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Elecciones en Venezuela 2024
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Por primera vez en más de una década, los venezolanos tienen la esperanza de tener una oportunidad en la democracia.
Los votantes comenzaron a hacer fila en los centros de votación en todo el país la mañana del domingo para elegir entre el presidente Nicolás Maduro, cuyos 11 años de control del poder abarcaron una de las peores crisis humanitarias y económicas de la historia moderna, y un candidato que ni siquiera está en la boleta.
La exdiputada María Corina Machado —a quien el gobierno de Maduro le prohibió postularse a cargos públicos— ha ganado popularidad gracias a sus llamados a desmantelar los controles gubernamentales sobre la economía, privatizar la industria petrolera y reunir a las familias destrozadas por el éxodo de 7,7 millones de venezolanos. Eso ha culminado en un poderoso movimiento ciudadano que no se veía en el país desde que el fallecido Hugo Chávez, mentor e ídolo de Maduro, derrocó al establecimiento político a fines de la década de 1990.
Machado ha respaldado y estado haciendo campaña junto a su candidato sustituto, el ex diplomático Edmundo González, de 74 años, quien se enfrenta a Maduro, de 61 años.
Todas las miradas estarán centradas en la transparencia y la imparcialidad de la votación, especialmente después de que Estados Unidos restableciera costosas sanciones por lo que dijo fueron violaciones de un acuerdo para elecciones libres. La presencia de pequeñas misiones del Centro Carter y las Naciones Unidas, cientos de observadores locales, así como una red de aproximadamente 30.000 testigos voluntarios , podría desempeñar un papel fundamental para mitigar el riesgo de una posible manipulación. Venezuela retiró la invitación a observar la votación a un grupo más sólido de la Unión Europea.
Es difícil imaginar que Maduro ceda el poder, en particular dada la represión que ha sufrido el partido de oposición hasta el momento y un historial de elecciones fraudulentas. Uno de sus mayores desafíos será demostrar que la votación fue lo suficientemente justa como para darle legitimidad ante su pueblo y el resto del mundo. Si González gana, el mayor desafío será orquestar una transición pacífica del poder en un gobierno repleto de partidarios del chavismo.
Pero quien presida Venezuela en el próximo mandato de seis años tendrá que afrontar una recuperación económica , asegurar el alivio de las sanciones al petróleo, el principal producto de exportación y principal fuente de ingresos del país, y negociar una reestructuración de deuda de 158.000 millones de dólares.
Maduro podría triunfar mediante una combinación de una autoridad electoral parcial, intimidación y supresión de votantes. El gobierno controla a 3 de los 5 directores del Consejo Nacional Electoral, el más importante de los cuales es su presidente, Elvis Amoroso, más conocido por inhabilitar a Machado, de 56 años, para ejercer cargos públicos.
Por eso, la participación electoral será crucial, según Geoff Ramsey, investigador principal del Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council.
“Una avalancha de votos” haría “imposible” que el gobierno interviniera, dijo. Sin embargo, la administración de Maduro podría aprovechar la baja participación electoral a su favor. Podrían utilizar “redes clientelistas y un clima general de intimidación para evitar que la oposición salga a votar”.
De los 28 millones de ciudadanos de Venezuela, más de 21 millones están registrados para votar, según cifras de la autoridad electoral. Se espera que la participación sea similar a la de las elecciones presidenciales de 2012 y 2013, cuando la abstención fue de alrededor del 20%.
Un bloque clave para González, los venezolanos que viven en el exterior, no podrán participar en las elecciones, lo que dejará a unos 4,5 millones de votantes registrados al margen. El voto en ausencia solo es posible en países que tienen relaciones diplomáticas con el gobierno de Maduro y requiere actualizar los datos en el registro electoral. Quienes viven en lugares como Estados Unidos o Canadá pueden viajar a votar, pero la mayoría no pueden permitírselo.
A diferencia de otras elecciones recientes, el rostro de Maduro aparece en carteles y vallas publicitarias por toda la capital. Algunos son retratos del presidente en colores brillantes y estilo pop art. En otros casos, se muestran fotos de estudiantes, ancianos e indígenas sobre un mensaje que dice: “Fe en nuestro pueblo, Maduro presidente”.
Los anuncios de González son poco frecuentes, en parte por temor a represalias por publicarlos o colocarlos. Más de 100 personas que apoyaban a Machado y González de alguna manera fueron arrestadas este año, según la organización sin fines de lucro Foro Penal.
Se espera que los centros de votación cierren alrededor de las 6:00 p. m., hora local, o hasta que no haya más personas esperando en la fila para emitir su voto. Maduro ha reiterado que se espera que la autoridad electoral anuncie los resultados preliminares a las 10:00 p. m.
Si el gobierno logra realizar una farsa electoral, la lealtad de las fuerzas armadas será clave para sofocar cualquier protesta o crisis que surja a partir de ahí. Maduro ha entregado grandes y rentables sectores de la economía a los militares, instalando soldados en puestos clave en la petrolera estatal, Pdvsa, y habilitó a funcionarios de defensa para supervisar la minería y los puertos.
Verónica, una residente de Caracas que pidió no revelar su apellido por temor a ser blanco del gobierno, dijo que estaba almacenando artículos esenciales para prepararse para quedarse en casa si aumentan las tensiones después de la votación.
“La ansiedad que se vive en Venezuela no es fácil”, dijo la estudiante de mercadotecnia de 22 años. “Estoy comprando latas de atún, huevos, productos que no caduquen rápidamente y hasta velas por si hay un apagón después de las elecciones”.
El 25 de julio, día del cierre oficial de la campaña electoral, los partidarios de Maduro se reunieron en la céntrica Avenida Bolívar, donde bandas de salsa tocaron a todo volumen y vendedores ambulantes ofrecían bocadillos y bebidas, creando un ambiente festivo. Este fue el mismo lugar donde Chávez habló ante una multitud en octubre de 2012, al cerrar la última campaña presidencial antes de morir de cáncer al año siguiente.
Muchos de los presentes dijeron que eran empleados del gobierno, que habían sido trasladados en autobús desde sus oficinas, que llevaban camisetas de la campaña de Maduro y que incluso les habían dado comida. Rina, una joven de 26 años que pidió no revelar su apellido por temor a ser blanco del gobierno, estaba entre los que dijeron que los habían obligado a ir a la manifestación pero que no apoyaban la reelección de Maduro.
Otros se mostraron entusiasmados con el presidente. “Ha estado soportando dificultades desde que murió Chávez”, dijo Apolinar Espinoza, de 65 años, que trabaja en un programa de reciclaje del gobierno. “En las buenas y en las malas, él ha estado ahí, dándole a la gente lo que puede”.
A casi seis kilómetros de distancia, los partidarios de Machado y González se congregaron en las aceras de Las Mercedes, un animado barrio al este del centro de la ciudad, tratando de ver al dúo opositor. A medida que se acercaba la caravana, la gente empezó a gritar y a levantar sus teléfonos móviles para mostrarles a sus familiares y amigos que se habían conectado mediante videollamadas.
Mariana Tales, una estudiante de enfermería de 20 años, sostenía un cartel hecho a mano que decía “The Liberty Tour”, similar al Eras Tour de Taylor Swift. Dijo que veía a González, de 75 años, como un alma gemela de la estrella del pop y alguien cuyas políticas esperaba que permitieran a su familia que vive en el extranjero regresar a casa.
“Sólo quiero que mis familiares, y sobre todo mi padre, regresen”, dijo. “Quiero independencia económica. Quiero tener electricidad en mi casa”.
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