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BeIN posee los derechos en Medio Oriente y África del Norte para eventos como la Copa del Mundo FIFA 2022, la Premier League inglesa
BeIN Corp., el titular de derechos deportivos más grande del mundo, afirma que gastará menos para transmitir grandes competiciones a menos que la industria se esfuerce más para evitar que una red rival robe sus contenidos.
La compañía de televisión paga con sede en Catar sostiene que su competidora, conocida como BeoutQ, está financiada por el rival regional de Catar, Arabia Saudita, que libra una guerra diplomática y comercial contra su pequeño vecino del Golfo Pérsico. El Gobierno saudita niega tener vínculos con BeoutQ.
Los ejecutivos de BeIN dijeron que el accionar de BeoutQ y otras emisoras piratas que apuntan a sus clientes en Europa, Medio Oriente y más allá torna menos rentable la transmisión de grandes eventos. BeIN ya ha concedido los derechos de televisación de La Liga española de fútbol en España a Telefónica SA y podría abstenerse de presentar una oferta por los derechos en algunos países del Medio Oriente donde ha sido más afectada por BeoutQ, dijeron los ejecutivos.
Eso podría asestar un golpe significativo a algunas de las competencias más ricas del mundo. BeIN posee los derechos en Medio Oriente y África del Norte para eventos como la Copa del Mundo FIFA 2022, la Premier League inglesa, el torneo de tenis de Wimbledon y el básquet de la NBA. Su acuerdo con la Premier League tiene un valor de US$140 millones por temporada, según Sportcal, una publicación especialista en derechos deportivos. La cifra equivale a alrededor del 10 por ciento de los ingresos estimados de la liga en el extranjero.
"Aquí se practica la piratería a nivel industrial", dijo Tom Keaveny, director general de BeIN. Keaveny agregó que BeIN reduciría sus ofertas en las próximas renovaciones de contratos y daría prioridad a los acuerdos con "los titulares de derechos que estén trabajando con nosotros de una manera mucho más proactiva" para combatir la piratería.
Presiones
La amenaza de BeIN podría estimular a las organizaciones deportivas poderosas a presionar más a los saudíes. El Gobierno de EE.UU. ha renovado la presión sobre Riad para que ponga fin a su embargo a Catar tras la muerte de Jamal Khashoggi, un conocedor del Gobierno saudí que devino crítico de su país, en el consulado saudí en Estambul el mes pasado.
Algunos organismos deportivos han pedido públicamente que los saudíes intervengan contra BeoutQ, mientras que otros han sido menos directos en sus críticas. La compañía propietaria de las carreras de Fórmula Uno se manifestó en contra del canal pirata en junio y afirmó que se tomaba la infracción de propiedad intelectual "extremadamente en serio", sin mencionar a Arabia Saudita.
Los canales de BeoutQ se distribuyen online y a través de la red de satélites Arabsat, con sede en la capital de Arabia Saudita, Riad. El nombre de BeoutQ parece ser una parodia de BeIN, con una Q para Catar (Qatar, en inglés) pegada al final.
La compañía exige por lo menos US$1.000 millones en daños y perjuicios a Arabia Saudita a través de un arbitraje internacional y ha presentado una demanda ante la Organización Mundial de Comercio.
El director de contenido deportivo de BeIN, Daniel Markham, dijo que ya había renovado algunos derechos con un 50 por ciento de descuento. "En última instancia, ¿por qué pagarían las emisoras derechos que no se pueden proteger?", agregó.
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