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El nuevo presidente electo dio ante la marea militante en la Ciudad Vieja un discurso de unidad nacional
Yamandú Orsi supo que iba a ser el próximo presidente de la República en el mismo sexto piso del NH Columbia en que su padrino político José Mujica confirmó su triunfo 15 años atrás.
Fernando Pereira bajó a dar la noticia al Secretariado Ejecutivo del Frente Amplio, reunido en la sala Misiones de la primera planta. Faltaban 20 minutos para que las consultoras privadas anunciaran sus primeras proyecciones en televisión, pero el grupo coordinado por el ingeniero Miguel Brechner, con datos propios extraídos de un centenar de circuitos representativos, ya había concluido que la ventaja sobre el blanco Álvaro Delgado era irreversible: tres puntos y medio para esa hora.
A las 20:12 de la noche lejos estaba de ser el foco de atención esa sala Misiones desde la que la senadora Silvia Nane empezó a menear los brazos para festejar que el partido estaba liquidado, mientras saltaban abrazados Pereira, el comunista Juan CaPereira puso Canal 12 a las 20:30 para confirmar con la proyección de Cifra lo que ya venían festejando. La sala Misiones volvió a ser una fiesta y la efervescencia de los dirigentes se contagió a los miles de militantes que se acercaron al escenario frenteamplista.
Después de una buena votación en octubre que no terminó de satisfacer las (demasiado) altas expectativas en el Frente Amplio, Orsi pudo capitalizar en noviembre la virtud que desde la primera hora de la campaña lo instaló como el favorito: era el candidato “en mejores condiciones” para pelear un balotaje.
Desde el primer semestre del 2024 lo testificaban todas las encuestas que en su comando esgrimieron para resaltar las bondades de Orsi sobre Carolina Cosse, para entonces rival en las internas de junio.stillo, los emepepistas Charles Carrera y Heber Bouses y Marcelo Melo, de la Vertiente. La euforia era tal que tuvieron que cerrar las cortinas para que no bajara todavía a la expectante explanada del hotel la noticia de que la coalición de izquierda volvía a ganar el gobierno después de cumplir cinco años en la oposición.
Sorteada esa primera prueba, el exintendente de Canelones arañó cuatro meses más tarde la mayoría parlamentaria, con el cociente de los partidos más chicos jugando a su favor para blindar 16 bancas de 30 en el Senado, pero quedando a dos legisladores de tener la mayoría en Diputados.
Tuvo a partir de allí 28 días para ampliar una base que compitiera contra todos los socios de la coalición de gobierno que, sumados, tenían más votos que el Frente Amplio.
Las últimas encuestas, 72 horas antes del balotaje, vaticinaron un empate técnico. Los principales dirigentes de la Huella de Seregni presagiaron a mitad de semana que la del domingo iba a ser una noche larga y hasta llegaron a evaluar qué hacer en caso de que hubiera que esperar al conteo de los votos observados. “La moneda está en el aire”, reiteraban.
Pero Yamandú Orsi le garantizó al Frente Amplio el sprint final que necesitaba y para las 20:30 ya estaba todo laudado.
El nuevo presidente electo dio ante la marea militante en la Ciudad Vieja un discurso de unidad nacional: saludó a “aquellos que abrazan otra bandera”, resaltó que ellos “también” van “a ayudar a construir un país mejor”, prometió “laburar muchísimo” para “la construcción del Uruguay” en el que “nadie se sienta relegado”.
Su campaña de 28 días hacia el balotaje priorizó por primera vez en el año electoral las entrevistas periodísticas más incómodas antes que las salidas al interior. En ellas empezó a salir más sólido que en las múltiples ruedas de prensa que concedió de cara a octubre. Fiel a su estilo en Canelones, menospreciado a menudo por blancos, colorados y cabildantes, el candidato fue recogiendo adhesiones de dirigentes oficialistas menores para pescar en la pecera del adversario y blindar la victoria.
Cuando recién despuntaba la campaña, el primer documento estratégico del comando de Orsi tenía la consigna, según reconstruyó El Observador, de "cuidar el punto de oro", en alusión a esos 25 mil votos que en un escenario de alta paridad podían definir una elección. La distancia terminó siendo bastante mayor y hasta se cumplió la afirmación del sociólogo Agustín Canzani, principal asesor de la Huella de Seregni en materia de opinión pública: “El Frente Amplio nunca creció menos de cinco puntos en los balotajes”.
Pero también fue la vez que menos diferencia le sacó el Frente a su adversario para ganar el gobierno. Si bien la izquierda logró torcer la balanza a su favor tras las derrotas casi calcadas del balotaje de 2019 y el referéndum contra 135 artículos de la LUC, tanto Mujica en 2009 como Tabaré Vázquez en 2014 se impusieron en segunda vuelta con sobrada ventaja sobre los blancos. Ahora la diferencia fue de unos 95 mil votos, sin contar todavía los casi 36 mil observados.
El presidente electo pidió al cierre del domingo tener la mañana del lunes libre para descansar, informaron sus allegados a El Observador. Sobre la tarde se espera la visita en Torre Ejecutiva al presidente Luis Lacalle Pou, como el primer paso de los siguientes tres meses de transición. Orsi también pretende en las próximas horas reunirse con el exmandatario José Mujica.
El Secretariado Ejecutivo, por su parte, está convocado para el martes. El senador Mario Bergara expresó este domingo en el streaming de El Observador que a partir de ahora comienza un “trabajo paralelo” entre “el gobierno electo” y la estructura del Frente Amplio. Parte de esa etapa consiste en anunciar a los futuros integrantes del gabinete, algo que tanto Orsi como Delgado prefirieron dilatar para después de la elección, salvo por la designación de sus ministros de Economía.
Fue precisamente Gabriel Oddone uno de los dirigentes que permaneció hasta última hora en el hotel NH Columbia hasta la partida de Orsi rumbo a su casa en Salinas. Junto a él estaba el exprosecretario de la Presidencia de la República, Diego Cánepa, quien desde hace meses suena fuerte como eventual canciller, aunque el exjerarca ha alejado esas versiones por estar impedido de hacer política en sus cargos internacionales.
Orsi supo que el 1° de marzo se pondrá la banda presidencial en el mismo sexto piso del NH Columbia en que José Mujica supo hace 15 años que iba a tomar la posta de Tabaré Vázquez. Las dos fueron noches lluviosas, pero el chaparrón que cayó sobre el victorioso Mujica en 2009 se aguantó este domingo hasta bastante entrada la noche. Y el presidente electo pudo celebrar: “Y a pesar de la lluvia, está aclarando el horizonte”.
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