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El vocero dijo que el BCE, que ha sido incapaz de alcanzar su objetivo de inflación algo inferior al 2% desde 2013, podría rebajar las tasas aún, ajustar su guía de tipos y que aún tiene un "espacio considerable" para realizar más compras de activos
El Banco Central Europeo volverá a relajar su política monetaria si no se acelera la inflación, dijo el martes el presidente de la entidad, Mario Draghi, en un anuncio que supuso una de las mayores reversiones en sus ocho años de mandato y generó la ira del presidente estadounidense, Donald Trump.
Tras cuatro años de un estímulo sin precedentes para revivir la economía de la zona euro tras su crisis de deuda, el BCE estuvo preparando a los mercados para un ajuste de su política -proceso calificado como "normalización"-, pero los conflictos comerciales mundiales frustraron sus planes en pocos meses.
El problema es que, con las tasas de interés en mínimos históricos y con un hoja de balance que ya trepó hasta los 4,7 billones de euros (5,3 billones de dólares), la munición restante del BCE es limitada, lo que generó dudas sobre la posible efectividad de cualquier medida nueva.
"En ausencia de mejoras, por ejemplo si se ve amenazado el restablecimiento de la inflación a los niveles deseados, será necesario un estímulo adicional", dijo Draghi en la conferencia anual del BCE en Sintra, Portugal.
Trump criticó las palabras del jefe del BCE. "Mario Draghi acaba de anunciar que podría haber más estímulos, lo que hizo caer de forma inmediata al euro frente al dólar, facilitándoles injustamente la competencia contra EE.UU. Llevan años saliéndose con la suya, junto con China y otros", tuiteó.
Cuando quedan apenas cuatro meses para el fin de su mandato, la desaceleración amenaza el legado de Draghi. Su promesa de 2012 de hacer "lo que sea necesario" para salvar al euro cuenta con el crédito generalizado de haber mantenido la unidad del bloque monetario en los peores días de su crisis.
"Utilizaremos toda la flexibilidad posible para cumplir nuestro mandato, y lo volveremos a hacer para responder a cualquier desafío sobre la estabilidad de los precios en el futuro", dijo Draghi. "La política monetaria sigue comprometida con su objetivo y no se resigna a una inflación demasiado baja".
No obstante, Draghi no es el único en dar marcha atrás.
La Reserva Federal de Estados Unidos abandonó primero sus alzas de tasas y muchos creen que esta semana indicará rebajas a los costos del préstamo, por culpa de una agitación mundial que está erosionando la confianza, golpeando a las acciones y al comercio a nivel global.
Draghi dijo que el BCE, que ha sido incapaz de alcanzar su objetivo de inflación algo inferior al 2% desde 2013, podría rebajar las tasas aún, ajustar su guía de tipos y que aún tiene un "espacio considerable" para realizar más compras de activos.
También indicó que el BCE podría ofrecer "medidas de mitigación" para contrarrestar los indeseados efectos secundarios de las tasas negativas. Según señaló, el BCE estudiará sus opciones en las "próximas semanas", sugiriendo que las acciones podrían aprobarse más pronto que tarde.
Los comentarios, que los mercados consideraron inesperadamente cautos, hicieron caer al euro frente al dólar, mientras que las acciones recortaron sus pérdidas iniciales y el rendimiento de los bonos amplió su declive, muchos de ellos en territorio de mínimos históricos.
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