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José Antonio Ocampo dice que una de las lecciones de la crisis de 2008 fue haber entendido la necesidad de una mayor regulación.
En la madrugada del lunes 15 de septiembre ya era un hecho que el gobierno de Estados Unidos no iba a salir en rescate de Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión más grande de ese país. Harvey Miller, el abogado de quiebras más famoso de Estados Unidos, fue el encargado de preparar la bancarrota del banco desde el domingo 14 de septiembre.
Al día siguiente, se hizo oficial la caída de Lehman Brothers, uno de los capítulos más prominentes de la crisis de 2008 y que mañana cumplirá 10 años. El codirector del Banco de la República, José Antonio Ocampo, habló con LR sobre las lecciones que dejó la mayor caída económica desde 1929.
¿Qué lecciones dejó la crisis financiera?, ¿qué aprendió el sector financiero?
Hubo dos lecciones importantes de la crisis del Atlántico Norte (el nombre que algunos le damos a la crisis de 2007-09, porque sus epicentros fueron Estados Unidos y Europa Occidental). La primera es la necesidad de regulación y supervisión prudencial fuertes. La segunda es la necesidad de mayor cooperación económica entre las principales economías para hacer frente a las crisis.
La primera ha funcionado bien, según se refleja en la constitución del Consejo de Estabilidad Financiera después de la crisis y la expedición de las normas como Basilea III, que han reforzado la regulación prudencial. Estados Unidos está dando ahora algunos pasos atrás, hasta ahora moderados. La segunda funcionó en los primeros años de la crisis, pero se rompió desde la reunión del Grupo de los 20 en 2010. A partir de entonces se mantuvieron las políticas monetarias expansivas, pero algunos países comenzaron a adoptar políticas de ajuste en materia fiscal que frenaron la recuperación.
¿Se está cocinando otra crisis financiera?, ¿qué aspectos se deben monitorear?
Hay dos elementos complejos: los altos niveles de endeudamiento, público y privado, en todo el mundo, y los problemas específicos de algunas economías emergentes que recibieron capitales en gran escala después de la crisis. Sin embargo, no creo que haya posibilidad de una crisis con efectos amplios, ni siquiera una crisis generalizada de las economías emergentes.
El elemento más crítico es el menor espacio que existiría ahora para contrarrestar la crisis, debido a que los altos niveles de endeudamiento público hacen menos factible también adoptar políticas fiscales expansivas y a que no hay mucha posibilidad de expansión monetaria, ya que las políticas correspondientes siguen siendo expansivas en los países desarrollados, excepto en Estados Unidos, donde se va a llegar pronto a una situación que se podría caracterizar como neutra. La capacidad de China de emprender una política anticíclica masiva para hacer frente a la crisis, como la que puso en marcha en 2008-09, es también más limitada. A ello se agrega la guerra comercial en curso, lo cual contrasta con el acuerdo después de la crisis del Atlántico Norte de que no se usaría el proteccionismo como mecanismo para hacer frente a la crisis.
¿Los mecanismos de prevención son lo suficientemente sólidos para evitar una nueva crisis?
Diría que en general sí en el frente financiero. Los bancos están más capitalizados, existen normas macro-prudenciales en pie en muchos países, y la supervisión es mucho más rigurosa que entonces. En materia macroeconómica, la situación es un poco más compleja, como lo señalé en la respuesta anterior, porque la capacidad para poner en marcha políticas anticíclicas fuertes es más limitada hoy.
Preocupan, en particular, el alto déficit fiscal de los Estados Unidos y el hecho de que su nivel de endeudamiento público va a llegar pronto a los niveles más altos en décadas. También la guerra comercial es un desafío.
El presidente Donald Trump ha hablado de impulsar una ley como la de 1933 que obligaba a la separación de las bancas comerciales y de inversión, ¿ayudaría a evitar que grandes corporaciones caigan en una crisis como la de 2008?
Me gusta la separación de la banca comercial y de inversión como la que estableció la Ley Glass-Steagall en los Estados Unidos en 1933. No sé si el presidente Trump tiene en mente algo similar. Más bien, los republicanos y el sector financiero de Estados Unidos han querido eliminar lo que se llama la regla Volcker que comenzó a regir en Estados Unidos en 2010 y que establece límites a lo que los bancos comerciales pueden invertir en activos de alto riesgo, más propios de las actividades de los bancos de inversión.
Por otra parte, sin embargo, la banca universal europea funciona bien, cuando hay fronteras fuertes de carácter regulatorio y contable entre lo que pueden hacer los bancos comerciales en sus actividades normales y sus inversiones de mayor riesgo.
