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Se podría decir que nueve de cada 10 euros que se intercambian en ese mercado en forma de contratos son puramente financieros
El TTF (Title Transfer Facility), el índice holandés que tradicionalmente ha sido utilizado como referencia en la mayoría de los contratos de gas en Europa, está totalmente descontrolado e inmerso en una espiral especulativa. Así se desprende de los datos recabados por Expansión con ayuda de algunas grandes energéticas españolas, muy críticas con el funcionamiento de ese mercado, ahora en el punto de mira de la Comisión Europea.
El volumen de contratos que se realiza en el TTF está ya muy alejado del consumo real de gas de Europa. Se podría decir que nueve de cada diez euros que se intercambian en ese mercado en forma de contratos son puramente financieros.
Sólo en 2021, la referencia se utilizó en la negociación de 4.500 bcm (4.500 miles de millones de metros cúbicos de gas). Es decir, casi diez veces el consumo real de la Unión Europea, que ronda los 500 bcm. La escalada de precios de ese mercado sólo beneficia a los traders, o brókeres, que son los que están realizando operaciones aprovechando esa saturación y sellando reventa de contratos varias veces en una cadena inflacionista.
Las cifras son astronómicas. Esos 4.500 miles de millones de metros cúbicos de gas que se negocian al año ahora en el TTF corresponden, a precios actuales, a más de ocho billones de euros.
El problema es múltiple. Por un lado, la estrategia del presidente ruso Vladímir Putin de utilizar el gas como arma económica abriendo y cerrando los suministros de Rusia a Europa ha creado una enorme tensión en los precios.
Miedo y problema logístico
Pero en paralelo, también se han creado tensiones en la logística del gas. Los países del Norte de Europa tratan ahora desesperadamente de encontrar vías de suministro alternativas, como las regasificadoras. Pero existe una capacidad limitada, lo que está produciendo un cuello de botella de entrada de gas en el Norte de Europa, agravando así aun más la tensión de precios provocada por el miedo a la carestía del gas ruso.
Aunque los productores aumentaran el interés por vender su gas a Europa, relajando así los precios, hoy por hoy la región no sería capaz de importar más gas, debido a las barreras físicas de limitación de regasificadoras y gasoductos que existe en el Norte de la Unión Europea o hacia ese mercado.
El TTF basa su origen en el gas que entra a Países Bajos vía regasificadoras (Gas Natural Licuado, GNL), porque se suponía que eso era un termómetro de lo que pasaba en el resto de Europa con todo el gas. Pero ante la nueva situación, ese índice ya ha dejado de responder a criterios de oferta y mucho menos refleja todo el conjunto del mercado.
Es difícil determinar hasta donde llega el límite de lo razonable económicamente y empieza la especulación.
Efecto 'soufflé'
Pero como en cualquier mercado financiero desbocado, se está produciendo un efecto soufflé. A mayor volatilidad del mercado, mayor necesidad de los agentes que operan en ese mercado para proteger posiciones a futuro con contratos de cobertura financiera. Y a más coberturas, mayor volatilidad.
Falta de competitividad
Las empresas denuncian el hecho de que el TTF siga siendo la referencia más utilizada para Europa en lugar de otros mercados que sí responden a criterios de oferta y demanda está provocando una pérdida de competitividad a la industria y una fuerte pérdida de renta para las familias. "Hoy en día, nuestro mercado de gas ha cambiado drásticamente, pero el índice de referencia utilizado en el mercado" para fijar los precios, "el TTF, no se ha adaptado", dijo Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea el pasado miércoles, en su discurso del Estado de la Unión, en el Parlamento Europeo.
Hacia otro índice
"Por este motivo, la Comisión trabajará para establecer un punto de referencia más representativo". Ese desequilibrio estructural que está teniendo el TTF entre la contratación en ese mercado y el consumo real en Europa (en definitiva, entre oferta y demanda), ha sido denunciada por grupos como Naturgy.
La búsqueda de un índice alternativo o la reforma del propio TTF sería la solución más drástica. Empresas como Enel, por su parte, reclaman que como mínimo, se establezcan límites, en forma de horquilla de precios, a la volatilidad del TTF.
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