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Prepararse para el Carnaval de Río de Janeiro, cuando más de 1 millón de visitantes viajan a la "Ciudad Maravillosa" para disfrutar de fiestas continuadas, siempre es una tarea desafiante para las autoridades locales.
Pero este año, la tarea es un poco más difícil gracias al nuevo coronavirus que se expandió a unos 25 países con el epicentro del brote en Wuhan, China.
En los días previos al Carnaval, que este año se celebra del 21 al 26 de febrero, las autoridades de Río han estado montando un "plan de contingencia de la ciudad" y entrenando a trabajadores de la salud en la metrópolis de casi 7 millones de habitantes sobre cómo identificar y contener la nueva amenaza.
"Es preocupante porque hay mucha gente circulando y muchos turistas llegando al país de todas partes del mundo", dijo Patricia Guttman, una funcionaria municipal de salud, a Reuters.
Guttman dijo que la ciudad había liberado unas 120 camas de hospital que podrían usarse para supuestos pacientes de coronavirus.
Durante el Carnaval, cientos de miles de visitantes desfilan por las calles que bordean el mar en Río. En la práctica, algunas celebraciones muchas veces incluyen escasez de ropa y exceso de alcohol, lo que crea un ambiente fértil para el contagio de la enfermedad.
Hasta el momento, América del Sur no ha tenido ningún caso confirmado del virus COVID-19. Treinta y cuatro brasileños evacuados de la ciudad china de Wuhan están siendo mantenidos en cuarentena en una base militar.
El miércoles, trabajadores de salud de Río recibieron entrenamiento sobre cómo identificar a un potencial portador del virus. También practicaron cómo aplicar rápidamente máscaras faciales a potenciales pacientes, además de cómo ponerse ellos mismos trajes plásticos protectores.
Los funcionarios de la ciudad insisten en que están preparados.
"Estamos listos para el Carnaval", dijo Guttman
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