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Nuevo Gobierno necesitará una alianza política y un pacto social con la izquierda
La estabilidad uruguaya fue puesta a prueba el pasado domingo por el oficialismo luego del mensaje recibido por las urnas. Luis Lacalle Pou ganó la Presidencia, pero por un margen muy pequeño que le deja un mensaje de advertencia: va a necesitar acuerdos más fuertes que los ya logrados en el Parlamento. Además del pacto político, necesitará uno social con la izquierda. En su discurso tomó nota y a la vez fue muy mesurado, a diferencia de su rival.
El candidato del oficialismo jugó con fuego.
Daniel Martínez, que fue el que tuvo menos votos, no llamó a su rival para reconocer la derrota como es habitual que suceda en Uruguay. Implica una ruptura con la historia política y es la primera vez, al menos desde la restauración democrática, que los uruguayos se van a dormir sin que el perdedor lo reconozca. Además, el discurso que dio agitó a sus militantes como si fuera un ganador. Si bien pidió “no provocar”, la actitud, el tono y sus dichos, generaron que la militancia frenteamplista cantara como si hubiesen ganado. Con los niveles de confrontación de la región fue una jugada demasiado arriesgada.
El candidato nacionalista resultó presidente electo por escaso margen (48,7% a 47,5%) aunque todavía falta contabilizar los votos observados que no mostrarán diferencia significativa en el resultado como para revertirlo.
Si bien Martínez no llamó a Luis Lacalle Pou, el presidente Tabaré Vázquez sí lo hizo. Pero como la decisión del oficialismo es esperar los resultados del escrutinio definitivo, aunque la diferencia es casi imposible de descontar, no hablaron aún de la transición.
Aún con la molestia que le generó la actitud de Martínez, Lacalle evitó confrontar y también autoproclamarse electo. Cuando su militancia le gritó “presidente, presidente”, el se rió y dijo: “Eso lo dicen ustedes, no yo”.
La cantidad de votos observados (35.229) es mayor a la diferencia entre las dos fórmulas que marca el escrutinio primario (28.666). Sin embargo, para revertir ese resultado, la distribución de los votos observados debería ser muy diferente a la de octubre, cuando solo 27% de esos sufragios fueron para el FA. Hoy, Martínez necesita 91% de los votos observados para ganar la elección.
Los votos anulados también entran en juego, porque en el escrutinio departamental se reevalúa la anulación de cada voto. Hay votos que en el escrutinio primario son anulados y luego en el definitivo se reconsidera la decisión y una parte se valida. Pero asumir que el comportamiento de los votos mal anulados es tan distinto al del resto de los votos emitidos como para revertir el resultado, es un supuesto fácil de descartar teniendo en cuenta las experiencias de anteriores instancias.
Por qué Martínez también ganó
Martínez perdió, pero también ganó. Su victoria fue la de imponerse ante un escenario de derrota que habían adelantado no solo las encuestadoras, sino también muchos de sus compañeros de partido.
Martínez parecía muerto políticamente -o al menos herido de gravedad- pero los números finales lo dejarán mucho mejor parado. La pregunta que queda es: ¿se va para su casa como había anunciado?
Parte de su discurso pareció incluir también un mensaje a esa interna que estaba pronto para desterrarlo y que incluso empezaba a preparar opciones presidenciables para 2025.
Martínez no reconoce
Martínez afirmó que esperará los resultados de la Corte Electoral para saludar personalmente al presidente electo, Luis Lacalle Pou. A través de su cuenta de Twitter, expresó: “Siempre respetamos la voz del pueblo. Lo correcto es esperar los resultados de la corte electoral”, y agregó que “sea cual sea va a existir diálogo con Luis Lacalle Pou” y cuando se confirme que es electo irá “personalmente a saludarlo”.
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