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Estos valores representan algunas de las compañías más importantes del mercado y suelen tener desempeños mejores a los del resto de las emisoras
En los mercados financieros existen distintos tipos de activos en los cuales es posible invertir. Por mencionar tenemos a las divisas, los commodities (o materias primas), la deuda, los derivados, las acciones y las criptodivisas. En ellas existen clasificaciones internas que se ajustan a distintos perfiles.
En el caso de las acciones, que con la deuda integran las inversiones más tradicionales, existen varios tipos entre los cuales escoger. Unas son más adecuadas que otras para los inversionistas, según el riesgo que ellos se permitan. Para quienes quieren seguridad o riesgo bajo destacan las firmas blue chips.
De acuerdo con BBVA, las blue chips pueden definirse como aquellas sociedades con valores bursátiles estables y que poseen un alto nivel de liquidez. Son inversiones que representan a las principales compañías en el mercado, un factor que les aporta menor riesgo, además de una baja volatilidad.
Blue chips viene de las fichas azules de los casinos, que en los juegos representan los máximos valores. Estas firmas suelen tener mejor desempeño que otras en las épocas difíciles para los mercados, como en crisis económicas, y en el largo plazo presentan mejores evoluciones en sus resultados.
Otra característica positiva de estas compañías es que gracias a que sus números son estables y crecen de forma constante y predecible, no requieren (al menos no es lo más común) de ampliaciones de capital que podrían diluir el precio de las acciones. Esto beneficia a inversionistas de largo plazo.
Todas las fuentes de información le atribuyen el término a Oliver Gingold, quien fue trabajador de la Dow Jones & Company. Gingold habría utilizado esta metáfora en la década de 1920 por primera vez después de observar compras progresivas por precios elevados en una futura Merrill Lynch.
No hay un consenso establecido sobre qué empresas pueden considerarse blue chips. Algunos afirman que entre ellas se hallan las compañías más famosas, cuyas acciones fluctúan poco y sus ganancias son más homogéneas. Sus características despiertan un rechazo en inversionistas más agresivos.
Sin embargo, la característica especial de las blue chips: una elevada liquidez, da oportunidad de comprarlas y venderlas fácilmente. Los más conservadores ven en su liquidez y estabilidad el atractivo para construir carteras de inversión de largo plazo, principalmente con una idea patrimonial.
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