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Katalin Novak, la primera mujer en ocupar un alto cargo en Hungría, anunció su dimisión en un discurso televisado este sábado
La primera presidenta de Hungría dimitió después de que el polémico indulto que concedió en un caso de pederastia amenazara con manchar al primer ministro Viktor Orban meses antes de las elecciones locales y europeas.
Katalin Novak, la primera mujer en ocupar un alto cargo en Hungría después de que Orban la eligiera para el cargo, en gran parte ceremonial, en 2022, anunció su dimisión en un discurso televisado el sábado.Se disculpó por su indulto, diciendo que había sido un error.
"Como húngara, espero que el Presidente no cometa errores o, si los comete, que dé la cara ante quienes tiene que rendir cuentas y asuma su responsabilidad", declaró Novak.
Su rápida dimisión, poco más de una semana después de que surgieran las primeras informaciones sobre su clemencia, puede limitar el daño político a Orban de cara a las elecciones al Parlamento Europeo y municipales que Hungría tiene previsto celebrar simultáneamente en junio.
El partido Fidesz de Orban es, con diferencia, la formación política más popular de Hungría y el primer ministro nacionalista mantiene un férreo control del poder. Pero el partido gobernante ha empezado a calibrar el impacto del escándalo en la opinión pública antes de las votaciones, en las que Orban se prepara para hacerse con el control de los últimos bastiones de la oposición, como Budapest, y mostrarse fuerte como uno de los líderes del resurgente movimiento de extrema derecha europeo.
Judit Varga, ex ministra de Justicia de Orban que había certificado el indulto de Novak, también dijo el sábado que dejaría de encabezar la lista del partido Fidesz para las elecciones al Parlamento Europeo, en otra señal de que el primer ministro estaba actuando con rapidez para frenar cualquier hemorragia política.
El año pasado, Novak indultó al subdirector de un hogar infantil que había coaccionado a niños para que retiraran los testimonios contra su jefe, que había abusado sexualmente de ellos. La noticia del indulto se conoció a principios de febrero y causó un furor inmediato, provocando peticiones de la oposición para que Novak dimitiera y provocando la dimisión de algunos asesores presidenciales.
El indulto empañó la imagen de Novak y del gobierno de Orban como defensores de los valores familiares. Para limitar los daños políticos, Orban presentó el jueves una enmienda constitucional que prohibiría al presidente conceder indultos por delitos contra menores.
Novak, de 46 años y madre de tres hijos, canalizó su doble papel de ama de casa y presidenta, publicando regularmente fotos en las redes sociales en las que aparecía horneando o limpiando cristales mientras hacía malabarismos con las obligaciones de presidenta. Anteriormente fue ministra de Política Familiar.
Como Jefa de Estado, siguió el modelo de sus predecesores desde que Orban volvió al poder en 2010, oponiéndose en contadas ocasiones a las controvertidas políticas del primer ministro de tendencia autoritaria, que han incluido la represión de los derechos Lgbtq y la creación de una nueva institución destinada a frenar la influencia extranjera en Hungría.
Novak demostró ser una aliada útil para Orban, que a veces la utilizó para sus contactos con dirigentes. Como amiga de la Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni, antes de que ambos llegaran al poder, Novak ayudó a los dos primeros ministros a entablar una relación que resultó fundamental a principios de este mes para convencer al líder húngaro de que levantara su veto a una ayuda de US$53.916 millones de la UE a Ucrania.
A pesar de su lealtad a Orban -llevaba pendientes con las iniciales de Orban antes de ser Presidenta-, hizo algunos esfuerzos por elaborar una política exterior más conciliadora, también con Ucrania. Los ministros de Orban desbarataron rápidamente ese intento tras su reunión con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, el año pasado, diciendo que ella no tenía ninguna función política.
Novak ya ha concedido indultos polémicos en el pasado, como en vísperas de la visita del Papa Francisco a Budapest el año pasado, cuando concedió clemencia a un activista de extrema derecha condenado por terrorismo.
No es la primera presidenta que se ve envuelta en un escándalo. Pal Schmitt, ex campeón olímpico de esgrima al que Orban eligió para el cargo en 2010, dimitió tras dos años en el cargo después de que se revelara que había plagiado su tesis doctoral.
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