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Los contactos diplomáticos y técnicos para disuadir a Washington de esta medida empezaron en abril del año pasado.
El anuncio del Gobierno de EEUU de imponer aranceles de 25% al acero y de 10% al aluminio extranjero ha puesto en guardia a gobiernos, empresas e inversores de todo el mundo. Bruselas ya ha anunciado que habrá respuesta.
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, ha confirmado que la UE está preparando represalias comerciales que incluyen conocidas marcas de motocicletas, ropa y bebidas alcohólicas. "No nos vamos a quedar de brazos cruzados cuando la industria y los empleos europeos están amenazados. La UE está preparando aranceles a la importación de productos que incluyen las Harley-Davidson, el bourbon y los Levi's", ha dicho hoy a un grupo de reporteros en Hamburgo.
Según explican fuentes comunitarias, las medidas incluyen aranceles de hasta el 25% a US$3.500 millones de dólares en exportaciones estadounidenses. Además, Bruselas estudia una limitación a la entrada de acero y aluminio a Europa y medidas legales contra EE.UU. ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Las medidas de la UE se concretarán una vez que Trump apruebe oficialmente el anuncio realizado ayer. De momento, se espera que a lo largo del fin de semana y comienzos de la semana que viene, la UE continúe los contactos diplomáticos con Washington, tanto desde Bruselas como desde otras capitales.
"Esperamos que se den cuenta de que también van a salir perjudicados y que tengan efecto disuasorio, si no lo tienen vamos a actuar de forma decisiva", explican fuentes de la Comisión.
Pero en Bruselas se ponen en el peor de los escenarios. Los contactos diplomáticos y técnicos para disuadir a Washington de esta medida empezaron en abril del año pasado, después de que EE.UU. anunciase que estaba analizando la posibilidad de imponer un arancel al acero y al aluminio amparándose en que está en riesgo la seguridad nacional.
De hecho, la Comisión Europea lleva desde entonces preparándose para esta situación y debatirá su batería de medidas en el Colegio de Comisarios del próximo miércoles, pero no va proponer ninguna represalia comercial concreta hasta que Washington dé el primer paso. En Bruselas quieren que la Administración Trump certifique el importe de esos aranceles y concrete que las empresas europeas están entre las afectadas.
Tres respuestas de Bruselas a Trump
Según explican fuentes comunitarias, una vez confirmados estos extremos, la Comisión emprenderá tres líneas de acción. La primera, aplicará sanciones comerciales a una lista de productos estadounidenses. Una tercera parte son productos relacionados con el acero, otra tercera parte son productos agrícolas y el último tercio entra en la categoría de "otros".
La segunda línea de acción trataría de amortiguar un efecto indirecto del arancel de Trump: que el acero que hasta ahora compra EE.UU. ahora inunde el mercado europeo, ya con problemas de sobrecapacidad, y acabe tumbando más los precios. Para ello Bruselas aplicará medidas de salvaguarda, autorizadas por la OMC, que permiten limitar la entrada de productos a un determinado mercado en circunstancias extraordinarias.
Por último, la UE llevará la medida inicial de EE.UU. ante la OMC, para declararla ilegal. Para ello se aliará con otros países afectados, como Canadá, Japón, Turquía o Brasil.
En este sentido, la Comisión Europea ha afirmado en un comunicado que los aranceles de Trump "intentan proteger la industria doméstica de EEUU de la competencia de las importaciones" y calificó de "débil" cualquier "justificación en aras de la seguridad nacional".
"El Secretario de Defensa de EE.UU. ha dicho públicamente que los requisitos militares de EE.UU. representan no más de 3% de la producción estadounidense y que el Departamento de Defensa puede comprar el acero y el aluminio que necesita", apunta el comunicado de la Comisión.
Aunque el impacto de la medida en sí no es suficientemente significativo como para hacer descarrilar la economía mundial, los analistas y los mercados temen que esto sea solo el comienzo de una escalada de represalias comerciales proteccionistas que, entonces sí, provoquen una fuerte ralentización de la economía mundial.
"La principal preocupación es que active medidas proteccionistas generalizadas. En primer lugar podría llevar a una escalada de represalias [...]. Segundo, independientemente de su impacto económico, si la política de Trump se considera un éxito político doméstico, puede animarle a imponer más aranceles. Y tercero, [...] otros gobiernos populistas podrían adoptar medidas similares", afirma en una nota a clientes Ben May, director de Macroeconomía Global de la firma de análisis Oxford Economics.
Faltan pocos días para saber si Trump va de farol, pero si esto no es una guerra comercial, se le parece mucho.
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