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El continente americano se está quedando rezagado en el desarrollo de habilidades digitales en la educación superior, lo que puede afectar los niveles y la calidad de la empleabilidad de las personas jóvenes
“Construir habilidades relevantes para los diferentes trabajos es uno de los retos más importantes que tiene la educación postsecundaria en la región para preparar correctamente a los jóvenes para su inmersión en el mercado laboral”, advierte el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El continente en su conjunto es uno de los más rezagados en el desarrollo de competencias digitales, por ejemplo.
Para Graciela Rojas, presidenta de Movimiento STEM, la pandemia y su impacto en la aceleración de la digitalización y automatización puso en evidencia la urgencia de desarrollar habilidades digitales entre la fuerza laboral. Este rezago tiene implicaciones para la empleabilidad, especialmente de las nuevas generaciones.
“Las carreras donde se desarrollan con mayor fuerza las habilidades STEM tienen arriba del 80% de empleabilidad. Esto es porque las competencias digitales suelen ser más demandadas en el mercado laboral, sin importar la carrera que se haya estudiado, pues son habilidades transversales. Si no desarrollamos el pensamiento matemático, por ejemplo, que es la base del pensamiento computacional, estamos destinando a que las personas sean analfabetas en un nuevo contexto laboral”, apunta la especialista.
De acuerdo con el informe “¿Cuáles son las tendencias en educación postsecundaria?”, de la serie El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe del BID, a raíz de la pandemia hay un incremento en la demanda de trabajadores con habilidades digitales avanzadas como programación o análisis de datos. Pero las oportunidades laborales que se pueden encontrar de la mano de estas competencias no están limitadas al sector de tecnologías de la información, estos perfiles también son requeridos en otras industrias que avanzan con su transformación digital.
“Promover el entrenamiento de las habilidades digitales en la fuerza laboral debería ser un objetivo importante para los hacedores de política pública; tanto a nivel de las instituciones educativas como de formación continua de las mismas empresas para sus trabajadores”, expone el BID.
Hugo Romero, director general de E-Tech Evolving Education, considera que para las nuevas generaciones el rezago en este tipo de formación implica “incertidumbre” y una desventaja en un mercado laboral que cada vez demanda más talento digital.
“Actualmente hay muchos puestos que antes no existían. Lo que ocurrió con la Covid-19 es que se reformuló la manera en la que se ingresa al mercado de trabajo, pero hay un gran rezago educativo en la manera en la que se forma a los profesionales del futuro, en la forma en la que estamos preparando a los niños y jóvenes para el momento que les tocará el mundo del trabajo”, opina.
La investigación del BID evidencia que uno de los factores que incide en el rezago de formación de habilidades digitales es el dominio de estas competencias por parte de los docentes. Un estudio en conjunto con el Tec de Monterrey muestra que tres de cada cuatro maestros no se sienten preparados para incorporar nuevas herramientas digitales a sus cursos.
“En América Latina, casi el 40% de los maestros se encuentra en un nivel inferior a 1 en estas habilidades, lo que implica que sólo pueden utilizar aplicaciones como el correo electrónico y el navegador, algo que, evidentemente, no es suficiente para impartir clases virtuales”, destaca la organización.
Pero éste no es el único elemento que limita el desarrollo de habilidades digitales en la educación superior, entre otras barreras también se encuentran el manejo de la cultura del cambio, las soluciones tecnológicas adecuadas, el financiamiento y las políticas públicas.
¿Cómo enfrentar este gran reto?
En la experiencia de Graciela Rojas, aunque la infraestructura tecnológica es necesaria para formar al talento del futuro, esto no es todo. “Hay mucha chamba por hacer en paralelo, como la capacitación a docentes, cambios en los programas académicos, retomar las evaluaciones docentes. Hay cambios estructurales en temas de políticas públicas antes de asumir que la tecnología será la única que haga diferencia”, indica.
Hugo Romero coincide en ello, la manera de hacerle frente al rezago es trabajar en conjunto. “Esto tiene responsabilidades compartidas, de los padres de familia, de los académicos, de las instituciones del sector privado”.
En ese sentido, el especialista considera que el contexto actual implica que la educación superior se transforme y se personalice. Durante años el modelo educativo tradicional ha buscado formar a muchas personas de la misma manera. Pero si la formación puede adaptarse a la manera en la que aprende cada estudiante, se preparará de mejor manera a los nuevos profesionistas para los retos que tiene el mundo del trabajo.
“América Latina tiene un importante reto en cuanto a las brechas de habilidades de su fuerza de trabajo. A pesar de que las instituciones de educación postsecundaria tradicionales han luchado constantemente por dar respuesta a este reto, aún queda mucho espacio por mejorar”, señala el BID.
Por su parte, Graciela Rojas opina que hay que muchos frentes que pueden abordarse para desarrollar nuevas habilidades de alta demanda desde la formación universitaria, desde incorporar contenido en ciencias, tecnologías, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), hasta nuevos modelos de evaluación para los estudiantes.
“La pandemia sí obligó a desarrollar habilidades digitales, pero también trajo nuevos retos. Por ejemplo, se profundizaron las brechas de acceso a la tecnología, la deserción escolar y la caída en la formación a nivel práctico. Creo que también puso en evidencia lo vulnerable que pueden ser los sistemas educativos y lo relevante que es hacerle frente al futuro”, puntualiza.
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