó al FMI y a los inversionistas de deuda externa, es comprensible que los tenedores de bonos estén inquietos. El índice de aprobación de Macri ha caído por debajo de 30% por primera vez desde que asumió el cargo, y la amarga recesión y la alta tasa de inflación (54,7% interanual) dificultan que incluso algunos partidarios justifiquen otros cuatro años en el cargo.
Consciente de los resultados de la encuesta, Macri implementó medidas la semana pasada para congelar los precios de algunos bienes de consumo, aumentar los préstamos y disminuir el golpe de algunas alzas planificadas en los servicios públicos. Falta ver si estas decisiones, junto con la política monetaria extremadamente restrictiva del banco central, reforzarán la perspectiva lo suficiente como para que pase a ras por la reelección.
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