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Discurso del expresidente se centró en la recuperación de la soberanía de Brasil, su papel internacional y la defensa de la democracia
Luiz Inacio Lula da Silva lanzó oficialmente su candidatura para regresar a la presidencia de Brasil el sábado, más de una década después de dejar el cargo.
El esperado anuncio, marcado por un evento oficial en Sao Paulo, da inicio a una nueva fase de la campaña, en la que Lula y su compañero de fórmula Geraldo Alckmin comenzarán a viajar por todo el país tratando de reunir un amplio apoyo para derrotar al presidente Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales de octubre.
“El grave momento que atraviesa el país, uno de los más graves de nuestra historia, nos obliga a superar posibles diferencias para construir juntos un camino alternativo a la incompetencia y autoritarismo que nos gobierna”, dijo Lula, de 76 años, en el evento.
El discurso de Lula se centró en la recuperación de la soberanía de Brasil, su papel internacional y la defensa de la democracia. Buscó atacar temas recurrentes en los discursos de Bolsonaro, como las insinuaciones de ruptura institucional. El candidato también se comprometió a defender la Amazonía “de la política de devastación del actual gobierno”.
“Queremos volver (al poder) para que nadie se atreva a desafiar nunca más a la democracia. Y que el fascismo sea devuelto a la cloaca de la historia, de donde nunca debió salir”, dijo.
La decisión de Lula de asociarse con Alckmin, exgobernador de Sao Paulo y viejo enemigo político, fue vista como una señal de que el líder de izquierda está tratando de acercarse a puntos de vista más moderados, aunque aún tiene que nombrar a un asesor económico para explicar su programa para la economía más grande de América Latina. Hasta ahora, el Partido de los Trabajadores de Lula ha hecho alianzas principalmente con la izquierda, y varios de los principales partidos del centro aún intentan lanzar sus propios candidatos, aunque la mayoría no logra obtener más del 10% del apoyo de los votantes.
Alckmin, cuyo nombre en el boleto se hizo oficial el mes pasado, tuvo que faltar al evento del sábado luego de que le diagnosticaran covid-19.
Si bien lidera las primeras encuestas, la ventaja de Lula sobre Bolsonaro se ha reducido en algunas encuestas recientes, que muestran una resistencia generalizada a ambos. El expresidente ha hecho declaraciones controvertidas sobre todo, desde el aborto hasta la guerra en Ucrania en las últimas semanas, lo que ha provocado reacciones violentas y retractaciones generalizadas.
Flavio Dino, un aliado cercano y uno de los jefes de campaña de Lula, dijo a principios de esta semana que incluso los políticos experimentados cometen errores y agregó que el líder izquierdista lanzará un programa de gobierno centrista en julio después de un puñado de discusiones internas entre el Partido de los Trabajadores y un grupo de cuatro partidos aliados. Eso incluye el PSB, hogar del compañero de fórmula de Lula, Alckmin, y del mismo Dino.
El sábado, Lula se limitó a leer su discurso. En una de las pocas líneas improvisadas, agradeció a la expresidenta Dilma Rousseff pero señaló que no debería ser parte de un futuro ministerio si es elegida.
Su discurso también se centró en temas económicos como la inflación y el regreso de Brasil al mapa del hambre. Lula volvió a criticar la privatización de empresas estatales como Petrobras y Eletrobras, y lo que llamó su desmantelamiento.
“El resultado de esto es que somos autosuficientes en petróleo, pero pagamos una de las gasolinas más caras del mundo, cotizada en dólares, mientras que los brasileños reciben sus salarios en reales”, dijo Lula.
El expresidente, que gobernó el país de 2003 a 2010 y luego fue encarcelado en la investigación masiva de Carwash, todavía es visto por muchos brasileños como el rostro de la corrupción. Las condenas de Lula, que lo excluyeron de las elecciones presidenciales de 2018, fueron anuladas por motivos de procedimiento el año pasado, lo que lo autorizó a postularse nuevamente para el cargo.
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