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El nuevo mandatario deberá liderar la recuperación económica del país, después de una caída de 11,1% en 2020 y unir al congreso
Al cierre de ayer lunes, el escrutinio en las elecciones de Perú iba en 95%, en ese momento Pedro Castillo de Perú Libre, se hacía con 50,3% del total de votos (8,1 millones); y Keiko Fujimori de Fuerza Popular, con 49,6% (8 millones). Unas contiendas totalmente reñidas.
Pero más allá de los resultados finales, que podrían llegar hasta mañana con el total de las actas que están pendientes en el extranjero, el presidente número 60 de la República de Perú tendrá la importante tarea de levantar la economía nacional, que durante 2020 registró una contracción de 11%.
Pese a ello, organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevén que para este año el PIB del país tenga un crecimiento de 8,5%, mientras apunta a una recuperación de 5,2% en 2022 y una nivelación de 3,3% entre el 2025 y 2026.
Sin embargo, empujar dicho crecimiento requiere de dos esfuerzos importantes: el primero de ellos es lograr consensos y agendas de trabajo dentro del legislativo, como lo señaló Fernando Tuesta, analista político de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Según el experto, la capacidad de tramitar reformas fiscales y nuevos programas presupuestales son el elemento clave del éxito del nuevo mandato.
En segundo lugar, reactivar la economía del país mediante la generación de nuevos empleos de calidad para reducir la tasa de informalidad, que hoy asciende a 70% acompañada de un índice de desempleo de 15,1%. Hay que recordar que durante 2020 el país perdió 2,2 millones de empleos como consecuencia de la pandemia.
Por ello, aseguró Pablo Secada, economista y CEO de Opportunity Investment Perú, la única forma de generar este tipo de empleo es mediante una cooperación entre el gobierno y los inversionistas privados.
Sin embargo, aunque el experto cree que se deberán revisar las condiciones de inversión entre los privados y el Gobierno, las modificaciones que se hagan en materia de regulación deberán ser cuidadosas para no generar una incertidumbre financiera que pueda afectar la inversión extranjera, que representa casi 80% del total de inversiones dentro del país.
Otra de las tareas que deberá asumir el nuevo presidente será la lucha contra la pobreza que actualmente padecen tres de cada 10 habitantes de Perú, de los cuales uno de cada 10 vive en situación de hacinamiento. En esa misma vía, 5,1% de los hogares atraviesa condiciones de extrema pobreza, y casi 30% de la población total no cuenta con servicios de electricidad o saneamiento, según los datos del Instituto Nacional de Estadística de Perú.
Al listado de retos para el nuevo mandatario también se suma la superación de la crisis desatada por el covid-19, que a la fecha deja un registro que supera los 180.000 muertos, la tasa de decesos por cápita más alta del mundo, y un conteo diario de 4.000 nuevos casos.
Bajo ese panorama, el nuevo gobierno deberá acelerar el programa de vacunación, que se ha visto rezagado y añade a la incertidumbre del país, que apenas llega a 4% del total de la población vacunada, como lo señaló Secada.
En ese orden de ideas, los analistas coinciden en que si bien el país aún no se encuentra en un estado de insolvencia y la deuda pública es una de las más bajas de la región, con 36,5% respecto al PIB, el nuevo gobierno deberá mover presupuesto para la creación de planes estructurales que permitan elevar los niveles de bienestar social y fortalecer la compra de vacunas.
Finalmente, concluyen los expertos, el nuevo presidente deberá actuar rápido para tramitar sus reformas antes de que tengan lugar las elecciones legislativas de 2022, cuando tendrán que medirse nuevamente en las urnas, pero esta vez por el control político.
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