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La elección se resolvería en una segunda vuelta que se daría el próximo 15 de diciembre.
Más de siete millones de bolivianos estuvieron habilitados ayer para una nueva jornada de elección presidencial donde los favoritos para gerenciar al país desde el Palacio Quemado eran Evo Morales, actual presidente de Bolivia; y el expresidente Carlos Mesa.
Aunque el presidente Morales afirmaba confiar en el voto rural como la escapatoria a una segunda vuelta, que se llevaría a cabo el próximo 15 de diciembre, con 83% de los sufragios contabilizados, el actual presidente alcanzaba 45,71% de los votos frente a 37,84% de Mesa, según reportaba el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Además de las consideraciones políticas, que se enmarcan en dar continuidad o no a una administración que ya cumple 13 años, dos de los retos que más generan preocupación entre los analistas son las altas cifras o porcentajes que se encuentran cuando se habla de deuda externa y el déficit fiscal.
Esta realidad es casi imperceptible porque cuando los organismos internacionales hablan de la economía boliviana, los resultados que se presentan solo son buenas noticias. Por ejemplo, el último ente en publicar cifras fue el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ubicó a Bolivia como la economía de mayor crecimiento de la región para este año, en 3,9%, a pesar de haber bajado la proyección en 0,1 puntos porcentuales. Claro está, la economía de Bolivia es pequeña, de US$40.000 millones.
Precisamente, aunque es baja la cifra, este PIB es uno de los factores que ayudan a considerar que Bolivia tiene una buena salud económica, pues cuando llegó Morales, el PIB de Bolivia era de US$9.000 millones. Otro factor que va en la misma línea es que la pobreza extrema pasó de 38% a 15%, mostrando una caída de 23 puntos porcentuales.
Lo que no es tan positivo es la deuda externa que ha asumido el Gobierno de Morales, pues en 10 años tuvo un incremento de 132%. En 2008 la deuda externa de Bolivia era de US$5.701 millones, mientras que a 2018 esta cifra ascendió a US$13.280 millones. Si bien no se trata de una deuda tan alta, como sí la tienen otras economías grandes de la región, esta deuda ubicó a Bolivia en la séptima casilla entre los países de América Latina con mayor deuda externa.
“Bolivia fue uno de los casos exitosos del populismos de izquierda que se dieron en América Latina junto con Ecuador. Morales logró, sin ser un tecnócrata, hacer que el país avanzara”, señaló Francisco Giraldo, profesor economía Universidad Externado de Colombia, quien agregó que otro de los factores que impulsó la economía fue que Morales “entregó contratación de extracción minera”.
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