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Prevé un impacto positivo en el flujo de caja de 230 millones de euros a partir del tercer año
Telefónica Movistar, filial mexicana de la multinacional española de telecomunicaciones, ha dado un paso radical para mejorar su situación financiera en México, un país en el que nunca ha podido competir bien con el gigante mexicano América Móvil, propiedad del magnate Carlos Slim, que tiene un 70% de cuota de mercado en el negocio móvil y en el que la puntilla la dio la entrada hace cinco años del gigante estadounidense AT&T.
La decisión de Telefónica es abandonar su propia red de acceso radio y utilizar las estaciones base -los emplazamientos en donde se instalan las antenas y los equipos de radio- de su rival AT&T. El acuerdo tiene una duración mínima de 8 años, según ha confirmado la operadora española en un Hecho Relevante a la CNMV.
La compañía señala que "Telefónica México migrará gradualmente su tráfico a la red de acceso de AT&T México y continuará operando como un operador independiente al mantener elementos sustanciales de su propia infraestructura de red y plataformas".
Según la compañía española "el acuerdo tendrá un impacto positivo sobre los clientes de Telefónica México, ya que la filial seguirá prestando los mismos servicios a sus clientes, enfocándose en innovar y mejorar la calidad del servicio. Los clientes de Telefónica México tendrán acceso completo a todos los servicios actuales y a las tecnologías futuras".
Además, la operadora espera que "el nuevo modelo de operación de Telefónica México genere unas eficiencias operativas y financieras con un impacto positivo anual en flujo de caja de aproximadamente 230 millones de euros a partir del año 3. El nuevo modelo de operación permite asimismo una utilización más eficiente y sostenible de los recursos aumentando por tanto el retorno sobre capital empleado y generará una reducción de la deuda neta adicional en el entorno de 500 millones de euros".
Telefónica México, a pesar del gran tamaño del mercado mexicano, apenas es relevante para Telefónica, donde ocupa el tercer lugar en el mercado móvil, tras América Móvil y AT&T. En los nueve primeros meses del año, facturó 912 millones de euros, un 0,1% más que un año antes, pero una cifra que sólo supone el 2,5% de los ingresos totales del grupo. Mucho peor situación es la de su rentabilidad, ya que en el mismo periodo logró un ebitda de 100 millones de euros, lo que supone una caída orgánica interanual del 90%. Estos 100 millones suponen sólo el 0,87% del ebitda de todo el grupo.
Con este convenio, AT&T en México proveerá a Telefónica Movistar de capacidad en su red de acceso en 3G, 4G y cualquier tecnología de red futura a nivel nacional. Telefónica Movistar mantiene su red de transporte y todas sus plataformas, sin restricciones operativas o geográficas para cubrir todas las necesidades de sus usuarios y servicios.
Telefónica Movistar mantendrá el control exclusivo sobre sus operaciones, incluyendo su cartera de clientes, activos, administración, precios, finanzas, comercialización, sistemas de facturación, entre otros. AT&T no tendrá visibilidad ni influencia alguna sobre la operación de Telefónica Movistar.
La migración del tráfico de Telefónica Movistar a la red de acceso de AT&T se iniciará de inmediato y se continuará implementando gradualmente, manteniendo de forma continua todos los servicios móviles a sus clientes residenciales, empresariales y mayoristas.
La decisión de Telefónica sobre su filial mexicana es de gran calado, ya que por un lado supone asumir definitivamente la constatación de que no puede competir con sus rivales como un operador convencional y tiene que asumir una configuración mucho más ligera, casi de operador móvil virtual, aunque siga manteniendo partes importantes de su red central, así como sus plataformas de facturación y cobro y de servicios adicionales. Pero, por otro, supone también un mensaje en la dirección de que la compañía va a continuar operando en el país y con la intención de obtener mejores márgenes, con una estructura de activos y, previsiblemente, de plantilla, más ligera. Los principales ahorros procederán del opex (gastos operativos) y el capex (inversión) relacionados con la red y los pagos por el espectro de frecuencias.
Telefónica intentó vender su filial en México en varias ocasiones, aunque la más avanzada fue en noviembre de 2018, cuando estuvo a punto de cerrar un acuerdo con el fondo Cerberus, aunque finalmente no se pudo cerrar el pacto porque el precio finalmente ofrecido por Cerberus era inferior a la horquilla aprobada por el consejo de la operadora.
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