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Algunas empresas están experimentando descensos mucho más pronunciados, pese a que sus alzas de tarifas han sido más moderadas
Los gigantes del consumo enlazan dos años de subidas generalizadas de precios y avisan de que sus tarifas seguirán al alza de forma generalizada, al menos durante la primera mitad del ejercicio 2023, debido a la presión de costes que siguen sufriendo sus cuentas de resultados.
"Creemos que se ha alcanzado el mayor ritmo de inflación, pero no los precios más altos", señaló hace unos días Graeme Pitkethly, director financiero de Unilever. "No hemos llegado a ningún límite. Sólo estamos transfiriendo la subida de precios de las materias primas", explicó hace una semana Hugh Johnston, director financiero de PepsiCo, que acto seguido señaló que la inflación de costes va a seguir siendo intensa al menos en la primera mitad del año.
No son los únicos casos. "Volveremos a tener que subir precios en 2023", ha indicado esta misma semana James Quincey, CEO de Coca-Cola, aunque ha matizado que se ralentizará el ritmo por la comparativa con un 2022 en el que ya hubo fuertes alzas y por una cierta moderación en la inflación de costes.
"Creceremos entre 5% y 7% en 2023 gracias a las mayores tarifas", ha dicho Kellogg's. "Todavía quedan márgenes que recuperar", ha añadido Nestlé. "Todo el crecimiento de 2023 será impulsado por los precios", señaló con rotundidad Andre Marciel, director financiero de Kraft Heinz.
Motor del crecimiento
Esta avalancha de declaraciones deja a las claras que los grandes grupos de gran consumo siguen muy preocupados por la inflación y el impacto de la misma en sus márgenes, tras un 2022 en el que sus incrementos de precios han disparado sus ventas, pero ha dañado sus volúmenes vendidos y, en general, han perjudicado su rentabilidad.
Unilever, el dueño de Signal, Skip o Knorr, facturó US$60.073 millones en 2022, 14,5% más, gracias al alza de 11,3% en sus precios (+13,3% en el cuarto trimestre) y el efecto divisa, ya que sus volúmenes vendidos cayeron 2%.
La empresa ha indicado que espera un impacto negativo en sus cuentas por la inflación de US$1.602 millones en el primer semestre del año, lo que le hace prever "una primera mitad de 2023 en la que el crecimiento de precios seguirá siendo elevado y el volumen negativo".
Pepsico, con marcas como Pepsi o Lay's, finalizó 2022 con unas ventas de US$86.392 millones, 8,7% más, tras elevar sus precios 14% en el año y lograr unos volúmenes planos. No obstante, sus ventas en unidades cayeron 2% en el cuarto trimestre, cuando la subida de tarifas aceleró hasta 16%.
Coca-Cola también ha advertido de una desaceleración de la demanda a medida que avanzaba 2022. El grupo cerró el año con unas ventas de US$43.004 millones, 16% más de forma orgánica, tras subir precios 11% e incrementar sus volúmenes 5%. No obstante, en el cuarto trimestre los volúmenes bajaron 1%, tras subir precios 12%.
Otras empresas están experimentando descensos mucho más pronunciados, pese a que sus alzas de tarifas han sido más moderadas. P&G comunicó un descenso de 6% en volumen en su último trimestre, en el que subió precios un 10%, lo que limitó su crecimiento orgánico 5%. Mientras, Nestlé ha reducido sus ventas en unidades 2,6% en el cuarto trimestre de 2022, tras subir precios 10,1%. En el conjunto de 2022, sus ventas subieron 8,3%, siendo las subidas de precios responsables de 8,2 puntos de ese ascenso.
La historia se repite en el caso de General Mills, Kellogg's o Kraft Heinz, cuyo crecimiento fue sostenido en su totalidad por sus incrementos de tarifas. Sólo Heineken, debido a una comparativa con 2021 en el que la pandemia afectó aún mucho a la hostelería, o Mondelez escaparon el año pasado a esta tendencia y crecieron impulsados tanto por sus volúmenes como por sus precios, aunque estos pesaron tres veces más en su evolución que las unidades comercializadas.
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