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Abdullah Ocalan, el líder del separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistán ha pasado casi 25 años tras las rejas.
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La propuesta de Devlet Bahceli, quien dirige el partido ultranacionalista turco MHP, ha desencadenado especulaciones sobre libertad
Un aliado político del presidente turco Recep Tayyip Erdogan pide la liberación condicional de Abdullah Ocalan,el líder del separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistán que ha pasado casi 25 años tras las rejas.
La propuesta de Devlet Bahceli, quien dirige el partido ultranacionalista turco MHP, ha desencadenado especulaciones de que el gobierno de Erdogan podría reactivar las conversaciones para poner fin a un conflicto que dura cuatro décadas y se ha cobrado más de 40.000 vidas.
Bahceli dijo que Ocalan, de 76 años, debería ser liberado con la condición de que pida a sus compañeros líderes del PKK que se desarmen y participen en una solución política al conflicto.
Aunque Ocalan ya no dirige las operaciones cotidianas del PKK, los comandantes del movimiento sobre el terreno aún lo veneran. Dicho esto, cualquier acuerdo de paz que él negocie serviría de poco si se negaban a firmarlo.
Ocalan fundó el PKK en el sureste de Turquía, dominado por los kurdos, en 1978, con un manifiesto que combinaba principios económicos socialistas con demandas de autonomía kurda. El grupo tomó las armas en 1984 y, en la década de 1990, se había convertido en una fuerza guerrillera de más de 10.000 combatientes. Ocalan mantuvo un control estricto sobre el PKK hasta su captura en 1999, después de lo cual fue encarcelado en una isla en el Mar de Mármara al suroeste de Estambul. Inicialmente condenado a muerte por traición, su sentencia fue conmutada más tarde a cadena perpetua.
Ocalan estuvo recluido en régimen de aislamiento durante aproximadamente una década hasta 2009, y durante años se le prohibió ver a sus familiares o a sus abogados.
Los kurdos son un pueblo indoeuropeo, nómada hasta hace poco, con una población de unos 30 millones de habitantes en todo el mundo, la mayoría de los cuales son musulmanes suníes. Se los considera uno de los grupos étnicos más numerosos del mundo sin Estado propio. Uno de los tratados finales que concluyeron la Primera Guerra Mundial dividió las zonas pobladas por kurdos entre Turquía, Irak, Siria e Irán. Frente a la discriminación, las minorías kurdas de esos países han luchado por la igualdad de derechos y la autonomía, y en ocasiones se han rebelado contra sus gobiernos.
En Irak, los kurdos lograron establecer con éxito una región semiautónoma tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2003.
En Siria, se formó una milicia conocida como Unidades de Protección Popular ( YPG) como una rama del PKK para luchar por la autonomía kurda siria. Cuando Siria se sumió en una guerra civil, las YPG se unieron a un esfuerzo liderado por Estados Unidos para erradicar el movimiento Estado Islámico y terminaron controlando aproximadamente un tercio del país. Turquía considera a las YPG como una amenaza para la seguridad debido a sus vínculos con el PKK.
Bahceli dijo que ha llegado el momento de resolver el conflicto como una forma de construir la unidad en el país dado el caos en todo el Medio Oriente .
“Todos ustedes ven que nuestro entorno se ha convertido en un escenario de incendio”, dijo.
Muchos turcos consideran a Ocalan el principal enemigo público del país, con una reputación similar a la de Osama bin Laden entre los estadounidenses. Por eso, durante mucho tiempo la idea de dejarlo en libertad se consideró impensable. Para el PKK, su liberación es una condición para que se inicien conversaciones serias de reconciliación.
El presidente Erdogan no respondió directamente a la sugerencia de Bahceli y se limitó a decir: "Queremos construir una Turquía todos juntos donde no haya terrorismo".
Tras los comentarios de Bahceli, a Ocalan se le permitió reunirse con su sobrino, el legislador Omer Ocalan, y dijo que tenía el "poder teórico y práctico para llevar este proceso del conflicto y la violencia al ámbito político", según una publicación de Omer Ocalan en X.
El PKK quiere que el gobierno turco reconozca la identidad y la cultura kurdas en la constitución del país, conceda a la población kurda libertad de pensamiento y de reunión y permita la enseñanza del idioma kurdo en las escuelas.
También pide que el gobierno reconozca el derecho kurdo a la autodeterminación, o lo que llama “autonomía democrática”, un estatus que transferiría más poderes del gobierno de Ankara a las autoridades locales del sureste de Turquía.
El gobierno no ha accedido a ninguna de estas exigencias. El PKK está considerado organización terrorista tanto por los Estados Unidos como por la Unión Europea.
Décadas de profunda hostilidad mutua representan un importante obstáculo para la reconciliación, y la situación sigue siendo tensa. El día después de que Bahceli hiciera sus comentarios, un ataque con armas de fuego en la capital turca mató a cinco personas e hirió a otras 22. El PKK se atribuyó posteriormente la responsabilidad. Dijo que el ataque fue planeado "hace mucho tiempo" y no estaba relacionado con la "agenda política" reciente en Turquía.
Selahattin Demirtas, uno de los políticos kurdos más destacados de Turquía actualmente en prisión, se ha comprometido a apoyar a Ocalan si acepta participar en una iniciativa de paz.
Cemil Bayik, un alto funcionario del PKK que se encuentra escondido en el norte de Irak, dijo en un video sin fecha circulado por los medios turcos el 23 de octubre que los líderes del PKK en el terreno compartían el objetivo de Ocalan de asegurar más derechos culturales y legales para los kurdos, pero que también deben ser incluidos en cualquier conversación de reconciliación.
Las cuatro décadas de combates han dejado decenas de miles de muertos y han contribuido a la marginación económica del sureste de Turquía, de mayoría kurda.
Cuando las últimas conversaciones de reconciliación terminaron en 2015, el conflicto se centró en las zonas rurales y montañosas y se dirigió hacia las zonas residenciales urbanas, y las fuerzas de seguridad turcas acabaron ganando terreno. La mayoría de los combatientes del PKK en Turquía se marcharon para unirse a las filas de las YPG en Siria.
El ejército turco también ha estado tratando de expulsar a los líderes del PKK de sus bases en las montañas Qandil, en la región fronteriza del noreste de Irak, vecina a Turquía e Irán.
Al gobierno de Turquía le preocupa que el enfrentamiento entre Israel, aliado de Estados Unidos, e Irán haga que el Medio Oriente sea aún más inestable, envalentonando a una variedad de grupos armados, incluidos el YPG y el PKK.
Turquía ya había intentado establecer una zona de contención profunda a lo largo de su frontera con Siria para poder luchar contra sus adversarios kurdos en el país, pero Estados Unidos y Rusia, actores clave en la región, lo han bloqueado. Un acuerdo de paz con el PKK podría aliviar algunas de las tensiones entre Turquía y su aliado de la Otan, Estados Unidos, por el apoyo norteamericano a las YPG.
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