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El investigador Amir Lebdioui viene de presentar un informe en el que resalta cómo la región tiene potencial para la transición
Amir Lebdioui, experto en estrategias de desarrollo industrial y profesor de la University of London, quien también presentó un informe sobre minerales en potencia en América Latina, el cual resaltó el London School of Economics, se refirió a las oportunidades comerciales que tiene Colombia y la región por sus recursos fósiles.
¿Cómo recomienda hacer una transición segura que no ponga en riesgo la seguridad energética y fiscal?
Los exportadores de combustibles fósiles deben ser muy estratégicos a la hora de embarcarse en la transición energética. Hay varias consideraciones muy importantes: Facilitar la reasignación de capacidades. Muchas de las infraestructuras, capacidades y tecnologías de extracción de combustibles fósiles pueden reasignarse a las energías limpias para no partir de cero (Por ejemplo, los servicios de ingeniería química y de temperatura, servicios geológicos y sísmicos, entre otros).
Garantizar que a las personas que corren el riesgo de perder su empleo en el sector de los combustibles fósiles se les ofrezcan oportunidades de recapacitación profesional hacia nuevas industrias verdes, para no dejar a nadie atrás.
Proponer un plan a largo plazo que equilibre adecuadamente la seguridad energética con los objetivos climáticos. No es justo que países como Colombia tengan que hacer la transición a un ritmo que pone en peligro la seguridad energética, mientras que países como Canadá (que producen uno de los petróleos más sucios del planeta - 2-3 veces más intensivo en carbono que el petróleo y el gas colombiano) no muestran signos de reducir su producción. Así que, desde el punto de vista climático, tiene más sentido presionar a los canadienses para que reduzcan su producción de petróleo, mientras que las economías en desarrollo dependientes de los combustibles fósiles realizan una transición gradual hacia las energías limpias.
¿Cómo se posiciona la región frente a el resto del mundo en reservas minerales?
América Latina tiene todos los minerales que se necesitan para la producción de tecnologías verdes, desde el cobre, el litio, al grafito; pero la mayoría están siendo exportados sin valor añadido a Europa, a China donde hay un proceso de transformación y eso realmente es una oportunidad mixta. Esto significa que el modelo de dependencia de materias primas, ese modelo extractivo que Latinoamérica tenía desde hace más de 100 años ya está reproduciéndose en el contexto de la descarbonización mundial.
¿Qué recomendaciones les da los gobiernos de la región para que América Latina lidere una transición energética conjunta?
Los gobiernos, sin duda, tendrán un papel destacado en el fomento de la transformación económica verde (especialmente a través de la política industrial), pero hay un límite a lo que se puede lograr sin la cooperación regional. Cada país latinoamericano tiene complementarias distintas y diferentes puntos fuertes, desde la abundancia de minerales críticos que se encuentran repartidos por toda la región, hasta capacidad de fabricación, el potencial de energías renovables, y proximidad a rutas comerciales importantes. Todos estos activos pueden formar parte de un plan cuidadosamente diseñado para desarrollar un ecosistema industrial regional eficiente en torno a tecnologías con bajas emisiones de carbono.
Una cooperación para promover las cadenas regionales de suministro permitiría a las industrias locales obtener aumentos de productividad considerables por medio de las economías de escala, además de ofrecer oportunidades de diversificación, generación de empleos. Esto requeriría mecanismos de cooperación regional adecuados, como, por ejemplo, sistemas de certificación reconocidos a nivel regional para asegurar que los productos de bajas emisiones de carbono (como el hidrógeno) puedan comercializarse a través de las fronteras; el intercambio de información sobre las necesidades de adquisición del sector minero y de energía limpia; poner en común recursos de I+D para desarrollar de manera conjunta soluciones diseñadas para entornos compartidos (como la minería de gran altura, o tecnología de vigilancia medioambiental adaptada a la amazonia).
En ese sentido, el Pacto Verde Latinoamericano podría ser el camino a seguir para enmarcar una integración regional de esta magnitud en torno a las industrias verdes, y además enviaría un mensaje inequívoco al resto del mundo.
¿Cómo calcular los costos de la transición energética?
Es crucial recordar que las inversiones para la transición energética y la industrialización verde no son un coste: son una inversión. El presidente Gustavo Petro es consciente de que existen ventanas verdes de oportunidades que podrían aprovecharse para promover un desarrollo industrial sostenible. Los críticos pueden argumentar que las intervenciones de política pública pueden ser demasiado costosas. Como ocurre con cualquier política energética o industrial, existen riesgos y desafíos reales. Es probable que este tipo de programas enfrente la oposición de los grupos de presión de los combustibles fósiles, lo que significa que los gobiernos deberán establecer alianzas amplias y coaliciones entre el Estado y el sector privado.
¿Cómo se posiciona Colombia dentro de la economía verde?
Colombia tiene un potencial y una oportunidad considerable para construir una economía verde muy competitiva e intensiva en conocimiento. El presidente Petro y su equipo han dado algunos pasos muy importantes para establecer una visión para el futuro del país de cara a la industrialización verde y la protección de la biodiversidad. Ahora el siguiente paso será poner en práctica esta visión con estrategias concretas para localizar partes de las cadenas de valor con bajas emisiones de carbono en Colombia, aprovechar el valor del conocimiento de la biodiversidad e incentivar el capital privado para que se reoriente de las actividades extractivas intensivas en carbono hacia las industrias verdes. Esto no va a ser fácil y va a tomar más de cuatro años. Pero es necesario para la sostenibilidad a largo plazo de la economía colombiana.
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