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El investigador Amir Lebdioui publicó, con el London School of Economics, un informe sobre el potencial de Latinoamérica en la explotación alternativa
América Latina podría ser en estos momentos el mayor productor de baterías para vehículos eléctricos o turbinas eólicas a nivel mundial. ¿La razón?, en la región se encuentra una de las mayores reservas de minerales esenciales para construir tecnología de energías limpias en el mundo. Es decir, en esa zona se encuentra el “nuevo oro”, los insumos necesarios para crear una economía verde.
Así lo revela un estudio publicado por el London School of Economics, el cual fue realizado por el investigador y profesor de la London of University, Amir Lebdioui. En el documento se dio a la tarea de señalar cuáles son las cinco claves que la región debería tener en cuenta para explotar su potencial para liderar la economía verde.
En ese informe, llamado “El Comercio en América Latina en la era del cambio climático”, se lee cómo la región tiene un amplio potencial de producción, fabricación y desarrollo de nuevas energías limpias. El Cobre, el litio, el níquel, el cobalto o el zinc, son algunos de los minerales esenciales que conforman el búnker de reservas de América Latina.
Para Lebdioui, la región tiene que comenzar, primero, por apostarle a la generación de energías renovables; segundo, incentivar la transición con financiamiento e inversión; capitalizar la riqueza en biodiversidad; estructurar una nueva coordinación regional en materia de políticas públicas y, por último, avanzar hacia lo que el investigador llama un “pacto verde latinoamericano”.
Y es que, según el estudio divulgado en el London School of Economics, si la región no toma las riendas para liderar la transición energética, por ejemplo, con la explotación a gran escala de las reservas minerales que posee, podría quedarse atrás del nuevo mercado: el de la economía sostenible.
Más, teniendo en cuenta que, para 2050, los daños provocados por el cambio climático le costarían anualmente US$10.000 millones a la región. Por ejemplo, en países de América Latina como Chile, Perú y México, se encuentra casi la mitad de la reserva mundial de cobre, mineral clave para la fabricación de vehículos eléctricos.
En el primer punto, en el de la implementación de energías renovables, el estudio señala que la región es uno de los más dinámicos en esta materia. “Es necesario crear un puente que vincule la expansión de las energías renovables con el desarrollo comercial e industrial en la región”, dice Lebdioui en el informe.
Como idea, se propone la posibilidad de que la región cree un comercio transfronterizo abierto de electricidad en toda América Latina. Esto teniendo en cuenta que, según Lebdioui, la capacidad de energía renovable per cápita en la región es dos veces mayor que el promedio mundial.
Por lo que, la recomendación es que los países de la zona puedan aprovechar fuentes eléctricas limpias y económicas. En Colombia, por ejemplo, empresas de energías fósiles como Ecopetrol o del sector automotor como Hyundai, ya están desarrollando pilotos con el hidrógeno verde.
La segunda recomendación que destaca el informe publicado en London, es sacarle rédito a la biodiversidad. “La biodiversidad endémica y los ecosistemas naturales únicos de América Latina son activos valiosos que pueden transformar y fortalecer el desarrollo sostenible de la región por medio del comercio y los servicios de innovación basados en la biodiversidad”, dice el estudio.
Un ejemplo de esto está en Costa Rica, donde han desarrollado negocios con la bioprospección, “lo que constituye un área emergente muy prometedora para futuras inversiones, empresas emergentes (o startups), y capital riesgo”, dice Amir.
La tercera clave del informe tiene que ver con la financiación. “Incluye políticas de financiamiento para atraer a inversionistas privados y capital de riesgo con el fin de incentivar el desarrollo de ecosistemas de start-ups en torno a servicios de bajas emisiones de carbono; también políticas para la creación de empresas verdes, y además programas de desarrollo de capacidades para formar a la fuerza laboral que necesitan las industrias descarbonizadas y actualizar las capacidades de los trabajadores del sector energético”. La cuarta, como se mencionó, tiene que ver con la cooperación regional para promover, como dice el estudio, las cadenas regionales de suministro en torno a tecnologías de bajas emisiones de carbono, desde la extracción de minerales esenciales hasta la producción y el uso de energías renovables y bajas emisiones.
La quinta, es la gran apuesta del estudio: la creación de un pacto verde latinoamericano. El estudio se refiere a fomentar sinergias entre diversos países, ampliar economías y promover el desarrollo de cadenas de suministro en torno a tecnologías de bajas emisiones. En potencias mundiales ya existe una, está conformada por EE.UU., la Unión Europea y Corea del Sur.
Pero, ¿qué papel podría cumplir cada país en Latinoamérica de llegar a generar el pacto verde? En el informe, Chile y Perú serían los mayores proveedores de minerales; Brasil y Costa Rica estarían más alineados en capacidad de fabricación; México y Paraguay en generación de energías renovables y Panamá ofrecería las rutas comerciales para exportar lo producido. Esto teniendo en cuenta que otros países como Argentina, México, República Dominicana y Trinidad y Tobago aún dependen totalmente de combustibles fósiles.
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