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El secretario ejecutivo de la ONU para el cambio climático, Simon Stiell, ha instado a acordar una nueva meta de financiación mundial para la lucha contra el cambio climático
Los países se preparan para unas duras conversaciones sobre financiación y comercio en la cumbre anual de la ONU sobre el clima que ya inició, tras un año de desastres meteorológicos que han envalentonado a los países en desarrollo en sus demandas de dinero para el clima.
En su apertura participaron el presidente de la anterior cumbre en Dubái (COP28), el sultán Ahmed Al-Jaber, así como el secretario ejecutivo de la ONU para el cambio climático, Simon Stiell.
Los delegados reunidos en Bakú, capital de Azerbaiyán, esperan resolver el principal punto del orden del día de la cumbre: un acuerdo de hasta un US$1billón anuales en financiación climática para los países en desarrollo.
Y es que, los llamados ya se comenzaron a hacer. El secretario ejecutivo de la ONU para el cambio climático, Simon Stiell, ha instado a acordar una nueva meta de financiación mundial para la lucha contra el cambio climático, porque "ningún país es inmune" al calentamiento global.
Sin embargo, las prioridades de negociación de la cumbre compiten por los recursos y la atención de los Gobiernos frente a las preocupaciones económicas, las guerras en Ucrania y Gaza y la reelección la semana pasada en Estados Unidos de Donald Trump, un negacionista del cambio climático, como presidente de la mayor economía del mundo.
Azerbaiyán, anfitrión de la COP29, será el encargado de mantener a los países centrados en acordar un nuevo objetivo de financiación mundial que sustituya al actual compromiso de 100.000 millones de dólares que expira este año.
El país del mar Caspio, orgulloso a menudo de albergar los primeros pozos petrolíferos del mundo, también se verá presionado para que muestre avances respecto al compromiso adquirido el año pasado en la COP28 de abandonar los combustibles fósiles.
Los ingresos procedentes del petróleo y el gas representarán el 35% de la economía del país en 2023, frente al 50% de dos años antes. El Gobierno afirma que estos ingresos seguirán disminuyendo, hasta aproximadamente el 32% de su PIB este año y el 22% en 2028.
Antes de que las conversaciones de la cumbre puedan siquiera comenzar, los países tendrán que acordar una agenda por consenso, incluida una propuesta de última hora de China de incluir las disputas comerciales.
La propuesta china, presentada en nombre del grupo de países BASIC (Brasil, India y Sudáfrica), de rápido desarrollo, pedía que la cumbre abordara "medidas comerciales restrictivas", como los aranceles sobre el carbono en la frontera de la UE, que entrarán en vigor en 2026.
Estas preocupaciones se han visto agravadas por la promesa electoral de Trump de imponer aranceles del 20% a todos los productos extranjeros y del 60% a los productos chinos.
Según Li Shuo, director de China Climate Hub en el Asia Society Policy Institute, la petición de China demuestra que está ejerciendo su cuota de poder tras la reelección de Trump, que advirtió de la probable retirada de Estados Unidos de la cooperación mundial sobre el clima.
Trump ha calificado el cambio climático de engaño y ha prometido retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, el tratado mundial para reducir las emisiones que calientan el planeta.
La Unión Europea, junto con la Administración del actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, han estado presionando a China y a los Estados petroleros del golfo Pérsico para que se unan al grupo de países donantes de financiación climática.
"Si la UE quiere hablar de financiación climática con China, si quiere hablar de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, parte de la conversación debería ser cómo resolver nuestras diferencias sobre comercio y sus aranceles", dijo Shuo.
PRESIÓN EXTREMA
En un año que va camino de ser el más caluroso jamás registrado, los expertos señalaron que los fenómenos climáticos extremos suponen un reto tanto para los países ricos como para los pobres: desde inundaciones en África, la costa española y el estado norteamericano de Carolina del Norte, hasta sequías en Sudamérica, México y el oeste de Estados Unidos.
La mayoría de los países no están preparados.
"Los resultados electorales no alteran las leyes de la física", afirmó Kaveh Guilanpour, vicepresidente de estrategias internacionales de la organización sin ánimo de lucro Center for Climate and Energy Solutions.
"A menos que el mundo intensifique colectivamente sus esfuerzos, los efectos del cambio climático serán cada vez más graves y frecuentes y los sufrirá un número creciente de personas en todos los países, incluido Estados Unidos."
A muchos en Bakú les preocupaba que la retirada de Estados Unidos pudiera llevar a otros países a dar marcha atrás en sus compromisos climáticos o a reducir sus ambiciones futuras.
"Sin duda es un riesgo. La gente dirá: bueno, Estados Unidos es el segundo mayor emisor. Es la mayor economía del mundo. (...) Si ellos no se fijan un objetivo ambicioso, ¿por qué íbamos a hacerlo nosotros?", dijo a Reuters Marc Vanheukelen, embajador de la UE para el clima de 2019 a 2023.
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