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Según las estadísticas de Canadá, tres de cada 10 adultos mayores de 85 años viven en centros geriátricos o algún tipo de hogar
Tras 16 semanas de la detección del primer caso de covid-19 en Canadá, la respuesta dada por las autoridades provinciales y federales ha hecho que el país, lejos de registrar cifras similares a las de Estados Unidos, refleje un mayor control de la crisis. La nación hoy reporta un poco más de 72.500 contagiados y 5.300 fallecidos (14 de mayo). Sin embargo, la pandemia reveló la vulnerabilidad y fragilidad en un segmento importante de la población: los adultos mayores viviendo en hogares de retiro.
Según datos entregados por la funcionaria principal de Salud Pública, Theresa Tam, 80% de las personas que han muerto por covid vivían en este tipo de residencias.
Lo ocurrido ha generado un profundo debate alrededor del presente y futuro de los hogares de retiro, donde vive 30% de la población mayor de 85 años y 8% de los canadienses mayores de 65 años. Según Statistics Canada, estos lugares albergan cerca de 536.000 personas.
Tras la aparición del virus este segmento ha sido el más afectado, al punto que en algún momento el primer ministro Justin Trudeau señaló: “le estamos fallando a nuestros padres y abuelos, a la generación que construyó este país”.
Solo en Ontario se han registrado brotes del virus en 249 de los 626 hogares de retiro que hay en esta provincia. Allí, en Niagara, región que por su posición geográfica goza de un mejor clima que buena parte del resto del país, los adultos mayores representan 21% de la población, de ahí que pese a que tan solo se han registrado un poco más 550 casos en la zona, el número de muertes es cercano a 60, llevando la tasa de mortalidad por el virus a 10% en esta parte de Canadá, que colinda con el estado de Nueva York, en Estados Unidos.
Ante esta situación el gobierno de Ontario solicitó a los hogares de retiro con brotes de covid elaborar un plan para estabilizar la propagación del virus dentro de sus instalaciones. Al mismo tiempo se creó la figura de un supervisor general que apoye y verifique sus protocolos de respuesta. “Estamos haciendo todo lo posible para fortalecer el anillo de protección alrededor de los residentes de centros geriátricos y el personal heroico de primera línea que los cuida”, señaló el premier de la provincia, Doug Ford.
Por su parte el gobierno federal anunció un paquete de ayudas por US$1.800 millones para apoyar económicamente a la población mayor. A través de este programa 6,7 millones de canadienses recibirán, entre otros beneficios, un pago único de hasta US$500 para compensar cualquier aumento en el costo de vida generado por la pandemia. “Ellos se están enfrentando gastos adicionales y necesitamos apoyarlos en este momento, mientras encontramos una solución de largo plazo”, señaló Trudeau.
Del debate que se dé por estos días, y de las acciones que se tomen para hacer frente a lo ocurrido, dependerá la viabilidad de los hogares de retiro. Esta semana una de las familias de un adulto mayor fallecido por covid, y quien residía en centro en el que se registró un brote del virus que cobró la vida de 72 de los 294 residentes, entabló una demanda formal por US$1,1 millones. Sus hijos alegan negligencia y falta de protocolos para atender la emergencia.
Un estudio realizado por el Conference Board of Canada, señaló que de aquí a 2035 el país requiere aumentar en 199.000 el número de camas disponibles en hogares de retiro. Dicha meta requeriría una inversión de US$45.000 millones.
La pandemia hace que los países ya no solo tengan el reto de continuar estructurando un modelo de retiro viable en lo económico, a través del sistema pensional, sino también seguro, desde el punto de vista habitacional.
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