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La apuesta de los gigantes tecnológicos por los vehículos autónomos tiene que ver con algo más valioso que la rentabilidad: la atención
A primera vista, las incursiones de Apple Inc., Google y otros gigantes tecnológicos en el mundo automotriz no parecen ser particularmente lucrativas.
La fabricación de automóviles requiere fábricas, equipos y un ejército de personas para diseñar y ensamblar grandes piezas de acero, plástico y vidrio. Todo esto casi garantiza ganancias menores. Los 10 principales fabricantes de automóviles del mundo tenían un margen operativo de solo 5,2% en 2020, una fracción del 34% del que gozan líderes de la industria tecnológica, según datos compilados por Bloomberg.
Pero para Apple y otros gigantes que ahora se enfocan en la tecnología de conducción autónoma o que tienen grandes planes para autos propios, ese impulso no se trata solo de entrar a un nuevo mercado, sino de defender un espacio valioso.
“¿Por qué las empresas de tecnología están impulsando la conducción autónoma? Porque pueden y porque tienen que hacerlo”, dijo Chris Gerdes, codirector del Centro de Investigación Automotriz de Stanford University. “Hay modelos de negocio que la gente no conoce”.
Es difícil ignorar un mercado que se proyecta superará los US$2 billones para 2030. Para entonces, se espera que más de 58 millones de vehículos en todo el mundo sean de conducción autónoma. Las grandes empresas tecnológicas tienen los medios, desde la inteligencia artificial y datos masivos, hasta la fabricación de chips y la ingeniería, para trastocar esta centenaria industria.
Lo que está en juego, esencialmente, es algo incluso más valioso que la rentabilidad: el último rincón no reclamado de la atención de los consumidores durante el día.
La cantidad de tiempo que la gente pasa en los automóviles, especialmente en Estados Unidos, es significativa. Los estadounidenses estuvieron al volante durante 307,8 horas en 2016, o cerca de seis horas a la semana, según los más recientes datos disponibles de la Asociación Estadounidense del Automóvil.
Es una buena parte de la vida de alguien, en la que permanece alejado de aplicaciones iPhone, de búsquedas en Google o sin estar en Instagram. Cualquier empresa que pueda liberar ese tiempo de manera significativa también tendrá buenas posibilidades de capturarlo.
Es imposible pasar por alto el inexorable giro del mundo hacia los automóviles inteligentes, que son mejores para el medio ambiente. Si los Gobiernos aún no han declarado planes para llegar a la neutralidad en carbono, en algunos casos, a fines de esta década, hay muchas investigaciones que muestran que los autos con motor de combustión siguen el camino de los dinosaurios.
La perspectiva anual de vehículos eléctricos de BloombergNEF, publicada a principios de este mes, prevé que la demanda mundial de petróleo de todo el transporte por carretera alcanzará su punto máximo en solo seis años, suponiendo que no se introduzcan nuevas medidas políticas. Para 2025, los vehículos eléctricos alcanzarán 16% de las ventas mundiales de vehículos de pasajeros, aumentando a 33% en 2030 y a 68% en 2040. Eventualmente, los vehículos autónomos reformarán por completo los mercados automotrices y de carga.
En ese contexto, no es sorprendente que después de años de desestimar la idea de los autos autónomos, las empresas de tecnología hayan intensificado sus actividades e inversiones.
Los autos autónomos son tan buenos como los conductores humanos de los que aprenden, por lo que las personas que enseñan estos sistemas deben ser excelentes conductores.
Durante los últimos meses, Apple ha priorizado los planes para el “Apple Car” después de centrarse previamente en crear un sistema de conducción autónoma, informó Bloomberg. Eso alimentó una intensa especulación sobre con qué fabricantes automotrices y proveedores la compañía detrás del iPhone puede asociarse para materializar su visión. Si bien Apple perdió recientemente a varios altos directivos en el proyecto, todavía tiene cientos de ingenieros.
También está Waymo, que está en conversaciones para recaudar hasta US$4.000 millones para acelerar sus esfuerzos. Fundada en 2009, la empresa que anteriormente era el proyecto de autos autónomos de Google fue la primera en realizar un trayecto bajo conducción completamente autónoma en la vía pública. Se convirtió en una empresa independiente en 2017 bajo la matriz de Google, Alphabet Inc., lanzó un servicio de transporte autónomo en Phoenix en 2018 y el año pasado comenzó a probar camiones autónomos en Nuevo México y Texas.
Microsoft Corp. también respalda varias iniciativas autónomas y se asoció con Volkswagen AG en el software de vehículos autónomos.
Amazon.com Inc., mientras tanto, apoya a Rivian Automotive Inc., que está fabricando camiones eléctricos, y el año pasado compró la startup de conducción autónoma Zoox Inc. Es posible que busque incluir viajes autónomos como parte de su programa de membresía Prime.
La industria automotriz se prepara para la batalla. Titanes de la industria como Ford Motor Co., General Motors Co. y Toyota Motor Corp. intensificaron sus propios esfuerzos en la conducción autónoma. El fabricante automotriz japonés está construyendo una ciudad entera en torno a la conducción autónoma en la base del monte Fuji, mientras que la surcoreana Hyundai Motor Co. destinará US$7.400 millones para fabricar vehículos eléctricos en EE.UU. y desarrollar taxis voladores no tripulados.
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