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Desde el entorno del Presidente describieron cómo el expresidente vivió el mensaje del libertario el domingo por la noche
Mauricio Macri no vio el discurso que el domingo por la noche ofreció Javier Milei ante el Congreso para presentar el Presupuesto Nacional, la ley de leyes. Es verdad que nunca ve discursos, no vio los de Cristina Kirchner, ni los de Alberto Fernández. "No ve televisión", dijeron a su lado. Pero tampoco parece haber manifestado ninguna curiosidad.
El expresidente volvió el sábado a Buenos Aires, después de una larga gira que realizó para participar en un encuentro político-empresario que se realiza anualmente en Corea del Sur, normalmente abierto por el presidente de la República de Corea, Yoon Suk-Yeal, como en este caso. En el World Knowlodge Forum disertó, entre otros, el economista argentino Martín Redrado.
A Macri le tocó compartir reuniones con expresidentes y conocer ese país, uno de los más avanzados del mundo en términos tecnológicos y con gran parte de su economía focalizada en la vanguardia del desarrollo tecnológico, asentada sobre una de las civilizaciones más antiguas del mundo.
Antes estuvo en Mauritania como parte de una gira en tanto presidente de la Fundación FIFA y, como tuvo más tiempo, a su lado comentan que pudo seguir con detalle las vicisitudes parlamentarias del Gobierno, el rechazo en Diputados del DNU con el aumento de fondos derogados para la SIDE (también rechazado el jueves pasado en el Senado) y la situación del pliego de Ariel Lijo, a la espera de 14 firmas de la Comisión de Acuerdos de la Cámara alta para luego pasar al recinto.
En ambos casos, obtuvo lo que quería, por lo menos hasta ahora. El DNU no avanzó, y tampoco el pliego, que -según trascendidos- solo tiene cuatro firmas avalando su designación. Donde parece que no le fue tan bien a Macri es en su relación con el Presidente.
Es que antes de salir de viaje, le recomendó a Milei que se ponga al frente de las negociaciones para obtener resultados sólidos en el Parlamento. Fue la última vez que se vieron, el 27 de agosto, cuando comieron entrañas con ensalada en un encuentro que difundió el Presidente quien, días después, dijo que "realmente fue una reunión donde nos pusimos de acuerdo".
En efecto, Milei le hizo caso al presidente del PRO: se puso al frente de las negociaciones. Pero no sentó a ningún dirigente del PRO a la mesa, sino a Patricia Bullrich, quien justamente le disputa liderazgo a Macri y ya tiene decidida en la provincia de Buenos Aires la alianza de LLA con el PRO Libertad. Definitivamente, a la ministra de Seguridad le conviene llevar ese sello en las elecciones del año próximo y dejar al PRO fuera de toda alianza con los libertarios.
En el PRO, en cambio, no están decididos. Hay quienes empujan listas conjuntas, pero la mayoría no. Dirigentes importantes, que hoy están en la mesa chica del partido que no pudo entrar al balotaje, están definitivamente en contra y creen que si lo hacen serán finalmente "deglutidos" por LLA. Por el contrario, apuestan a compartir listas en 2027, en las elecciones ejecutivas. "Pero para eso falta una eternidad", explican.
Macri todavía no tiene claro qué hará su partido. Escucha a todos, busca colaborar con Milei, aunque también se siente destratado apenas el Presidente logra acomodarse de nuevo en la compleja escena política que le tocó gobernar.
Y nadie sabe si sintió aludido o no, pero en 3 de 31 páginas el Presidente se quejó, incluso de mal modo, de quienes lo critican por llevar adelante una mala gestión. "No me deja de llamar la atención que dirigentes de todos los colores y banderas nos acusen tan seguido de no tener gestión", fue una de las frases que pronunció.
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