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Nobel de economía sostuvo que tasas de interés bajas a nivel global pueden ser perjudiciales en caso de crisis
“Empezar una guerra comercial es una distracción de los problemas domésticos reales”. Así expresó Paul Krugman, Nobel de Economía de 2008 su percepción sobre el porqué de los vientos de guerra comercial que se sienten en todo el mundo a raíz de los aranceles y bloqueos con los que han venido atacándose EE. UU. y China recientemente.
El economista, que visitó Colombia con motivo de la novena edición del Macro Vision 2018, evento que realiza anualmente el banco Itaú y que por primera vez es acogido en nuestro país, explicó que la economía actual se encuentra en un punto frágil a raíz de un crecimiento poco notorio de los últimos años acompañado de un sistema financiero con tasas de interés bajas.
Krugman explicó que actualmente nos encontramos en una economía dentro de una tasa neutral de intereses cuyo promedio es muy bajo, lo que impide que el sistema tenga con qué amortiguar una posible crisis. El nobel recordó que los bancos reducen las tasas para apretar la demanda pero expresó su preocupación pues "no queda ningún espacio para hacer recortes".
"Estamos en una situación donde todo está bien, razonable, el empleo está bien, pero no tenemos un colchón que permita recibir un golpe" dijo Krugman, quien expresó que situaciones como el Brexit, o la misma elección de Trump, dotan de incertidumbre a los mercados. "Sí un shock negativo se da por alguna razón, y una guerra lo puede ser, no hay un colchón que lo pueda defender", dijo.
Otro factor que el economista resaltó incide en la conformación de las relaciones comerciales actuales tiene que ver con la "hiperglobalización" que empezaron a percibir los mercados desde la década de los 70, la cual permitió que nuevos actores económicos entraran a participar de la dinámica comercial a nivel global.
"La liberación de comercio en el mundo desarrollado generó cambios muy fuertes. Esto sirve de combustible para los países pobres que tienen su primera oportunidad de jugar en el mercado real" explicó Krugman, quien sostuvo que el efecto de este comercio que crece rápidamente es una fuerte de tensión política y que la complejidad misma del comercio crea "puntos de inflamación" en las relaciones binacionales que pueden estallar.
"El comercio se ha vuelto mucho más complicado de lo que era y uno de los efectos de esta complicación resulta ser que los comercios bilaterales desbalancean, el déficit de comercio de los países se ha vuelto mayor", en este sentido, países como China, India o el mismo Bangladesh, que desde que se abrió al comercio ha triplicado su PIB, se convierten en nuevos actores comerciales que poco a poco van alcanzando mayor terreno en la arena comercial internacional.
"Lo que significa es que la posición de dominio de EE. UU. se ha visto reducida, ya no tiene la hegemonía económica que solía tener, y en el sistema económico, que básicamente ha sido su creación, ya no juega este papel dominante que solía jugar", comentó el Nobel.
Retomando su idea de que empezar una guerra comercial es una distracción de los problemas domésticos reales, Krugman expresó que si bien el panorama cobija de incertidumbre más de una decisión empresarial, "no ha pasado todavía, cualquiera que se encuentre en los negocios debería estar pensando por lo menos en las contingencias. La economía política, esa base subyacente es más débil de lo que era", puntualizó Krugman.
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