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Nicolás Maduro, presidente de Venezuela
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El domingo pasado, González Urrutia aterrizó en Madrid es un avión de las fuerzas armadas españolas tras pasar varios días oculto en la embajada española en Caracas
El gobierno chavista llama a consultas al embajador español en Caracas y a la venezolana en Madrid después de que Margarita Robles calificara el régimen de Maduro de "dictadura".
La tensión diplomática abierta entre España y Venezuela después de que Nicolás Maduro se atribuyera sin pruebas la victoria en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio se ha convertido hoy en una crisis en toda regla.
El conflicto había ido ganando intensidad a lo largo de los últimos días.En primer lugar, el Gobierno de Pedro Sánchez desveló el fin de semana pasado que había ofrecido asilo político al líder de la oposición, Edmundo González Urrutia que, según aseguran los partidos opositores, fue quien ganó realmente los comicios presidenciales por amplia mayoría. El domingo pasado, González Urrutia aterrizó en Madrid es un avión de las fuerzas armadas españolas tras pasar varios días oculto en la embajada española en Caracas.
El miércoles, en contra de la voluntad y del criterio del Gobierno, el Congreso de los Diputados aprobó una proposición no de ley del Partido Popular, que salió adelante gracias a los votos del PNV, socio parlamentario del Ejecutivo de coalición, y reconoció a Edmundo González Urrutia, como "presidente electo" de Venezuela, lo que forzó que, al día siguiente, Sánchez se reuniera en La Moncloa con González.
El jefe del Ejecutivo evitó, eso sí, otorgarle a este encuentro un rango oficial, ya que el reconocimiento aprobado por el legislativo no obliga al Ejecutivo a seguir su mandato.
El Gobierno mantiene que, en línea con la decisión alcanzada en el seno de la Unión Europea (UE), España no puede reconocer de forma oficial a González como presidente de Venezuela porque el régimen de Maduro se niega a publicar las actas que certificarían su victoria.
Esta escalada de tensión llegó hoy a su punto álgido, al menos hasta el momento. La ministra de Defensa, Margarita Robles, durante la presentación de un libro, calificó de "dictadura" el gobierno venezolano.
Caracas respondió de forma airada. El ministro de Exteriores, Yván Gil, lamentó "las insolentes, injerencistas y groseras declaraciones de la ministra española Margarita Robles, que apuntan a un deterioro de las relaciones entre ambos países". El canciller anunció, en respuesta, la llamada a consultas del embajador español en Caracas, Ramón Santos Martínez. También ha llamado a consultas a la embajadora venezolana en Madrid, Gladys Gutiérrez.
En España, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, trataba de restar importancia al incidente diplomático. El ministro aseguró su respeto a la "decisión soberana" de Venezuela y se abstuvo de calificar al gobierno de Nicolás Maduro de dictadura."Convocar a un embajador, yo lo he hecho en varias ocasiones, y llamar a consultas son decisiones soberanas de cada Estado y por lo tanto no hay nada que comentar", aseguró en una entrevista en RNE.
Albares insistió en que trabaja para "tener las mejores relaciones posibles con el pueblo hermano de Venezuela", del que el pueblo español se siente "tremendamente cercano".
En el polo opuesto, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha lamentado que Sánchez, "no defienda la democracia" al haber "desoído" el mandato del Congreso de los Diputados para reconocer a Edmundo González como presidente electo.
En relación a las palabras de Margarita Robles, el vicesecretario de Institucional y responsable de Exteriores del PP, Esteban González Pons, se congratuló de que "por primera vez alguien del Gobierno de Pedro Sánchez ha dicho la verdad". Añadió González Pons que "ha tenido que ser Margarita Robles porque Pedro Sánchez no sabe, no quiere o no es libre. Venezuela es una dictadura, lo ha dicho Margarita Robles y es la pura verdad".
Pons acusó al Gobierno de Sánchez de estar "poniendo paños calientes a los criminales" y le recriminó que no haya retirado a su embajador como sí hizo con Argentina por los ataques personales de su presidente, Javier Milei, a Sánchez y su familia.
En relación a la vertiente económica de la crisis diplomática abierta con Venezuela, el Gobierno quiere transmitir un mensaje de calma. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, aseguró que el Ejecutivo español "defenderá sus intereses en caso de que esto fuera necesario".Cuerpo reveló que, por ahora, no tienen peticiones ni dudas que les hayan trasladado empresas por la crisis diplomática de España con Venezuela.
No obstante, el ministro confió en que se puede reconducir la situación y abogó por relaciones comerciales estables.
Las relaciones comerciales entre España y Venezuela son escasas, con unas exportaciones por importe de 146 millones de euros en 2023, frente a unas importaciones que ascendieron a 619 millones y que prácticamente se limitan al petróleo que importa Repsol. Así consta en el último informe sobre el país elaborado por ICEX en mayo, en el que detalla que el petróleo representa el 88,6 % del total de importaciones, seguido por los camarones (5,5 %), los productos semielaborados de aluminio (2 %) y el ron (1,2 %).
Venezuela ocupa el lugar 98 como país de destino de la exportación española y el 70 como país suministrador en 2023, con una tasa de cobertura del 24% aunque es un dato "extremadamente volátil" porque depende de la cantidad de petróleo que reciba Repsol de la petrolera estatal PDVSA en pago por su deuda.
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