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Los efectos principales que se verían en la economía de la región se sentirán en una mayor devaluación de las monedas y pérdida de flujos de inversión internacional
Esta semana fue clave en términos de datos macroeconómicos que muestran el rumbo que está tomando la economía más grande del mundo. Ayer se conocieron nuevos datos de la inflación de EE.UU., con el índice de precios de gastos de consumo personal, un indicador que la Reserva Federal utiliza como su barómetro principal para medir el estado de los precios al consumidor, dato que saltó a su mayor nivel en más de 40 años.
Un día antes se supo que la economía estadounidense se contrajo por segundo trimestre consecutivo, cumpliendo con la recesión técnica, y el miércoles, la Fed volvió a subir las tasas de interés en 75 puntos básicos, el aumento más agresivo desde 1980.
Todos estos datos, evidentemente, tienen un impacto en toda la economía mundial, incluyendo a los países de América Latina. El viejo adagio de que, “si EE.UU. estornuda, Latinoamérica se resfría”, toma más fuerza en la coyuntura actual, que tiene al mundo en una gran incertidumbre.
“Debido a que la inflación global permanece alta, específicamente en EE.UU., la Fed ha tenido que continuar subiendo la tasa con el fin de frenar el consumo en esa economía. No obstante, esto para Latinoamérica significa que el costo de financiarse en dólares sigue subiendo y, por lo tanto, conseguir recursos para gasto público se vuelve una tarea más retadora” explica Germán Cristancho, jefe de Investigación y Estrategia en Davivienda Corredores.
Los efectos principales que se verían en la economía de la región se sentirán en una mayor devaluación de las monedas, pérdida de flujos de inversión internacional y menor consumo de materias primas por parte del país norteamericano, que es lo que más se exporta desde este lado del continente.
“Todas las naciones de la región se van a ver afectados. Habrá incrementos en la concentración de deuda externa y en los indicadores macro que se necesitan reducir pronto si se quiere recuperar el grado de inversión, como el caso de Colombia”, asegura el estadístico y analista del mercado de valores, Juan Camilo Santana.
Dólar más fuerte
El principal efecto que suele tener las decisiones de la Fed es que la moneda estadounidense tome más fuerza, lo que preocupa en un contexto en el que la moneda ya ha alcanzado niveles históricos en muchos países del mundo.
“Los efectos sobre las cuentas latinas es que va a seguir habiendo devaluación. Con el inicio de la subida de tasas, el peso colombiano muy difícilmente va a volver a bajar de los $4.000, sobre todo con esta coyuntura de cambio de Gobierno y con grandes incertidumbres sobre sus políticas. Los demás países de América Latina van a seguir experimentando una mayor depreciación de sus monedas frente al dólar”, dice Santana.
Por su parte Germán Cristancho asegura que “usualmente el dólar se mantiene fuerte mientras el contexto esté marcado por aumentos de tasa de interés en EE.UU., lo cual posiblemente se mantendrá hasta final de este año o inicios de 2023. Sin embargo, la moderación en la economía y las expectativas de los consumidores debería apuntar a que estos aumentos se moderen”.
No obstante, la divisa ha mantenido una tendencia bajista en los últimos días. Según el economista en jefe de Scotiabank Colpatria, Sergio Olarte, esto se explica porque el mercado ya daba por descontado el aumento de los tipos. “Una subida de tasas siempre nos pega, pero si ya estaba en el escenario base, seguido del mensaje de Jerome Powell de no estar dispuesto a ir tan lejos, hace que la tasa de cambio se aprecie y que los TES caigan”, indica Olarte.
A su vez, el asesor financiero certificado por el Mercado de Valores (AMV), Andrés Moreno, dice que ya se ha descontado mucho la recesión económica en EE.UU. “En general los países de la región se afectan, aunque, lo que está ocurriendo no es que viene de una recesión, sino que Estados Unidos ya está en recesión. Lo que se llega es la recuperación, por lo que todas las monedas han estado mejorando valor”, agrega.
Menor flujo de inversión
El alza de tasas de la Fed vuelve más competitivo a EE.UU. para que los capitales vayan allá a invertir, según dice Moreno. Este efecto también pesa sobre la región. “Para Latinoamérica, todos esos flujos de capital que se venían dando en la prepandemia y que se mantuvieron de alguna manera durante la crisis de covid-19 empiezan a salir hacia economías desarrolladas”, indica Juan Camilo Santana.
Menores movimientos suelen golpear más a los países que dependen de la inversión extranjera, como lo detalla Germán Cristancho: “los países que reciben el mayor impacto son los que tienen más necesidad de financiamiento externo, ya sea porque sus niveles de deuda son altos o porque sus déficits comerciales son amplios”.
Menor producción de EE.UU. genera menos demanda de materias primas
Según explica Igal Magendzo, economista y cofundador de Pacifico Research, “la posibilidad de una recesión en la principal economía del mundo se traduce en una menor demanda por los productos que ex-porta Latinoamérica, en particular los commodities”. Sin embargo, todavía no se confirma una recesión total en la economía de EE.UU.
Germán Cristancho dice que “es importante reconocer que no se está presentando una caída fuerte del consumo de hogares sino una moderación en inversión privada por lo que no pareciera que es una contracción”.
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