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El cambio turco perdió 13,74% de su valor frente al dólar en la jornada de ayer
La bomba de problemas económicos que acumula Turquía terminó por estallar ayer hasta el punto que la lira se convirtió en la segunda moneda más devaluada en la última década, en un periodo de 52 semanas, entre los países del G-20, según datos del Wall Street Journal. La moneda turca acumula una contracción de 45%, solo superada por el rublo ruso, que perdió 51,8% de su peso frente al dólar en diciembre de 2014.
La lira acumuló una caída de 13,74% solo en la jornada de ayer, convirtiéndose en la moneda más devaluada del mundo frente al dólar y superando al peso argentino. Además, su divisa respecto a la moneda estadounidense ha caído durante 12 días seguidos sin un solo repunte, lo que se considera como su peor racha desde 1999, según estimaciones del Wall Street Journal.
El comportamiento de la moneda refleja las dudas que tienen los inversionistas sobre el manejo que le está dando a la economía el gobierno de Recep Tayyip Erdoğan. Su política monetaria, liderada por su yerno y ministro de Finanzas, Berat Albayrak, se resiste a impulsar un alza en las tasas de interés a pesar del crecimiento de la inflación que se ubica en 15,4%.
La pérdida del valor de la lira, que llega a una devaluación de 40% frente al dólar en lo que va del año, también ha hecho que las importaciones se encarezcan y afecten los precios de los productos en el mercado interno, lo que le impone más presión a la inflación.
Además, la economía turca, altamente dependiente a las compras externas de petróleo, ha sido víctima del crecimiento de los precios internacionales. Según FactSet, el costo del barril Brent en lo corrido del año ha subido 57,9% si se mira en términos de la lira, mientras que el incremento en dólares solo llega a 9%.
Este crecimiento ha hecho que se vean afectadas las reservas de divisas extranjeras de Turquía, que llegaban a US$78.330 millones a finales de julio, a diferencia de finales del año pasado cuando el monto bordeaba los US$100.000 millones.
Sin embargo, los problemas de Erdoğan no acaban acá. La economía turca también sufre por el nivel de su deuda externa que llega a 53,4% del PIB y que supera a la de países emergentes como Argentina, México o Brasil. La deuda externa, además, también sufre por su alta exposición al dinero extranjero, pues la proporción del total de préstamos bancarios hechos en moneda extranjera llega a 35,1%, un nivel que por lo menos no se veía en los últimos ocho años.
La postura de Erdoğan no ayuda
Los recientes anuncios del presidente Erdoğan tampoco han ayudado a calmar la situación, pues sus declaraciones del viernes ocasionaron el desplome de la lira al pedir a la ciudadanía que intercambiara todos sus dólares, euros e incluso oro, por la moneda local, afirmando que “era la mejor respuesta que podía dar la nación”. Asimismo, sus declaraciones ante la situación, que calificó como una “crisis financiera artificial”, generaron más dudas sobre los inversionistas que no creen que el gobierno tome medidas como un control cambiario o incluso un auxilio del Fondo Monetario Internacional. A esto se le suma las preocupaciones sobre la falta de independencia del banco central turco, que no ha contemplado la opción de subir las tasas de interés.
La situación económica se agrava con la presión que ejerce el gobierno de Donald Trump, tras la crisis diplomática que surgió por la situación penal del pastor Andrew Burson, y que ya derivó en sanciones para altos funcionarios del gobierno turco y en un aumento a los aranceles de acero y aluminio (ver secundaria).
El trader de moneda extranjera de Corficolombiana, José Luis Hernández, aseguró que “si no toman medidas y si no suben las tasas de interés, que es la petición más urgente de los inversionistas extranjeros, los flujos de inversión seguirán saliendo del país y seguirán teniendo presión en su moneda”.
Por su parte, el periodista turco de la Universidad de Anadolu, Sezer Aksoy, mencionó que “la profundidad del tema hace que sea difícil asegurar que el apoyo de la gente hacia Erdoğan será mayor o menor”, pese a que el mandatario ganó las elecciones del pasado 24 de junio con un margen de apoyo superior a 50%.
Impacto internacional
La situación en Turquía podría generar problemas en el resto de Europa debido a un posible “efecto contagio” de la crisis en los demás países. Aquellos que corren el mayor riesgo son España, Francia e Italia, cuyos bancos tuvieron mayor exposición a la economía turca al final del primer trimestre del año (ver secundaria).
Sin embargo, analistas de Renaissance Capital aseguran que el impacto de la crisis turca en Europa puede ser limitado debido a la poca presencia de la nación en el índice ‘Msci Emerging Markets’, por lo que los inversores que salgan de Turquía no se verían obligados a vender activos de otras naciones en desarrollo. Asimismo, economistas del banco alemán Berenberg aseguraron que “incluso una caída de 20% en las exportaciones de la eurozona a Turquía solo restaría 0,1 puntos porcentuales del crecimiento del bloque de países”.
La cuenta corriente del país es vulnerable
Según estimaciones de The Wall Street Journal, otra de las debilidades de Turquía dentro de su crisis económica es un alto déficit de cuenta corriente, factor que le obliga a atraer flujos de dinero de otras naciones para mantener su economía a flote y en constante movimiento. De acuerdo a ese panorama, el Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que el déficit en cuenta corriente de Turquía será “el más amplio” de las economías emergentes dentro del G-20, superando a naciones como Brasil, Sudáfrica y Argentina.
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