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Los grandes exportadores calculan que la demanda de crudo crecerá 16% en las próximas dos décadas y alertan frente a las previsiones que señalan que el consumo de petróleo estaría cerca de su máximo
Los mercados pueden entrar en una zona de inestabilidad, con los precios al alza, cuando la demanda crece con tanta fuerza que la oferta es incapaz de satisfacerla por rápido que crezca, pero también ante un frenazo del consumo. Especialmente si, como es el caso del mercado petrolero, una de las grandes preguntas es cuándo tocará su punto máximo la demanda de crudo para empezar a reducirse, ya que ese tipo de debates desalientan las inversiones por parte de los productores, lo que podría llevar también a una situación de escasez en el mercado.
De hecho, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) señaló ayer que el consumo de petróleo subirá 16% hasta 2045 y que la industria petrolera necesitará inversiones por valor de US$14 billones en este plazo para evitar el "caos". Es "extremadamente arriesgado" insistir en que la demanda de petróleo caerá, señaló ayer el secretario general de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (Opep), Haitham Al Ghais en el informe anual Perspectivas del Mercado Petrolero Mundial 2023.
En concreto, la Opep elevó ayer hasta los 116 millones de barriles de petróleo al día sus pronósticos de demanda de petróleo para 2045, seis millones de barriles más que en la anterior edición "y con el potencial de ser aún mayor", debido entre otros motivos a la lenta penetración del coche eléctrico, la escasa incidencia del teletrabajo después de los primeros estadios del coronavirus, la rápida normalización del turismo, el creciente consumo de la industria petroquímica y la difícil sustitución del petróleo en sectores como el transporte aéreo o el marítimo.
Unas cifras que suponen un salto muy considerable con respecto a las previsiones del año pasado, pero también respecto a los pronósticos de otros organismos, como la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que en junio señaló que la demanda de petróleo tocaría techo en 2028, lo que podría provocar una caída de los precios que haría que difícil amortizar las nuevas prospecciones.
Precisamente Al Ghais pareció responder a este último informe al señalar que "los llamamientos para detener las inversiones en nuevos proyectos petrolíferos son erróneos y podrían provocar un caos energético y económico". "Desafortunadamente, hay quienes siguen impulsando la narrativa extremadamente arriesgada de rechazar el petróleo" hablado de una fuerte caída de la demanda, con "peligrosas peticiones de detener las inversiones en proyectos petroleros. Creemos que eso solo puede llevar a una elevada volatilidad, que puede perjudicar el crecimiento económico y exacerbar la pobreza energética", sentenció el responsable del cártel.
Según la tesis de la Opep, sin la concurrencia del petróleo no será posible "obtener una energía sostenible y un futuro económico para toda la población mundial" ni llevar de hecho "recursos energéticos a los miles de millones que aún no los tienen".
Por ello, frenar estas inversiones por temor a que el descenso de la demanda haga inviable su amortización no solo podría provocar un alza en los precios, con fuertes turbulencias en la cotización, además de dudas sobre el suministro energético en momentos críticos, sino que también podría golpear duramente a los países emergentes, tanto en lo que respecta a su nivel de vida como a su capacidad de desarrollo.
Al Ghais señaló que estas previsiones serán el punto de partida de la tesis que la Opep defenderá en la próxima Cumbre del Clima de las Naciones Unidas (COP28), que se celebrará en Dubái desde el próximo 30 de noviembre hasta el 12 de diciembre, donde los grandes exportadores argumentarán que no es viable reducir el consumo de combustibles fósiles tan rápidamente como defienden otros organismos porque las tecnologías renovables todavía no están suficientemente maduras como para tomar el relevo y porque, además, el consumo energético global crecerá 23,5% en las próximas dos décadas, lo que complica enormemente esta sustitución.
Además, si se observa el escenario mundial, mientras que Europa o América van a poder reducir su consumo de petróleo en un futuro próximo, el resto de países no tendrán las mismas posibilidades, debido al coste de las energías renovables y los cuellos de botella para su despliegue. Eso hará que los países emergentes, como Asia, China, los países latinoamericanos, los de Oriente Próximo, los del sudeste asiático o los africanos aumenten con fuerza su consumo.
En este sentido, Al Ghali dijo que los objetivos de emisión cero de CO2 ya están siendo cuestionados por sus "costes y beneficios reales", y que muchos legisladores ya se están dando cuenta "que las renovables solas no van a poder salvar la papeleta". "Quizá objetivos demasiado optimistas pueden conducir a limitaciones energéticas futuras", añadió. El responsable de la Opep subrayó, además, que numerosos países africanos han expresado su necesidad de tener "más energía, no menos", y que para eso necesitan explotar sus recursos energéticos de gas y petróleo.
"Las capacidades y circunstancias de todos los países, incluidos los que están en desarrollo, deben ser tenidas en cuenta si queremos una transición energética justa e inclusiva. Creemos que la acción climática no debe darse a expensas de la seguridad energética global", aseveró Al Ghali.
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