Analistas dicen que el desplome de Lehman y la crisis de 2008 trajeron consigo un incremento extraordinario del endeudamiento público, ¿este aumento es preocupante?
Esto es correcto, pero puede decirse que es debido a la lenta recuperación, sobre todo del grueso de las economías europeas y ahora también a la reforma tributaria en los Estados Unidos. La recuperación lenta europea puede haber sido más bien por el limitado uso de la política fiscal como instrumento de recuperación, no a que se utilizó en exceso. En todo caso, como ya se lo señalé, los altos niveles de endeudamiento público establecen límites a lo que se puede hacer en materia de políticas de reactivación si llega otra crisis.
¿La crisis financiera de hace 10 años fue una de las causas de las corrientes populistas que empezaron a avanzar en Europa?
Esta es una de las interpretaciones que se ha difundido entre muchos analistas políticos, y puede ser incluso válida en parte para Estados Unidos. Ahora bien, hay populismos de derecha y de izquierda, de los cuales los primeros han sido más frecuentes y están asociados mucho más al rechazo a la inmigración e incluso al renacimiento de la xenofobia en Europa y del racismo en Estados Unidos.
Una interpretación alternativa es que es un rechazo a los efectos distributivos adversos que ha tenido la globalización, de acuerdo con el grueso de los análisis sobre el tema.
¿Cómo califica el comportamiento de América Latina durante la crisis?
América Latina (y especialmente Suramérica) se recuperó muy bien de la crisis de 2007-09 gracias a dos efectos. El primero fue que la caída de los precios de productos básicos resultó ser de muy corta duración, ya que fueron jalonados rápidamente por la recuperación de China.
El segundo fue la pronta renovación de los flujos de capitales, en este caso impulsados por las tasas de interés muy bajas en los países desarrollados. De esta manera, mientras la crisis de la deuda de los años 80 interrumpió los flujos de capitales hacia América Latina por ocho años, la crisis asiática de 1997 y rusa de 1998 los suspendió por seis, pero la de Lehman Brothers solo lo hizo por unos 12 meses.
¿América Latina está preparada para el ciclo de alzas de interés de la Reserva Federal y que llegaron a su nivel más bajo por la crisis financiera?
Más importante que el alza de tasas de interés en Estados Unidos es la crisis de algunas economías emergentes, que puede estar parcialmente asociado al retorno de los capitales hacia Estados Unidos, pero tiene también otras causas, entre ellas el excesivo endeudamiento durante los años de flujos masivos de capital que sucedieron a la crisis del Atlántico Norte.
Uno de los epicentros de la nueva crisis ha sido Argentina, pero sus efectos sobre otros países latinoamericanos han sido hasta ahora bastante limitados, con la excepción de Brasil. Venezuela también tiene problemas para atraer capitales, pero en este caso la crisis tiene origen propio.
El aumento de las tensiones comerciales, por la política del presidente Donald Trump, ¿podrían llevar a una crisis financiera o recesión económica?
Va a afectar el crecimiento económico mundial, como lo ha dicho el propio Fondo Monetario Internacional. Y va a golpear en particular a China, lo cual tiene efectos específicos sobre los mercados de productos básicos, de los cuales dependemos. Pero no creo que puedan desencadenar una crisis financiera internacional como tal.
El nobel de Economía, Robert Engle, dijo que los bancos de Colombia están preparados para resistir una crisis financiera. ¿Cómo ve al sistema financiero y a la economía de cara a contagiarse de un posible colapso?
Esa apreciación es fundamentalmente correcta. Los bancos colombianos están mejor capitalizados y la regulación y supervisión financiera de nuestro país son de alta calidad. Además, ha habido cautela en la contratación de créditos externos por parte del sector privado y, con contadas excepciones, el riesgo asociado está cubierto.
Ahora bien, la economía sí podría afectarse de una crisis que afecte a otras economías por la vía comercial, incluyendo una caída de los precios de nuestras exportaciones. Sin embargo, hasta ahora esos tipos de efectos han sido limitados y en el caso del petróleo han sido ayudados por otros factores que están afectando al mercado del crudo.
La calidad de la cartera en Colombia se ha deteriorado a niveles de la crisis de 2008, ¿se deben prender las alarmas?
En efecto, pero esos niveles no dieron lugar a una crisis financiera y tanto los de hoy como los de entonces son muy inferiores a los de fines de siglo, cuando si se produjo una crisis de este tipo.
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