Los mitos y verdades sobre la migración a Canadá por trabajo, estudio o residencia

Canadá se ha consolidado como uno de los principales destinos para la migración. Bien sea por estudio, la motivación de un cambio, o la búsqueda de oportunidades laborales, esta parte del mundo se presenta como una de las alternativas más llamativas gracias a su reputación como tierra amigable para extranjeros. Así lo confirma el Migrant Acceptance Index (MAI), de la firma Gallup, que ubicó a este país en el puesto número uno, cinco casillas por encima de Estados Unidos.

Si bien la necesidad que tiene Canadá de aumentar su población es ampliamente conocida, se han creado una serie de mitos en torno a los beneficios económicos que el país otorga a los inmigrantes.

Uno de los más comunes es que a las personas se les paga por el simple hecho de vivir aquí. La realidad es que, en lugar de ser un sistema benefactor, el país ofrece a los nuevos residentes un camino para que sean ellos mismos quienes generen sus propios ingresos. De ahí que el sistema canadiense sea uno de los más eficientes agregando valor a la economía y al mercado laboral.

Lo que ha generado el surgimiento de este tipo de mitos es una interpretación ligera de algunos beneficios ofrecidos en ciertas partes del país. Por ejemplo, Saskatchewan, provincia ubicada al occidente, tiene el programa de retención de graduados, que consiste en otorgar una reducción en el pago de impuestos hasta por $20.000 dólares canadienses (US$15.700) a quienes hayan completado estudios de educación superior allí y se queden a vivir en esa parte de Canadá.

De igual forma pasa con las ayudas económicas que el estado brinda a los padres de familia. No es que el país tenga una política de compensación monetaria por tener hijos. Lo que ofrece Canadá es una protección especial a los menores, en especial cuando sus padres se encuentran en una situación muy vulnerable.

El Canada Child Benfit es un programa federal orientado a apoyar a las familias de menores ingresos con los gastos asociados a la crianza. El máximo valor a recibir es de $569 dólares canadienses (US$447) al mes, por hijo, cuando el ingreso familiar es menor a los $32.000 dólares canadienses (US$25.173).

No hay nada más alejado de la realidad que la idea de un país frío que paga a las personas por poblar sus territorios. Canadá es un país G7, la décima economía más grande del mundo, y la más libre de América, según el Index of Economic Freedom. Todos estos factores se ven reflejados en el crecimiento de sus ciudades, donde el arribo de inversión extranjera es constante. Es tal el interés que existe por una ciudad como Toronto, que el valor promedio de una vivienda aquí alcanza el límite de US$1 millón.

El beneficio real que ofrece Canadá a sus nuevos residentes es justamente la oportunidad de incorporarse a esta economía, bien sea como trabajador calificado, estudiante o emprendedor, así como vivir en un entorno seguro con alta calidad de vida. De acuerdo al censo del 2016, dos de cada 10 residentes en Canadá nacieron en el extranjero. Un indicador equivalente al doble del promedio en los países Ocde, y que para 2036 llegaría a tres de cada 10, según Statistics Canada.

Para los próximos cinco años el gobierno federal ha dispuesto un presupuesto de $4.000 mil millones de dólares canadienses (US$3.146 millones). Cerca de la mitad se usará para el procesamiento de aplicaciones de nuevos residentes. “Este año, por primera vez, Canadá se posicionó como el primer destino de elección entre aquellas personas que están pensando salir de su país de origen. Continuaremos atrayendo talento internacional”, señaló recientemente ante el parlamento de Ottawa el ministro para la Inmigración y los Refugiados, Sean Fraser.

De aquí al 2024 Canadá busca agregar cerca de 1,4 millones de nuevos residentes permanentes. Esto quiere decir que, en promedio, más de 450.000 personas estarán obteniendo dicho estatus cada año. Una parte importante de estos cupos será ocupada por quienes ya se encuentran aquí, con permiso de trabajo, mientras que otra porción está dirigida a quienes apliquen desde su país de origen. En ambos casos se hace a través del Express Entry, un sistema de puntos que tiene en cuenta la experiencia laboral, los estudios, el nivel de inglés y/o francés, la edad, y otros aspectos. El gobierno canadiense ha priorizado una lista de más de 350 ocupaciones que van desde labores con formación técnica hasta profesionales especializados.

Otro camino es el estudio. Canadá, a diferencia de otros países, otorga permiso de trabajo a los estudiantes de educación superior. Además, los egresados internacionales pueden aplicar a un permiso de trabajo. En caso de desempeñar un empleo calificado por más de un año se abre la posibilidad de la residencia permanente a través del Express Entry. Según Statistics Canada, para el año 2015, 27% de quienes estudiaron en este país obtuvieron su residencia durante los 10 años siguientes. Justamente el número de estudiantes colombianos llegando a Canadá se ha triplicado en los últimos cinco años, pasando de 2.372 en 2017 a 6.915 en 2021.
Adicionalmente, desde 2018 Canadá abrió un nuevo camino para los emprendedores a través de la visa start-up.

“Esto es una puerta de entrada al tercer ecosistema de emprendimiento más importante del mundo por detrás de Estados Unidos e Israel, así como acceder a un sistema impositivo simple, con tasas de impuestos competitivas y con más de 900 incubadoras de empresas”, asegura Andrés Felipe Rey, director ejecutivo de Cinnetico.