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El banco mundial analizó el crecimiento de los precios de las materias primas en el primer trimestre, y destacó el repunte del crudo
La pandemia que estremeció la economía mundial en 2020, causando una de las peores recesiones en la historia, también golpeó con fuerza el mercado de las materias primas, lo que llevó a drásticas caídas en los precios de sus mismos.
Sin embargo, el reporte “Commodity Markets Outlook” presentado por el Banco Mundial reveló que, durante el primer trimestre del año, las materias primas reflejaron un crecimiento positivo que se mantendrá durante todo el año. En esa misma vía, los precios de la energía aumentaron 35,3% al cierre de los primeros tres meses, y se espera que, al finalizar el año, el alza llegue 36,1%.
De la misma manera, el Banco Mundial espera que los precios de los metales suban 30% en lo que resta del año, mientras que los productos de origen agrícola incrementarán 14%. A su vez, el precio del petróleo de referencia Brent se podría ubicar, en promedio, en US$56 el barril en 2021, y registraría un incremento a US$60 para finales de 2022.
Según las estadísticas del Banco, los repuntes en la actividad económica y los cambios en la demanda en el sector de las materias primas durante el primer trimestre del año, más específicamente en los rubros de petróleo, cobre y alimentos básicos, provocaron un incremento de los precios que llevó a que registraran los niveles que tenían antes de la pandemia.
Ahora bien, pese a la racha de aumento de los precios en el mercado de los commodities, el organismo advirtió que un repunte sostenido en el mercado depende de los planes de recuperación económica de los gobiernos y el avance de los programas de vacunación.
El petróleo fue el commodity que registró la mayor variación de precios del trimestre, con un movimiento de 35,9% al cierre de marzo, que se espera se estabilice en 35,7% al finalizar 2021.
La recuperación de los precios del petróleo fue impulsada, en parte, por los continuos recortes a la producción promovidos por la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios (Opep), que además tuvieron un efecto positivo en las proyecciones de recuperación de cara a 2022.
Por otro lado, en el caso de los metales se evidenció una variación positiva de 16% en los precios, con respecto al 11,2% registrado en el último trimestre de 2020. Pese a que se espera que al cierre de 2021 la categoría de metales y minerales reporte una variación de 35,7% en los precios, el informe destaca que, para 2022, la contracción en este rubro sería de 12,1%, debido al recorte de estímulos fiscales liberados por los gobiernos en tiempo de pandemia.
Según el Banco mundial, un freno a la emisión de los estímulos anticipadamente en los países emergentes podría generar un derrape de los precios que se prologaría hasta 2022.
Frente a este tema Gregorio Gandini, profesor de modelación financiera de la Universidad Javeriana y analista de mercados, dijo que lo que estamos viendo en este momento es un aumento generalizado de los commodities, incluyendo los de alimentos.
Según el experto, dicho aumento en los precios es producto de la acelerada recuperación y la acción de gobiernos, como el de China y Estados Unidos, que están pensando en políticas fiscales de gasto e infraestructura para mejorar el nivel de crecimiento. En ese sentido, señaló Gandini, la fusión de esos elementos provoca una mayor demanda de los commodities y, por consiguiente, un avance en los precios.
El impulso puede mantenerse a lo largo del año, no tan espectacular como al inicio del trimestre, pero sí podemos tener algo de mayor crecimiento y una estabilidad proyectada a 2022 manteniendo los precios relativamente altos” puntualizó el experto.
“Lo que vamos a ver en el segundo semestre del año son commodities, como el petróleo y los metales, con precios sostenidos en los niveles actuales en repuesta a la continua demanda”.
“La pandemia ha tenido grandes repercusiones sobre las cadenas de suministros del mundo, agravando la crisis de seguridad alimentaria que ya venia desarrollándose antes del covid”.
El Banco, adicionalmente, analizó en el informe la importancia del mercado de los metales y el petróleo en los países emergentes y en desarrollo. Según las estadísticas de la organización, las exportaciones de crudo representaron 84% del total de bienes movidos en 2019 entre los 10 países más dependientes del petróleo, mientras que, en el caso de los metales, esta cifra fue de 49%.
En adición a lo revelado por el organismo multilateral, el panorama de los precios de los alimentos básicos y agrícolas fue positivo en los primeros tres meses del año.
Durante el primer trimestre se registró un aumento sustancial en los valores, con variaciones de 9,3% al cierre de marzo y una proyección de crecimiento que prevé el repunte de los precios en 13,5% al finalizar 2021 en el caso de los productos agrícolas. Por el lado de los alimentos básicos, el rebote fue de 12,3% en los precios, y se espera que, a final del año, se eleven hasta 17,1%.
Sin embargo, se registró una leve tensión que podría alterar las proyecciones, por cuenta de la caída en la oferta de productos básicos en América Latina y el aumento de la demanda de los mismos en China. Pese a ello, el Banco Mundial asegura que “la mayoría de los mercados de productos básicos en el mundo están abastecidos en comparación con los niveles históricos”.
Finalmente Ayhan Kose, director del grupo de perspectivas del Banco Mundial, resaltó que los mercados emergentes y las economías en desarrollo deben enfocarse en fortalecer la recuperación a corto plazo, y estar preparados para una pérdida del impulso.
Los mercados emergentes son la piedra angular de la reactivación
A pesar de que, según el Banco Mundial, el crecimiento en las economías emergentes es dos veces más sensible a la mejora del comercio global que el de las economías desarrolladas, el organismo prevé una recuperación sincronizada. Ejemplo de esto es que las exportaciones mundiales han rebotado 2,1% por encima del nivel de hace un año, con los mercados emergentes significativamente por delante de lo desarrollados. Eso, sumado al liderazgo asiático en tecnología, puede insinuar una recuperación global de largo plazo.
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