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El Apruebo alcanzó 78,27%, el Rechazo 21,73%, mientras que la participación llegó a 50%, similar en porcentaje a la segunda vuelta presidencial de 2017
Con 99,02% de las mesas escrutadas, la opción "Apruebo" consiguió 78,27% de los votos, mientras que "Rechazo" obtuvo 21,73%. En lo que respecta al tipo de órgano y con 96,93% de las mesas escrutadas la Convención Constitucional obtuvo 79,07% y la Convención Mixta Constitucional 20,93%.
Con el triunfo del apruebo, se activaría formalmente el proceso constitucional, el que volverá a reunir en las urnas a los ciudadanos en abril y luego en torno a un plebiscito de salida donde se deberá ratificar el nuevo documento, derogando orgánicamente la actual Constitución.
La contundente diferencia entre ambas opciones que estuvieron en la papeleta del plebiscito de este domingo (78,27% para el “Apruebo” y un 21,73% para el “Rechazo”) no resulta del todo sorpresiva.
Aunque con voto voluntario siempre se debilita el poder predictor de las encuestas, los sondeos de opinión indicaban que la opción de quienes quieren cambiar la Constitución vigente ganaría por un rango de 69%- 85,4%, de acuerdo al medio de análisis de datos Tres Quintos, según todos los estudios publicados hace un año.
Efectivamente, entonces, el resultado final del “Apruebo” alcanzó lo que indicaban las encuestas que eran optimistas ante esta alternativa, no las pesimistas. No era posible que el resultado hubiera sido tan diferente, lo que no quita que la cifra del “Apruebo” sea abrumadora.
La amplia preferencia por la convención constitucional coincide con el porcentaje correspondiente a las del “Apruebo” (79%).
El Presidente de la República, Sebastián Piñera, comentó los resultados del plebiscito que dieron como ganador a la opción que aprueba iniciar el camino a la redacción de una nueva Constitución y señaló que "hoy la voz de todos los ciudadanos se ha escuchado con mucha fuerte, ha triunfado la ciudadanía y la democracia".
Acompañado de todo su gabinete, el mandatario indicó que este es un triunfo "de todos los chilenos, sin duda este triunfo de la democracia nos debe llenar de alegría y esperanza. El diálogo es más fecundo que la intolerancia y la colaboración es más que la confrontación".
Piñera sostuvo que "este plebiscito es el comienzo de un camino que todos juntos debemos recorrer para abordar una nueva Constitución para Chile. Hasta ahora la Constitución nos ha dividido, ahora todos debemos trabajar para que se constituya en la casa de todos y sea legitimada y respetada por todos los chilenos".
Planteó además que "una Constitución nunca parte de cero, debe recoger la herencia de las generaciones que nos antecedieron y las esperanzas de las que vendrán"
El mandatario también señaló que el gobierno cumplió con organizar un plebiscito seguro y participativo.
La cifra de participación
El 50% de participación resulta exitoso en el contexto de pandemia y, sobre todo, considerando los números absolutos. Nunca antes en democracia habían llegado a las urnas 7.492.500 de ciudadanos, como ayer.
Este plebiscito se produce en un contexto de pandemia, estado de excepción constitucional ¬–con toque de queda– y con Chile sufriendo un “abstencionismo estructural”, como lo llama el PNUD. La baja participación fue un fenómeno que se acrecentó desde que se implementó el voto voluntario en 2012 (la participación cayó desde el 87% en 1989 hasta el 49% en la segunda vuelta presidencial de 2017, con un mínimo histórico del 36% en las municipales de 2016). Por lo tanto, que se haya acercado al 50% resulta positivo.
En algunas semanas conoceremos detalles como…¿fueron los mismos de siempre los que no votaron? Es decir, los jóvenes, los vulnerables, los habitantes de las comunas sencillas de Santiago y los ciudadanos de zonas rurales. ¿Quiénes son los que se están quedando fuera y se restaron de participar en la salida institucional a la crisis?¿Se excluyeron los que respaldan el “Rechazo”?
Con este resultado, en cualquier caso, Chile sigue quedando por debajo del promedio de participación en países con voto voluntario (59%).
El riesgo de un “plebiscito revocatorio”
La diferencia entre ambas opciones era vista con especial interés desde el oficialismo, donde convivieron hasta ayer las almas del “Apruebo” y el “Rechazo”. Aunque sería ficticio pensar que todos los que aprobaron el cambio a la Constitución pertenezcan a la oposición –Chile Vamos tiene muchos electores y votos en este país–, en el Gobierno no ha dejado de preocupar ni los discursos políticos de determinados dirigentes opositores ni la reacción de la calle. En La Moneda no se ha difuminado el temor por revueltas protagonizadas por quienes malentiendan el referéndum y lo interpreten como un plebiscito revocatorio contra el presidente Piñera. Era el riesgo de tanta diferencia.
La puesta en escena de anoche en el Palacio de Gobierno apuntaba a evitar que algún sector se sintiera particularmente derrotado, como parte de la coalición (en especial, la UDI) y el propio Ejecutivo.
Gobierno: ¿Pato cojo?
Este lunes arranca en Chile un tren electoral imparable para Chile que terminará a mediados de 2022 con el plebiscito de salida de la nueva Constitución. Las energías de Chile Vamos y la oposición, por tanto, se dirigen hacia estos procesos electorales, cuya próxima parada será el 11 de abril, con las elecciones municipales, de gobernadores y de los 155 convencionales. Pero al Gobierno le restan casi 17 meses de Administración, por lo que deberá hacer importantes esfuerzos políticos por no terminar cayendo en la intrascendencia en medio de un escenario donde las luces no se dirigen precisamente a los vaivenes de La Moneda. El Ejecutivo y el propio presidente han dado diversas señales en el último tiempo sobre su especial interés en jugar un papel en los contenidos constitucionales, por lo que probablemente será la estrategia a seguir en el futuro inmediato para evitar el síndrome del “Pato cojo”.
Lo que viene para la política
La opción ganadora no pertenece a la oposición, porque en el “Apruebo” están incorporados ciertos sectores de Chile Vamos, que iba dividido ante este plebiscito. Pero aunque parece indudable que la sensación de triunfo futuro sirve para la izquierda y centroizquierda, la derecha tiene muchos electores que se movilizarán con miras a las elecciones de constituyentes de abril, donde se celebrarán las municipales y primeras elecciones de gobernadores regionales. En Chile Vamos han apostado por comenzar, desde hoy, la verdadera batalla, que esperan librar con unidad. No sucede lo mismo en la oposición: donde cada vez parece más difícil una lista única con miras a abril, lo que resulta riesgoso de cara a intentar conseguir los 2/3 necesarios para aprobar los contenidos de la Constitución. Como fue amplio el margen de triunfo del “Apruebo”, se espera que la izquierda de la oposición asuma el resultado como propio. En la tesis de la diferenciación, posiblemente insistirán en evitar alianzas con la centroizquierda. Si hubiera existido un margen menor entre ambas opciones, en cambio, se hubiera hecho evidente la necesidad de negociar con los sectores moderados de la oposición para hacer frente a la derecha. De hecho, entre los dos sectores no hubo foto de la unidad luego del triunfo del “Apruebo”.
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