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Macron quiere que la Unión Europea lance un fondo de inversión de emergencia dotado de cientos de miles de millones de euros
Nos estamos aventurando en lo impensable", advierte Emmanuel Macron, inclinándose ha cia delante en su mesa del Palacio del Elíseo en París. Hasta ahora, el presidente francés siempre había tenido un gran plan para el futuro. Tras ganar por sorpresa las elecciones en 2017, Macron anunció un aluvión de ambiciosas propuestas para reformar la UE que dejó perplejos a sus socios europeos. Y su Gobierno ha aprobado muchas leyes para modernizar Francia.
Pero la pandemia del coronavirus ha hecho que incluso a Macron le resulte difícil encontrar soluciones a una crisis sanitaria global que ya ha acabado con la vida de casi 140.000 personas, y para salvar a las economías francesa y mundial de una depresión comparable a la de 1929. "Todos afrontamos la profunda necesidad de inventar algo nuevo, porque eso es todo lo que podemos hacer", afirma el presidente galo.
Fondo de emergencia
Aún tiene planes, por supuesto. El presidente quiere que la Unión Europea lance un fondo de inversión de emergencia dotado de cientos de miles de millones de euros con el que los miembros del Norte de Europa, que llevan semanas mostrando su oposición al plan, tendrían que ayudar a Italia y a España. Y quiere que las naciones más avanzadas ayuden a África con una moratoria inmediata de los pagos de deuda bilaterales y multilaterales.
Pero Macron no parece seguro de que sus propuestas den fruto, ni de cuándo lo harán. "No sé si estamos al principio o en el medio de esta crisis -nadie lo sabe-", señala. "Hay mucha incertidumbre, y eso debería hacernos muy humildes".
En las últimas semanas, la retórica belicista ha dado paso a una visión más reflexiva sobre la gestión de la pandemia, acompañada del reconocimiento de errores logísticos que han impedido un abastecimiento suficiente de mascarillas y test para calibrar la propagación del virus.
A diferencia de otros lideres mundiales, desde Donald Trump en EEUU a Xi Jinping en China, que intentan devolver a sus países al estado previo a la pandemia, Macron, de 42 años, ve la crisis como un acontecimiento existencial para la humanidad que cambiará la naturaleza de la globalización y la estructura del capitalismo internacional.
El presidente galo espera que la pandemia consiga unir a los países en acciones multilaterales para ayudar a los más débiles durante la crisis. También quiere aprovechar la oportunidad para hacer frente a los desastres medioambientales y las desigualdades sociales que, según él, ya amenazaban la estabilidad del orden mundial.
Sin embargo, no oculta su preocupación por el hecho de que los cierres de fronteras, la grave crisis económica y la pérdida de confianza en la democracia fortalezcan a dirigentes autoritarios y populistas, como los líderes de Hungría y Brasil.
"Hemos paralizado a la mitad del planeta para salvar vidas, no hay precedentes en nuestra historia", sostiene.
"Pero cambiará la naturaleza de la globalización, con la que hemos vivido los últimos 40 años. Llegamos a tener la impresión de que ya no había fronteras", explica. "Se cosecharon verdaderos éxitos. Dejamos atrás regímenes totalitarios, llegó la caída del muro de Berlín, y se consiguió sacar de la pobreza a cientos de millones de personas. Sin embargo, sobre todo en los últimos años, la desigualdad ha aumentado en los países desarrollados. Y quedó claro que este tipo de globalización llegaba al fin de su ciclo, que estaba debilitando la democracia", añade.
Macron reacciona indignado cuando se le pregunta si los errores cometidos en el intento de frenar la pandemia no han sacado a relucir las debilidades de las democracias occidentales y las ventajas de gobiernos autoritarios como China.
En su opinión, no hay comparación entre países donde la información circula libremente y los ciudadanos pueden criticar a sus gobiernos y aquellos donde se oculta la verdad.
Dadas estas diferencias, "respeto las decisiones que ha tomado China, pero no seamos tan ingenuos como para decir que allí se ha gestionado mejor la situación. No lo sabemos. Hay cosas que han sucedido que no sabemos", sostiene Macron.
El presidente francés insiste en que renunciar a las libertades para hacer frente a la pandemia supondría una amenaza para las democracias occidentales. "Algunos países están tomando esa decisión en Europa", dijo en una aparente alusión a Viktor Orban en Hungría. "No podemos aceptarlo. No podemos renunciar a nuestro ADN con la excusa de que estamos ante una crisis sanitaria", puntualizó.
A Macron le preocupan especialmente la UE y el euro. El presidente francés asegura que tanto la UE como la moneda única se verán amenazadas si los miembros más ricos, como Alemania y los Países Bajos, no muestran más solidaridad con los países afectados por la pandemia del sur de Europa.
Esa solidaridad debería venir en forma de ayudas financiadas por deuda mutualizada, pero los responsables políticos holandeses y alemanes rechazan la idea de que sus contribuyentes paguen la factura. Macron advierte de que si no se ayuda a los estados miembros más afectados por la pandemia, se llevará a la victoria a los populistas en Italia, España y tal vez Francia y otros países.
"Es obvio porque la gente dirá: '¿Cuál es el gran viaje que nos ofrecéis? Esta gente no os protegerá durante una crisis, ni después, no muestran solidaridad'", señala. "'No están a favor de Europa cuando se trata de compartir la carga'".
Para Macron, los países miembros más ricos de la UE tienen una responsabilidad especial en su forma de abordar esta crisis. "Es la hora de la verdad, de decidir si la Unión Europea es un proyecto político o sólo un proyecto de mercado. Yo creo que es un proyecto político... Necesitamos transferencias financieras y solidaridad, si queremos que Europa aguante", advierte.
Cuando se le pregunta por lo que ha aprendido sobre el liderazgo, Macron reconoce que es demasiado pronto para decir dónde nos llevará esta crisis. El presidente afirma tener profundas convicciones sobre su país, sobre Europa y el mundo, y sobre la libertad y la democracia, pero en última instancia las cualidades que son necesarias frente al avance implacable de los acontecimientos son la humildad y la determinación.
EL Covid-19 cambiará la mentalidad sobre el clima
El Covid-19 podría ofrecer a Macron una oportunidad para mostrar que intenta humanizar el capitalismo. En su opinión, eso incluye acabar con un mundo "hiperfinanciarizado", mayores esfuerzos para salvar el planeta del calentamiento global y reforzar la "soberanía económica" francesa y europea invirtiendo a nivel nacional en sectores como las baterías para coches eléctricos, y ahora el equipamiento médico y los fármacos, donde la UE depende en exceso de China. Se comprende, sostiene Macron, que si la gente sería capaz de hacer lo impensable para que sus economías frenen una pandemia, podrían hacer lo mismo para detener el cambio climático. La gente ha entendido "que nadie duda en tomar decisiones muy profundas y crueles cuando se trata de salvar vidas. Es lo mismo con el cambio climático", afirma. Macron asemejó el miedo a la asfixia por el Covid-19 a los efectos de la contaminación del aire: "Cuando salgamos de esta crisis, la gente no aceptará respirar aire sucio".
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