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La votación bipartidista 69-30 del martes fue un avance que ha eludido al Congreso durante años pese a que los partidos consideran la infraestructura como una prioridad
El Senado aprobó un plan de infraestructura de US$550.000 millones que representaría el mayor gasto en obras públicas de Estados Unidos en décadas y marcaría una victoria significativa para la agenda económica del presidente Joe Biden.
La votación bipartidista 69-30 del martes fue un avance que ha eludido al Congreso y a los presidentes durante años, a pesar de que ambos partidos consideran la infraestructura como una prioridad y un tema listo para un compromiso.
Sin embargo, el espíritu bipartidista cederá rápidamente, ya que el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, giró inmediatamente hacia una resolución presupuestaria partidista que conducirá a un paquete de US$3,5 billones de gasto social y aumentos de impuestos.
La aprobación del proyecto de ley de infraestructura por parte del Senado se produjo después de meses de negociaciones y días de lento debate en el Senado durante el cual los republicanos que se oponían a la legislación obligaron a los demócratas a agotar el tiempo en las mociones de procedimiento.
“Ha sido un camino largo y tortuoso, pero hemos persistido y ahora hemos llegado”, dijo Schumer antes de la votación. El gasto en la legislación “fortalecerá todas las categorías principales de la infraestructura física de nuestro país”.
El proyecto de ley aún enfrenta obstáculos en la Cámara, que está programada para estar en receso hasta el 20 de septiembre. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, bajo la presión de los progresistas que quieren que se aborden sus prioridades, ha dicho que no permitirá una votación sobre el paquete bipartidista hasta que el Senado apruebe el plan económico más amplio.
Mientras tanto, los moderados claman por que la Cámara acepte el proyecto de ley antes de eso. La Cámara también puede buscar cambios en el proyecto de ley de infraestructura.
Aún así, la votación del Senado después de meses de tensas negociaciones fue un primer paso crucial tanto para la agenda económica de Biden como para sus esperanzas más amplias de mostrar al mundo que Washington puede trabajar nuevamente para resolver grandes problemas después de una era particularmente divisiva en la política estadounidense. Si el paquete se aprueba en ambas cámaras, todos los estados sentirían los efectos.
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