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Continúan las manifestaciones en Reino Unido
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Los disturbios han llevado a India, Australia, Nigeria y otros países a advertir a sus ciudadanos que mantengan un estado de alerta
El Gobierno británico ha aumentado su capacidad penitenciaria para ayudar a atajar los violentos disturbios antiinmigrantes de una semana de duración que han llevado a un número creciente de países a advertir a sus ciudadanos sobre los peligros de viajar a Reino Unido.
Los disturbios han estallado en varias ciudades tras el asesinato de tres chicas en un evento temático de Taylor Swift en Southport, ciudad costera del norte de Inglaterra, después de que mensajes falsos en las redes sociales identificaran erróneamente al presunto asesino como una persona inmigrante islamista.
El departamento de Justicia, que se está viendo obligado a poner en libertad anticipada a algunos presos a medida que lucha contra una crisis de superpoblación carcelaria, dijo que se habían asegurado casi 600 plazas en prisión para alojar a los implicados en actos violentos. Hasta ahora han sido detenidas cerca de 400 personas.
"Mi mensaje a cualquiera que decida participar en esta violencia y matonismo es sencillo: la policía, los tribunales y las prisiones están preparados y os enfrentaréis a las consecuencias de vuestros atroces actos", dijo la secretaria de Justicia, Shabana Mahmood.
Los disturbios han llevado a India, Australia, Nigeria y otros países a advertir a sus ciudadanos que se mantengan alerta. Riva Peacock, de 22 años, trabajadora del comercio minorista en Liverpool, donde los alborotadores se enfrentaron a la policía durante el fin de semana, dijo que la violencia era espantosa.
"Hay mucha gente que culpa a los inmigrantes del estado de este país", dijo a Reuters. "Es una verdadera vergüenza que algunas de las personas más vulnerables de nuestra sociedad hayan sido utilizadas como chivo expiatorio de estos problemas".
El primer ministro, Keir Starmer, ha prometido un ajuste de cuentas a quienes han atacado mezquitas y hoteles que acogen a personas migrantes, han lanzado ladrillos a la policía y a los "contramanifestantes" y han saqueado tiendas y quemado coches.
El martes, la policía acusó a un hombre de 28 años de incitar al odio racial por unas publicaciones en Facebook relacionadas con los disturbios. Un joven de 14 años se declaró culpable de desórdenes violentos.
El lunes por la noche estallaron los disturbios en Plymouth, en el sur de Inglaterra, y de nuevo en Belfast, en Irlanda del Norte, donde cientos de alborotadores arrojaron cócteles molotov y mampostería pesada contra los agentes e incendiaron un Land Rover de la policía.
Según un mensaje publicado en internet, los centros de inmigración y los bufetes de abogados que ayudan a las personas migrantes serían blanco de ataques el miércoles.
En el primer brote de violencia generalizada en Reino Unido desde hace 13 años, cientos de hombres, algunas mujeres y niños han atacado hoteles que alojan a solicitantes de asilo procedentes de África y Oriente Próximo, coreando "que se vayan" y "paren los barcos", en referencia a los solicitantes de asilo que llegan al sur de Inglaterra en pequeñas lanchas neumáticas.
También han lanzado piedras contra mezquitas, vídeos no verificados en internet han mostrado palizas a algunas minorías étnicas y un hombre fotografiado el viernes en una protesta en Sunderland llevaba una esvástica tatuada en la espalda.
En Birmingham, la segunda ciudad más grande de Reino Unido, los vídeos difundidos en internet el lunes por la noche mostraban a un grupo de hombres asiáticos reunidos con banderas palestinas, después de que se informara de que manifestantes antimigrantes podrían atacar la zona. Los reporteros que se encontraban en el lugar de los hechos afirmaron que fueron recibidos con hostilidad y en los vídeos aparecía un hombre blanco siendo agredido en un pub.
La perspectiva de enfrentamientos entre blancos y grupos étnicos minoritarios reavivó el recuerdo de los disturbios raciales que estallaron en Oldham y otras ciudades del norte de Inglaterra en 2001, que un informe oficial atribuyó posteriormente a la falta de cohesión social entre dos comunidades que vivían vidas paralelas.
El Gobierno ha dicho que los disturbios de los últimos días no fueron una respuesta proporcionada a la preocupación por la inmigración, sino violencia azuzada por agitadores de extrema derecha y apoyada por hinchas de fútbol y jóvenes.
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