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Esto ha llevado a contemplar declaraciones de emergencia climática y afectación en la cartea de bonos corporativos, según el BCE
En Europa, los problemas energéticos aumentan y se prevén nuevas temperaturas récord en el Reino Unido, mientras que otros países como Alemania, Italia y Francia han comenzado a registrar nuevos niveles. Esto ha llevado a contemplar declaraciones de emergencia climática y afectación en la cartea de bonos corporativos, según el Banco Central Europeo (BCE).
De hecho, la temperatura en el aeropuerto londinense de Heathrow alcanzó los 40,2 °C alrededor de las 12:50 p.m., según un registro provisional publicada por la Oficina Meteorológica del Reino Unido. Las temperaturas en Inglaterra están batiendo el récord anterior de 38,7 °C establecido en el Jardín Botánico de Cambridge en 2019.
El calor abrasador en el Reino Unido ha interrumpido los viajes en tren, ya que el clima normalmente templado del país no está preparado para lidiar con temperaturas extremas. A medida que el uso de combustibles fósiles siga calentando el planeta, este tipo de calor será cada vez más habitual.
“Esta es la tendencia que estamos viendo: se están rompiendo récords de temperatura”, dijo Eunice Lo, investigadora asociada sénior de la Universidad de Bristol. “Esperamos que se rompan más en el futuro debido al cambio climático”.
El día más caluroso del país sigue a la noche más cálida. La Oficina Meteorológica informó previamente que el Reino Unido registró la temperatura nocturna más alta de la historia, cuando los termómetros no bajaron de los 25 °C en algunos lugares. Eso superó el récord anterior de 23,9 °C, registrado en Brighton el 3 de agosto de 1990.
De hecho, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio reveló cómo se ve la temperatura de la tierra desde una visión satelital, donde se destacan las altas temperaturas de Europa Occidental y África, mientras que ciertas corrientes de menor calor se observan en Europa Oriental.
Por su parte, Italia declaró el estado de emergencia en cinco regiones del norte y centro devastadas por una sequía reciente, ya que una severa ola de calor afecta la agricultura y amenaza el suministro de energía.
Las altas temperaturas y las condiciones excepcionalmente secas han llevado los niveles de agua en el Po, el río más grande del país, a su nivel más bajo en 70 años.
Incluso en medio de un verano históricamente árido en toda Europa, destaca la situación en el valle del Po. Meses sin lluvia y una detención antes de lo habitual en los flujos de la nieve derretida en los Alpes han hecho visibles grandes franjas del lecho del río, tanto así que un vehículo militar alemán de la Segunda Guerra Mundial resurgió recientemente.
La energía hidroeléctrica, que suele abastecer 15% de las necesidades del país, ha disminuido 50% en lo que va del año, mientras que las aguas del mar Adriático han invadido sin precedentes el delta del Po, amenazando la agricultura y el suministro de agua potable. Las ciudades del norte de Italia ya están racionando el agua.
El calor abrasador y las condiciones excepcionalmente secas han afectado la producción de maíz y girasol y han obligado a los productores de arroz a reducir las siembras, según la unidad de Supervisión de Recursos Agrícolas de la UE. La producción de trigo duro, el grano básico utilizado para hacer pasta, caerá por debajo de su promedio de cinco años, dijo en un informe de junio.
Las condiciones extremas han llevado a una disminución estimada de 30% en las cosechas estacionales, incluidas la cebada, los cereales y el arroz en la región, según el grupo agrícola Coldiretti, que estima el costo total de la sequía para la agricultura en 3.000 millones de euros (US$3.100 millones).
El Banco Central Europeo planea reorganizar su cartera de bonos corporativos para favorecer a los emisores que contaminan menos, lo que marca su cambio más significativo hasta ahora para incorporar consideraciones ambientales en la política monetaria.
El BCE reinvertirá “las importantes amortizaciones esperadas en los próximos años” de una manera que penalizará a las empresas con una gran huella de carbono, según un comunicado emitido el lunes. El nuevo plan afectará a unos 30.000 millones de euros (US$31.300 millones) en reinversiones cada año, o alrededor de 10% de la cartera corporativa del BCE, dijo Isabel Schnabel, miembro de la Junta Ejecutiva.
El BCE está ajustando una piedra angular de su set de herramientas en medio de una creciente sensación de ansiedad de que se está acabando el tiempo para abordar la amenaza que representa el calentamiento global. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas ha estimado que el planeta podría estar rumbo a aumentos de temperatura que podrían ser el doble del límite establecido en el acuerdo climático de París.
Mientras tanto, el BCE se ha enfrentado a repetidas críticas de activistas medioambientales, que señalan sus participaciones en empresas con grandes emisiones de carbono, como Shell Plc, Eni SpA, y TotalEnergies SE.
Al mismo tiempo, existe un debate sobre hasta qué punto conviene redefinir la política monetaria para sumarse a la lucha contra el cambio climático. En su comunicado del lunes, el BCE dijo que el volumen de compras de bonos corporativos “seguirá determinado únicamente por consideraciones de política monetaria y su papel en el logro del objetivo de inflación del BCE”.
“Queremos dar a todas esas empresas un incentivo para que se vuelvan más ecológicas y, por lo tanto, asegurarnos de que, con el tiempo, sigan formando parte de estas carteras”, dijo Schnabel a los periodistas. Agregó que “las consideraciones sobre el cambio climático no pueden interponerse en el camino de nuestras necesidades de política monetaria, por lo que existe una jerarquía clara”, dijo.
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