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El debate debiera dar más de claridad en torno a las propuestas fiscales, las proyecciones arancelarias y planes de gasto público
El primer debate presidencial entre la vicepresidenta Kamala Harris y el ex presidente Donald Trump está generando mayor nerviosismo en el mercado que el anterior debate en junio entre Trump y el presidente Joe Biden.
Abundan las señales. Un indicador que mide la volatilidad implícita a tres meses para el índice Bloomberg Dollar Spot está cerca de su nivel más alto desde la crisis bancaria de marzo de 2023. En tanto, tras un repunte en agosto, el VIX —también conocido popularmente como el indicador del miedo— está de nuevo en alza. También sube la turbulencia en el mercado de bonos, ya que contradictorias señales económicas complican las apuestas sobre los recortes de tasas de la Reserva Federal.
Con este telón de fondo llega el debate del martes, con los candidatos enfrentados en una contienda presidencial extremadamente reñida. El debate debiera dar un poco más de claridad en torno a las propuestas fiscales, las proyecciones arancelarias, los planes de gasto público y las políticas sobre energía, vehículos eléctricos, sanidad y mucho más de los candidatos.
“Este debate podría ser fundamental para el impulso de ambas campañas”, según Kathleen Brooks, directora de investigación del corredor de divisas XTB. “Aunque ocurren conmociones políticas en todo el mundo, el mayor riesgo siguen siendo las elecciones de EE.UU. en noviembre”.
La mala actuación de Biden en el debate de junio llevó a su salida de la carrera, y empujó a los inversionistas a apostar por el “Trump Trade”, o sea, operaciones que se beneficiarían por la política fiscal inflacionista y mayor proteccionismo comercial de Trump. Muchas de esas apuestas se deshicieron después de que Harris entrara en la carrera, pero la reacción inicial muestra como el debate puede agitar el mercado, especialmente en momentos que sube la volatilidad.
Aún no se ha materializado un conjunto claro de operaciones que se beneficiarían por una victoria de Harris y los operadores quieren conocer más pistas sobre sus prioridades políticas. Esto es lo que hay que vigilar de cara al debate del martes:
Los inversionistas en renta variable estarán atentos a los planes en materia de impuestos y aranceles, dos áreas con marcadas diferencias. Goldman Sachs Group Inc. calcula que el plan fiscal de Trump, que bajaría la tasa del impuesto corporativo del 21% a 15%, elevaría las ganancias de las empresas del S&P 500 en torno a 4%. Por el contrario, el plan de Harris —un aumento del impuesto a 28%— podría reducir los beneficios del S&P en torno a 8%.
En cuanto a aranceles, Trump plantea un gravamen general de 10% y uno mayor sobre productos fabricados en China. Harris ha insinuado que se mantendrá dura con China, pero tampoco ve beneficios en una escalada de las tensiones.
Una cesta de J.P. Morgan de valores con alta exposición directa a China incluye empresas de semiconductores, industriales, materiales, automóviles y sanidad. Vale la pena vigilar nombres como Nvidia, Broadcom, Apple, Tesla, Otis Worldwide y Agilent Technologies.
Goldman Sachs creó índices que rastrean las estrategias en torno a las políticas de cada partido. Muestran que el indicador demócrata empezó a superar al republicano justo en el momento en que Joe Biden dejó de ser candidato y apoyó a Harris.
Tras el debate de junio, los mercados de apuestas mostraban un aumento en las probabilidades de una victoria de Trump. Al mismo tiempo, los Treasuries a mayor plazo cayeron y la curva de tasas se empinó a medida que los operadores ajustaban posiciones para protegerse de efectos potencialmente inflacionistas de las políticas fiscales y comerciales de Trump.
Analistas de bonos coinciden en que, gane quien gane las elecciones, las perspectivas fiscales de EE.UU. solo van a empeorar en los próximos años, y que la composición del Congreso será fundamental para determinar los planes de gasto.
Si bien las tasas de los bonos de EE.UU. han descendido desde junio ante los inminentes recortes de tasas de la Fed, los inversionistas se mantendrán atentos a cualquier pista sobre los planes fiscales tanto de Trump como de Harris. Un empeoramiento de las perspectivas de deuda y déficit podría acelerar la inclinación de la curva.
Las divisas de los principales socios comerciales de EE.UU., como México y China, han sido las más sensibles a la retórica de Trump, quien llamó a imponer un arancel de 100% a los países que rehúyan el dólar. Durante el primer debate presidencial, el peso mexicano se debilitó bruscamente en tiempo real mientras Trump y Biden hablaban.
Más allá de eso, el enfoque de Trump sobre el valor del dólar —y la posición de Harris sobre el tema— son de vital importancia para el mercado.
Estrategas de Wall Street coinciden ampliamente en que los aranceles de Trump apoyarían, al menos a corto plazo, al billete verde. Pero Trump también ha argumentado que la moneda sigue demasiado fuerte.
La forma en que equilibre esas ideas contrapuestas, y si ello implica una retórica que presione a la Reserva Federal para que recorte las tasas de interés de forma más agresiva, podría impulsar la volatilidad de la divisa tras el debate.
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