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En 2017, abandonó el gigante tecnológico tras diecisiete años al frente para dedicarse a influir en Washington y ejercer de estadista de Silicon Valley
Desde que dejó la compañía en diciembre de 2017, el expresidente de Google Eric Schmidt ha invertido parte de su fortuna de US$18.200 millones (17.243 millones de euros) en varios negocios que no siempre han salido bien.
Lo que quizás no esperaba el ejecutivo era que sus intereses románticos fueran motivo del escrutinio público de una de sus empresas. Schmidt, de 66 años, invirtió hace un año cerca de US$100 millones en la creación de la aceleradora de startups Steel Perlot junto a su novia, la empresaria Michelle Ritter, de 29 años, pero el negocio hace aguas.
Mientras él ostenta el cargo de presidente ejecutivo, ella ejerce como directora ejecutiva. Pero doce meses después del lanzamiento de la compañía destinada a invertir en otros negocios ha comenzado a pedir a la sociedad patrimonial de Schmidt, Hillspire LLC, que pague sus facturas.
En un correo electrónico de enero de 2023 enviado por un alto ejecutivo de Steel Perlot a Hillspire, este pedía casi US$2,5 millones a la sociedad personal de su presidente para hacer frente a los impagos de las nóminas y las deudas generadas por las tarjetas de crédito acumuladas ese mes, según ha revelado la revista Forbes.
«Eric, copiado, tiene el contexto», escribió Gal Treger, jefe de Fondos de Capital Riesgo de Steel Perlot, según la copia del correo electrónico obtenido por la publicación. La petición fue correspondida por Hillspire que acabó cubriendo los gastos, según confirmaron una decena de empleados y extrabajadores de forma anónima.
La correspondencia demuestra que el ejecutivo estaba al tanto de la situación. Esto ha aumentado las especulaciones sobre la viabilidad del negocio, que llegan después años de informaciones en la prensa rosa sobre las relaciones extramatrimoniales del multimillonario.
Schmidt sigue casado con su esposa Wendy Schmidt tras 40 años de matrimonio. En 2017, abandonó el gigante tecnológico tras diecisiete años al frente para dedicarse a influir en Washington y ejercer de estadista de Silicon Valley. Esta es la primera vez que sus relaciones se enredan en sus negocios.
El error ha sido que, en este caso, ha abandonado su habitual discreción sobre sus intereses en los distintos fondos, fundaciones y sociedades de responsabilidad limitada en las que participa. Con Steel Perlot, ha hecho una excepción al hablar de su posición en la compañía abiertamente.
El ejecutivo comunicó públicamente su posición de presidente ejecutivo y su presencia en las reuniones donde se deciden las inversiones. Después, llegaron los comentarios anónimos de los empleados. Según les informó Schmidt, Ritter tiene total autonomía para tomar decisiones en la aceleradora, pero su sombra es más alargada de lo que confiesa.
Por su parte, su pareja y directora ejecutiva afirmó en una entrevista que la compañía contaba con más patrocinadores, a parte de Schmidt, y que gestiona un total de US$450 millones en nombre de inversores institucionales y particulares. Unos datos que la prensa económica no ha sido capaz de comprobar con documentación.
Los empleados tampoco han visto por las oficinas a los grandes nombres como el fundador de Amazon, Jeff Bezos, y el multimillonario inversor Michael Bloomberg, que Ritter les aseguró que estaban comprometidos con los proyectos de Steel Perlot. En el apartado de proyectos de la web de la compañía, solo aparecen tres fondos, dos dedicados a invertir en Inteligencia Artificial y uno a energía, pero a todos ellos les acompaña la leyenda "muy pronto".
La empresaria de 29 años se graduó en la Facultad de Derecho de Columbia en 2021 tras trabajar como asistente de investigación sobre ciberseguridad en el Departamento de Seguridad Nacional y como becaria en el bufete Skadden. Ese mismo año, el diario New York Post publicó el inicio del romance durante su asistencia al lanzamiento del cohete Virgin Galactic de Richard Branson en Nuevo México.
Poco después, la pareja lanzó Steel Perlot, con oficinas en Nueva York y Los Ángeles, en una fiesta en el elegante club nocturno Zero Bond de Manhattan.
Una de las fuentes asegura que "les vendieron" que estaban formando parte las ambiciones de Schmidt de "financiar el futuro", pero que en lugar de eso, se dieron cuenta de que se trataba de un proyecto "vanidoso". Schmidt se ha negado a contestar las preguntas de la prensa sobre Steel Perlot, su relación con Ritter y sus inversiones en la compañía.
El único que ha hablado es el portavoz de la empresa, Matthew Hiltzik, quien ha explicado que la relación entre Schmidt y Ritter no está relacionada con el éxito del negocio y que el multimillonario tiene intención de seguir apoyando con su dinero a Steel Perlot.
Las inversiones que han trascendido hasta el momento son US$20 millones que la aceleradora ha metido en una docena de startups, como la empresa de Inteligencia Artificial IA Pryon, la comercializadora de criptomonedas Tristero y la plataforma de pagos Keeta.
Sus tentáculos también alcanzan las finanzas con el lanzamiento de una plataforma bancaria descentralizada llamada Knox Networks, que la directora ejecutiva aseguró que tiene programas piloto con el Banco de Inglaterra y el Banco Mundial.
Por su parte, Ritter fundó la empresa StarX que acaba de firmar un acuerdo con la Federación Internacional de Fútbol Asociación (Fifa) con el objetivo de conectar "una comunidad mundial de fútbol" a través de diversas tecnologías que desarrollará la compañía. La FIFA dijo que está "analizando nuevas formas de participación de los aficionados en los torneos."
Mientras los empleados de la aceleradora filtran detalles sobre reuniones con Ritter en las propiedades de Schmidt como su ático de Manhattan, el complejo Hilton de US$60 millones en Los Ángeles o su finca de Los Hamptons (Long Island), la pareja continúa con su agenda como si nada hubiera sucedido.
A él se le ha visto dando una charla en la Universidad de Harvard sobre IA y seguridad nacional, y a ella posando entre la estrella del tenis Maria Sharapova y la ex asesora de Hillary Clinton, Huma Abedin. Cómo se dice en EE.UU., "business as usual".
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