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Que el presidente de la Fed se incline por un discurso más cauto o mantenga la línea dura que ha llevado el organismo hasta la fecha será clave para el futuro a corto plazo de las Bolsas
Con los inversores entre la carretera y la playa, los grandes banqueros centrales del mundo se reúnen en una de las citas monetarias más famosas del mundo. Desde ayer, en Wyoming, Estados Unidos, se celebra el famoso simposio de Jackson Hole, un punto de encuentro entre autoridades monetarias, académicos e inversores que siempre arroja claridad sobre las decisiones sobre los tipos de interés y otros estímulos.
Y, en medio de la gran incertidumbre que vive el mundo a día de hoy, con la inflación disparada y el crecimiento en jaque por los efectos de la guerra de Rusia en Ucrania, esta reunión se ha vuelto más importante que nunca. Prácticamente todas las grandes instituciones han abandonado ya su guía al mercado sobre los movimientos futuros, por lo que los inversores atienden a este simposio, celebrado por primera vez en dos años de forma presencial, tratando de encontrar cualquier pista que pueda ayudarles a posicionarse ante lo que está por venir.
Todos los ojos están fijados en el discurso que dará hoy Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, y en si apunta a repetir una nueva subida de 75 puntos básicos en septiembre o da pistas sobre un posible freno.
En Estados Unidos, la inflación podría haber tocado techo y, aunque sigue extremadamente elevada, bajó en julio más de lo esperado, por lo que la Fed podría optar por levantar el pie del acelerador. Tras acometer dos subidas consecutivas de tipos de 75 puntos básicos, un movimiento considerado la bomba atómica del endurecimiento monetario, en la cumbre clave de septiembre, podría protagonizar el primer viraje cauto desde junio del pasado año, reduciendo el ritmo a una subida de 50 puntos básicos.
"Se espera que los comentarios de Powell tranquilicen al mercado sobre el compromiso de la Fed de frenar la inflación, pero conservando la flexibilidad para ajustarse en consecuencia según lo permitan los datos", anticipa Jack Janasiewicz, estratega de Natixis IM Solutions.
Bolsas
Que el presidente de la Fed se incline por un discurso más cauto o mantenga la línea dura que ha llevado el organismo hasta la fecha será clave para el futuro a corto plazo de las Bolsas. Las acciones han rebotado en los últimos dos meses con fuerza desde los mínimos del año de junio, pero la subida ha flaqueado en las últimas jornadas al calor de la incertidumbre y necesita un nuevo empujón para encontrar continuidad.
Un Powell duro podría poner punto y final a las compras al menos hasta la publicación de nuevos datos macroeconómicos que refrenden la teoría de que la inflación ha tocado techo y dé más argumentos a la Fed para frenar.
Pero incluso aunque la autoridad monetaria estadounidense levante el pie del acelerador, Powell podría hacer que esa acción no fuera todo lo positivo que los mercados han anticipado en las últimas semanas. Con la inflación todavía por encima del 8%, más de cuatro veces por encima del objetivo de la institución, parece difícil que se vean recortes del precio del dinero en 2023 como descuentan los futuros sobre los fondos federales.
"Powell probablemente apunte a un mensaje de que subirán los tipos más lento, pero los dejarán altos durante más tiempo", asegura Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac.
Economía
Para la economía global, la cumbre de Jackson Hole también se muestra clave, especialmente porque el ritmo que marca la Fed afecta al resto de regiones. La aceleración en la subida de tipos en Estados Unidos, por ejemplo, ha llevado a una depreciación del euro de alrededor del 6%, según los cálculos del Banco Central Europeo, un descenso que supone importar todavía más inflación.
Pero para la economía el frenazo o la continuidad en el mensaje de Powell no es tan determinante como en los mercados. Aunque los datos macro en Estados Unidos apuntan a un debilitamiento y el país ha entrado en recesión técnica, los efectos de la subida de tipos no se verán hasta más adelante y ganar la batalla definitivamente a la inflación puede ser ahora más relevante, especialmente tras los traspiés del pasado.
"Cabe esperar una muestra de determinación junto con cierta modestia ante el sorprendente aumento de la inflación", señala Laurent Benaroche, Gestor de Edmond de Rothschild. Es decir, tras haberse equivocado tanto en los pronósticos sobre el crecimiento de los precios, la Fed podría querer esperar a tener más datos positivos antes de confirmar su nuevo ritmo.
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