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Es la primera vez en la historia de Israel que un primer ministro en funciones se defenderá en un tribunal por su propio caso
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, subió al estrado de testigos por primera vez en un juicio por corrupción en el que está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza, un caso que ha causado estragos en la vida política del país durante casi una década.
Su testimonio está programado tres veces por semana, seis horas al día, durante varias semanas, lo que significa que mientras Israel libra una guerra en Gaza, bombardea sitios militares en Siria y participa en un alto el fuego en el Líbano, su líder estará en el estrado de testigos en Tel Aviv.
Es la primera vez en la historia de Israel que un primer ministro en funciones se defenderá en un tribunal por su propio caso. Netanyahu y su equipo intentaron en repetidas ocasiones retrasar las sesiones, mientras que los opositores solicitaron a la Corte Suprema que se lo declare "temporalmente incompetente" para dirigir los asuntos del país durante el testimonio.
Ambos esfuerzos fracasaron, pero simbolizan la intensa división en torno a los casos,de una manera no muy diferente a cómo los procesos contra el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dividieron a los estadounidenses.
Netanyahu, de 75 años, y sus partidarios consideran que los casos son un esfuerzo descarado del establishment liberal por apartarlo de la vida política, algo que no ha logrado hacer a través del proceso electoral. Es el primer ministro que más tiempo lleva en el cargo en el país.
“He leído los materiales y estoy asombrado por la magnitud del absurdo”, dijo Netanyahu en el tribunal el martes. “Diré la verdad tal como la recuerdo. Quiero hablar y espero que no nos molesten. Sigo pensando que es posible hacer la guerra y la paz y también un juicio”.
Netanyahu será interrogado por su equipo de defensa y por los abogados de otros tres acusados en los primeros días, antes de ser interrogado por la fiscalía.
Si es declarado culpable, los cargos contra Netanyahu conllevan una pena de prisión, aunque no está claro si irá o no a prisión como primer ministro debido a la naturaleza sin precedentes del caso. Probablemente tendría que dimitir para que eso sucediera.
Debido a la situación de seguridad en tiempos de guerra, el juicio se trasladó de Jerusalén a un tribunal en Tel Aviv que cuenta con una sala subterránea de máxima seguridad.
En una conferencia de prensa el lunes por la noche, Netanyahu negó que haya intentado evitar su testimonio. “Llevo ocho años esperando este día”, dijo, “para finalmente hacer estallar las acusaciones delirantes e infundadas y exponer un método de caza brutal”.
Los procesos contra Netanyahu han tenido un gran impacto en la vida política de Israel,ya que los líderes de partidos de centro e izquierda se han negado a sumarse a un gobierno dirigido por él en los últimos años.
Como resultado, el primer ministro incorporó a la extrema derecha a su coalición después de las elecciones de hace dos años, convirtiéndola en el gobierno religioso más derechista de la historia del país.
El enojo contra el sistema judicial llevó a su gobierno a promover una reforma del sistema legal para debilitar a los tribunales, lo que provocó meses de manifestaciones callejeras masivas. Esas divisiones, sostienen algunos, dieron a los enemigos de Israel, incluida la milicia Hamás en Gaza, la sensación de que el país era débil y estaba listo para ser atacado.
La investigación contra Netanyahu comenzó en 2016. Fue acusado hace cinco años en tres casos diferentes que involucraban a propietarios de grandes medios de comunicación: Shaul Elovich, ex accionista mayoritario de Bezeq, su esposa Iris y Arnon Mozes, editor y principal accionista del poderoso medio de comunicación israelí Yedioth Aharonoth.
En el caso de Elovich, conocido como 4000, Netanyahu está acusado de intentar ajustar la regulación para beneficiar a su empresa. La fiscalía ha dicho que los beneficios ascendieron a 1.800 millones de shekels (US$500 millones) para Elovich. A cambio, el primer ministro buscó una cobertura favorable para él y su familia en el sitio web de noticias Walla, entonces propiedad de Bezeq.
En referencia a este caso, Netanyahu no negó haber firmado un documento relevante, pero se quejó de que su equipo no lo explicó adecuadamente. Sus intentos de conseguir que sus partidarios invirtieran en los medios israelíes eran parte de sus esfuerzos por salvar la democracia israelí, dijo.
En el caso 2000, Netanyahu está acusado de ofrecer a Mozes, el editor del periódico, aprobar una ley que limitaba la distribución de un importante competidor a cambio de una cobertura positiva. La ley nunca logró una mayoría en el parlamento. Netanyahu ha negado rotundamente ambas acusaciones, al igual que Elovich y Mozes.
En el tercer caso, el de 1000, Netanyahu está acusado de recibir regalos del productor de Hollywood Arnon Milchan y del empresario James Packer, entre los que había puros y cajas de champán rosado. A cambio, según los cargos, Milchan pidió ayuda para extender su visa estadounidense y cambiar las leyes fiscales en su beneficio, algo que él niega.
El monto de los regalos ascendió a unos 700.000 shekels (US$200.000). Netanyahu ha rechazado las acusaciones y ha afirmado que los regalos fueron gestos de amigos, no un quid pro quo.
“Trabajo todo el día, no tengo tiempo libre”, dijo en el tribunal. “A veces peco con un puro que ni siquiera puedo fumar tranquilo porque me interrumpen constantemente. Nunca bebo alcohol, simplemente no me gusta. No es una vida de verdad”.
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