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Las pérdidas de la compañía en los últimos seis años superan los US$10.400 millones
La icónica cadena estadounidense de retail, que además es dueña de Kmart, inició su actividad en 1893 con ventas por catálogo a domicilio que fueron un éxito para el momento. En 1973 inauguraron la Torre Sears de 108 pisos, en aquel momento fue el rascacielos más alto del mundo, pero este éxito no se mantuvo y la compañía se ha ido a pique en los últimos años.
Aunque en mayo Rob Riecker, jefe de Finanzas de la compañía dijo “nuestra prioridad es volver a ser rentables”, las pérdidas de la compañía en los últimos seis años superan los US$10.400 millones, lo que los ha llevado a cerrar más de la mitad de las tiendas, quedando solo con 864 y pensando en seguir con los recortes, además, sus acciones han caído 68% entre enero y agosto.
Detrás de esta crisis que vive la compañía se ha ido gestando un millonario negocio inmobiliario con la venta de las tiendas, en el que se han presentado distintas particularidades como el protagonismo de Edward Scott Lampert, presidente, director ejecutivo y principal accionista de Sears quién es el artífice de las ventas y compras de estas propiedades.
Lamper no solo es el encargado de manejar Sears, sino también su fondo de inversión ESL - que lleva este nombre por las iniciales de Lambert - y también de la inmobiliaria Seritage Growth Properties, las tres partes que tienen injerencia en las transacciones comerciales de la compañía; cabe resaltar que en esta firma inmobiliaria tienen participación personajes como Warren Buffett, magnate de los negocios y Steven Mnuchinn, secretario del Tesoro del gobierno de Donald Trump.
Seritage adquirió más de 200 tiendas a Sears por US$2.700 millones en 2015; y según un comunicado del fondo de inversión de Lambert el acuerdo le permitía a Sears "mejorar su perfil de deuda y su posición de liquidez, creando una pista que la ayuda a continuar en su transformación".
Pero eso no es todo, este mismo fondo le han prestado grandes sumas de dinero a Sears, por lo que ahora es uno de sus mayores acreedores. Según Mark Cohen, exdirector ejecutivo de Sears en Canadá y actual profesor de la Universidad de Columbia, "si la empresa quiebra, Lambert mantiene el control de la compañía porque, aunque pierde su participación accionaria, es el principal acreedor"
Esto causó que varios accionistas interpusieran una demanda por creer que la venta de las tiendas era una ‘transacción conflictiva’, pero tras el pago de US$40 millones en los tribunales, las dos partes llegaron a un acuerdo legal y se terminó el conflicto.
A todo esto se le suma la propuesta de Lampert de comprar la popular marca de electrodomésticos Kenmore y otros activos de la empresa al conseguir otro comprador que estuviese interesado.
Los errores de la compañía
La mala gestión de los nuevos presidentes, vicepresidentes y consejeros llevaron a la empresa a perder el foco del negocio, invirtiendo en bienes raíces y empresas de automóviles, con lo que buscaban diversificar la actividad de la empresa, Sears descuidó la gestión de la venta al por menor.
Asimismo, la burocracia a la que llegó la compañía no le favoreció en nada porque al generar demasiadas divisiones llegaron muchos gerentes que no se ponían de acuerdo entre sí, provocando lo que se conoce en el mundo empresarial como ‘esclerosis cultural’ que paraliza a las empresas e impide que adopten medidas estratégicas rápidas para adaptarse a los cambios.
Además, Sears fue una empresa más de las que no supo ver estratégicamente a su competencia. La compañía se confió en su soberanía y no prestó atención a Walmart, JCPenney, TJ Maxx, entre otros grandes competidores. El número de competidores que tiene Sears en un radio de 15 minutos en auto ha aumentado de 1.400 a 4.300 en 10 años.
Un futuro incierto
A pesar de que Sears “fue un gigante del retail. Los clientes solían esperar ansiosos por su catálogo y las familias podían pasar horas mirando los productos” según afirma Lauren Beitelspacher, profesora de marketing en la Universidad de Babson, en Estados Unidos en una entrevista con BBC Mundo, cree que ahora “parece una empresa que vende propiedades, más que un retailer”.
Beitelspacher cree que la firma ha hecho un “esfuerzo valiente” por conseguir ser rentable nuevamente, pero sus propiedades en los centros comerciales ya no son las más valorizadas porque estos “han perdido arrendatarios y están siendo utilizados para otros fines”, por lo que pueden "tener una ventaja inmobiliaria es en sus tiendas independientes"
Expertos como Larry Perkins, director ejecutivo de la consultora estadounidense Sierra Constellation Partnets declaró que "siguen sacando conejos del sombrero para mantener la empresa viva. Pero en algún momento se van a acabar los conejos "
Aún así, la compañía sigue intentando darle fuerza a sus tiendas y a marcas propias como Kenmore, que todavía son fuertes y tienen gran reputación, sin embargo el futuro de Sears sigue siendo incierto y está a la espera de encontrar cómo renovarse para que su valor aumente.
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