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La reunión estuvo centralizada en discutir sobre alternativas para detener la guerra en Ucrania y proteger el aspecto humanitario
El Papa Francisco recibió en el Vaticano al primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, en lo que fue la primera bilateral de alto nivel que mantuvo el pontífice argentino con autoridades de Kiev desde el inicio de la guerra en febrero de 2022.
Francisco y Shmyhal se reunieron en la Biblioteca Privada del Palacio Apostólico, ocasión en la que el pontífice le regaló una escultura con la leyenda "La paz es una flor frágil" y Shmyhal retribuyó con un libro de fotos sobre la guerra, una jarra de cerámica que sobrevivió a un bombardeo y espigas de grano de su país.
Tras la reunión, la oficina de Prensa de la Santa Sede informó que, además del encuentro con el Sumo Pontífice, Shmyhal se reunió con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, y con el jefe de la diplomacia papal, Paul Richard Gallagher.
"Durante las cordiales conversaciones mantenidas en la Secretaría de Estado, se destacaron los diversos temas relacionados con la guerra de Ucrania, prestando especial atención al aspecto humanitario y a los esfuerzos de consolidación de la paz", señaló la Santa Sede.
"Hablamos de la fórmula de paz del presidente Zelensky, pero discutiendo más detalladamente los pasos que podría dar el Vaticano, ayudándonos a llegar a la realización de todos los puntos. Pedí la participación y asistencia de los cardenales y de su Santidad para el retorno de los niños huérfanos que fueron deportados a Rusia y, además, invité a su Santidad a visitar en persona Ucrania”, contó Shymhal, en una conferencia de prensa que concedió después del encuentro en la sede de la Asociación de la Prensa Extranjera, en la que no dio más detalles.
El día anterior el encuentro con Francisco, el premier ucraniano había participado en una conferencia bilateral con Italia sobre la reconstrucción de su país, iniciativa que la comunidad internacional estima que tendrá un costo no menor a los US$452.932 millones.
Shmyhal ya estuvo en el Vaticano en 2021, antes del inicio del conflicto, y su presencia es vista como un nuevo gesto del Papa en favor del fin de la guerra. De hecho, Francisco habló al menos dos veces por teléfono con el presidente ucraniano Volodímir Zelensky, mientras que no logró hacerlo con el mandatario ruso Vladimir Putin.
La bilateral con el gobierno ucraniano se dio además a horas de la partida de Francisco rumbo a Hungría para una visita de tres días en la que, como él mismo anticipó, tendrá a la guerra "en el corazón de Europa" y “a los desplazados” como ejes centrales.
Será su 41º viaje apostólico al extranjero y el segundo a la nación centroeuropea, país en el que el año pasado presidió la misa de clausura del 52º Congreso Eucarístico Internacional, recordó Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
En diálogo con periodistas, Bruni precisó que el viaje será bajo el lema "Cristo es nuestro futuro" y recordó que desde que comenzó la guerra en Ucrania, cerca de un millón de refugiados pasaron por Hungría hacia Europa, al tiempo que decenas de miles quedaron varados en la frontera noreste del país.
El vocero de la Santa Sede detalló que el programa oficial contempla seis discursos, un encuentro con migrantes y pobres, otro con niños ciegos y con discapacidades, así como reuniones con las autoridades civiles y el cuerpo diplomático, el clero y representantes de la juventud, además de un encuentro con la comunidad greco-católica.
Francisco será recibido con honores por el primer ministro nacionalista, Viktor Orbán, con quien mantiene diferencias en temas como la acogida de los migrantes y los derechos de las comunidades LGBT+.
Orbán, que dirige Hungría desde 2010, quiere promover una "civilización cristiana" y modificó la constitución para inscribir referencias a Dios y al matrimonio, que ahora está definido por la legislación del país como la unión entre un hombre y una mujer.
Orbán, de origen calvinista, emprendió una política para “recristianizar las escuelas”, que es única en Europa y que, según la información del gobierno, alcanza en la actualidad el 17% de las escuelas primarias y el 25% de las secundarias.
Estas acciones "pueden ser bien vistas por la Santa Sede", afirmó la teóloga Rita Perintfalvi. La experta, sin embargo, destacó que "es aquí precisamente donde se expresan las contradicciones del sistema" ya que “a cambio de esta ayuda financiera, el Estado espera que las iglesias locales apoyen incondicionalmente” la ideología política de Orbán.
De hecho, los religiosos húngaros no respondieron, salvo raras excepciones, al llamado del Papa a acoger a los refugiados durante la crisis migratoria de 2015. Además, "guardan silencio" en el tema de derechos LGBT+, que según la Comisión Europea y las organizaciones internacionales están siendo violados por el gobierno de Orbán.
A diferencia de la orientación del mandatario, Francisco, sin haber cuestionado los fundamentos de la doctrina católica, desarrolló desde el inicio de su pontificado un discurso de apertura hacia las orientaciones sexuales y la identidad de género.
En un documental publicado a principios de abril en la plataforma Disney+, el Papa, de 86 años, mantuvo esta postura, y a finales de enero dijo que quienes criminalizan la homosexualidad están "equivocados", afirmando que ser homosexual "no es un delito", sino un "pecado".
Con respecto a los migrantes, Francisco, que proviene de una familia italiana que emigró a Argentina, defiende la acogida sin distinciones, especialmente en Europa. En cambio, Orbán erigió cercas en las fronteras para evitar la llegada de indocumentados.
Los analistas también destacan que, en el tema de la invasión rusa, el Pontífice condenó la "guerra cruel" frente a un discurso ambiguo de Orbán. Durante su breve visita a Budapest en septiembre del año pasado, Francisco instó a los húngaros a ser "abiertos".
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