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Los ataques, el viernes en la noche, fueron en represalia por muerte de tres soldados estadounidenses en días pasados
Estados Unidos lanzó, en la noche del viernes, ataques aéreos en Irak y Siria contra más de 85 objetivos vinculados a la Guardia Revolucionaria de Irán (GRI) y a las milicias que respalda, en los que al parecer murieron más de 30 personas, en represalia por uno mortal contra soldados estadounidenses.
Los ataques, que incluyeron el uso de bombarderos B-1 de largo alcance pilotados desde Estados Unidos, fueron los primeros de una respuesta a varios niveles del Gobierno del presidente Joe Biden a una agresión del pasado fin de semana de militantes respaldados por Irán.
Se esperaban más operaciones militares estadounidenses en los próximos días.
Los ataques intensificaron un conflicto que se ha extendido a la región desde que estalló la guerra entre Israel y Hamás tras el mortífero ataque del grupo militante palestino contra Israel el 7 de octubre.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Nasser Kanaani, dijo en un comunicado que los ataques estadounidenses representaban "otro error arriesgado y estratégico de Estados Unidos que solo provocará un aumento de la tensión y la inestabilidad en la región".
Irak también condenó los ataques estadounidenses, afirmando que habían matado a 16 personas, entre ellas civiles. En Siria, los ataques causaron la muerte de 23 personas que vigilaban los lugares atacados, dijo Rami Abdulrahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización que informa sobre la guerra en Siria.
El teniente general estadounidense Douglas Sims, director del Estado Mayor Conjunto, dijo que los ataques parecían haber tenido éxito, al provocar grandes explosiones secundarias cuando
las bombas alcanzaron armamento militante.
Los ataques se llevaron a cabo a sabiendas de que probablemente habría víctimas entre las personas que se encontraban en las instalaciones, agregó.
Pentágono no quiere una guerra
A pesar de los ataques, el Pentágono ha dicho que no quiere la guerra con Irán y que tampoco cree que Teherán la quiera, cuando ha aumentado la presión republicana sobre Biden para que
dé un golpe directo.
Irán, que respalda a Hamás, ha tratado de mantenerse al margen del conflicto regional aunque apoya a grupos que han entrado en liza desde Líbano, Yemen, Irak y Siria, el llamado "Eje de la Resistencia", hostil a los intereses israelíes y estadounidenses.
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