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El gobierno francés prendió una chispa la semana pasada al aprobar en el Congreso el llamado Google Tax o Impuesto GAFA (por las primeras letras de Google, Apple, Facebook y Amazon).
Ayer y hoy en las cercanías de Chantilly, Francia se reúnen los ministros de finanzas del G7 en el que será una de los encuentros más polémicos de los últimos años. El gobierno francés prendió una chispa la semana pasada que ha evolucionado en un incendio al aprobar en el Congreso el llamado Google Tax o Impuesto GAFA (por las primeras letras de Google, Apple, Facebook y Amazon). La aplicación de este impuesto y el anuncio de Facebook de lanzar una moneda llamada libra concentraron las discusiones de ayer.
Acá 5 preguntas y respuestas para entender el conflicto:
1. ¿Cómo funciona el Google tax?
Los franceses empezarán a cobrar ya en 2019 este nuevo tributo que le exige a las grandes tecnológicas entregar al Estado el 3% de sus ventas en ese país. Se aplica a empresas tecnológicas que facturen más de 750 millones de euros globales al año y, al menos, 25 millones de euros en Francia. Con este criterio el tributo afectaría no solo a las grandes tecnológicas, sino también a Uber y Airbnb y a otra treintena de compañías multinacionales, incluida una francesa Criteo.
El Ejecutivo galo espera recaudar por esta vía unos 400 millones de euros este año y 650 millones en 2020 - cuando se aplique durante todo el ejercicio.
España ya tiene una legislación similar en el Congreso, el gobierno británico se comprometió a mandar una propuesta legislativa en octubre, entre otros.
Algunos de estos países no están dispuestos a esperar que madure un eventual impuesto que desde hace un par de años se negocia al interior de la OECD. Pero es poco probable que sea algo rápido….se había puesto como plazo fines de 2020. Los negociadores son 130 países pero ni siquiera al interior de la Unión Europea lograron un reciente acuerdo porque fue bloqueado por Irlanda y los países nórdicos en el seno de la UE. Recordemos que en Irlanda se han instalado para sus operaciones financieras algunas de estas empresas, como Google.
2. ¿Por qué los países que han avanzado en este tema lo consideran necesario?
El punto de quienes defienden esto es que Facebook y sus similares explotan un vacío en la legislación tributaria global. Los gigantes de la tecnología pueden abrir sus oficinas centrales en países de bajos impuestos, donde declaran la mayoría de sus ganancias, reduciendo así su total pagado en impuestos. Según un estudio reciente de la Comisión Europea, las empresas tecnológicas pagan un tipo de 9,5%, mientras que las compañías tradicionales un 23 %.
3. ¿Cómo reaccionó Estados Unidos?
Francia tiene una misión más concreta. Trump -en su estilo-, tras saber de la aprobación del impuesto en el Parlamento abrió una llamada sección 301, que no es otra cosa que una investigación con miras a tomar represalias comerciales si se considera que las empresas norteamericanas han sido afectadas. Y es bien serio el asunto, ya que fue con este mismo formulario que atacó a China por el robo de propiedad intelectual. La investigación se prolongará durante cerca de un año. Si se determina que el impuesto tiene un impacto negativo para las empresas estadounidenses, se activará el mecanismo de negociación entre ambos países al objeto de compensar por las empresas afectadas.
Si este fracasa, EE UU baraja imponer aranceles sobre el vino o los automóviles franceses.
4. ¿A qué acuerdo se llegó ayer en la reunión bilateral del ministro de finanzas francés Bruno Le Maire y su contraparte norteamericana, Steven Mnuchin en Chantilly?
Francia habría dicho que seguirá a adelante hasta que haya un consenso mundial y ahí reemplazará la tasa actual.
5.¿Cuál es el tema de fondo?
El tema de fondo es bien importante y es de interés de todos los países, incluido el nuestro donde la reforma tributaria también contempla un impuesto digital.
Lo que revela este choque impositivo entre Estados Unidos y Francia es que el sistema de impuestos global no ha ido a la misma velocidad que el desarrollo globalizado de las empresas y de la tecnología. Los países no han sido capaces de ponerse de acuerdo un tributo a los grandes jugadores de internet. Llevan años negociando, pero no ha funcionado. Y eso hace pensar que desarrollos como las criptomonedas o la moneda que lanzará próximamente Facebook (que llamó provocativamente la libra) van a ser fuente de conflicto regulatorio internacional en los años que vienen. Que una empresa privada tenga soberanía monetaria irrita a los gobiernos, pero no los ha movilizado al punto de ponerse de acuerdo en las normas para regular estos fenómenos.
Por otra parte, y quizás igual de importante, es encontrar equilibrios que permitan a empresas que son disruptivas en lo tecnológico desarrollarse sin ser anuladas tributariamente. Las GAFA irritan por el poder que tienen hoy -especialmente sobre nuestros datos personales- pero han sido fuente de desarrollo y calidad de vida. Más que enfocarse en las grandes que están, hay que cuidar que las emergentes no se ahoguen. Un Cornershop, por ejemplo que chocó con las restricciones de libre competencia en México.
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