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Las restricciones a la producción por parte de la Unión Europea provoca que pierdan competitividad con respecto a Asia y África
Países de la Unión Europea como Francia, Alemania, Italia y Polonia han visto como los agricultores han empezado a bloquear vías e iniciar huelgas producto de la crisis del sector agrícola que ha puesto en jaque la producción de alimentos desde inicios de este año. Los principales motivos por los cuales los productores protestan se centran en los altos impuestos en comparación con el abaratamiento de productos importados y la consecuente pérdida de la competitividad por las restricciones impuestas.
El foco de las protestas se centra en Paris, la capital de Francia. Desde el lunes, cientos de agricultores bloquearon las vías de acceso a la capital en señal de protesta por la creciente burocratización, las demoras en los pagos de los subsidios por parte de la Unión Europea y el vuelco en la competitividad de sus productos, ya que, el alza en los costos de producción hace que los consumidores prefieran los productos importados desde China, Marruecos y Ucrania.
La gravedad que reviste la competencia desleal entre los importadores y los productores europeos radica en que son, precisamente los importadores, los que no tienen restricciones marcadas para la producción de alimentos, caso contrario a Europa. La Unión Europea ha advertido sobre los impedimentos (en algunos casos prohibiciones) sobre el uso de pesticidas, plaguicidas, hormonas e incluso los medicamentos que se les aplican a los animales mientras demuestra laxitud en los controles a los productos que ingresan desde Asia y África.
Así mismo, otro de los factores que han ocasionado el descontento entre los agricultores ha sido la suspensión de la subvención al diésel que se emplea para las labores del campo.
"Solo queremos competir con las mismas armas", ese es el llamado general de los productores en Francia frente a las restricciones que hacen que sus negocios dejen de ser rentables. Sumado a esto, el sentimiento colectivo de los productores es que se han sentido usados por los gobiernos como un "chivo expiatorio" durante la transición a energías verdes y aseguran que son los primeros en sufrir por los recortes en las ayudas gubernamentales cuando el presupuesto nacional no es suficiente.
La situación actual pone en evidencia el hartazgo de los agricultores franceses y la frustración generada por la imposibilidad de competir con los importadores y el recorte en las subvenciones. Como señal de protesta, cientos de ellos han llegado con sus tractores a la capital de Francia a bloquear las vías de acceso, otros han regado estiércol en las comisarías y edificios del gobierno y otros han bloqueado la entrada a los supermercados para que los consumidores tengan que acudir a los comercios locales.
Paralelo a esto, otro foco de protestas se centra en la adopción de estrategias bajo el marco de la Agenda 2030 que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Algunas de ellas consisten en la reducción del consumo de combustible, control al número de animales por rebaño y ajustes más rigurosos al uso de plaguicidas y pesticidas; el descontento radica en que no se contó con la opinión de los productores y no se analizaron las consecuencias del alza de precios.
En respuesta a los bloqueos, el primer ministro francés, Gabriel Attal, mencionó una serie de medidas para calmar los ánimos de los productores mientras se llegan a acuerdos entre las partes. Algunas de ellas son la anulación del incremento progresivo del impuesto sobre el diésel para uso agrícola y y un refuerzo a las ayudas fiscales. "Hemos decidido poner la agricultura por encima de todo. Hoy es un día para pasar a la acción, un nuevo capítulo que debe abrirse para la agricultura francesa empieza hoy".
Sin embargo, Francia no es el único país que atraviesa huelgas y paros de agricultores. En Alemania, por ejemplo, los agricultores se unieron a los activistas medioambientales a pesar de su tradicional discrepancia. Los productores respaldan una agricultura ecológica y libre pero defienden que esta transición debe contar con las reformas correspondientes, en especial en cuanto a la definición de los precios.
De la misma manera, en Rumania los diálogos entre agricultores, camioneros y el gobierno de Marcel Ciolacu no han llegado a buen puerto en su primer ciclo. Los actores, que ya llevan 10 días en protesta, exigen impuestos más bajos y beneficios más justos y reclaman por el aumento en los costos de los seguros para maquinaria pesada.
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